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Primero, las malas noticias: el sitio web más popular en Rusia, Yandex.ru, ya no clasificará a los blogueros rusos ni clasificará las noticias más populares que se discutan en línea. Ese servicio, que en los últimos diez años, Yandex destacó en la página de presentación de su motor de búsqueda de blogs, ha pasado a mejor vida. En un anuncio publicado el viernes 18 de abril de 2014, Yandex explicó que el blog tradicional está en declive, pues los usuarios de internet pasan a redes sociales como Facebook y Vkontakte, donde puede ser difícil calcular las clasificaciones de popularidad.
Ahora, las noticias peores: la decisión de Yandex de poner fin a su sistema de calificación para blogueros fue también en respuesta a la legislación que se abre paso en el Parlamento ruso, donde los diputados de la Duma aprobaron el 18 de abril la segunda lectura de un proyecto de ley que impondría regulaciones de medios masivos a los blogueros con audiencias diarias por encima de los tres mil visitantes. De acuerdo con esta ley, diversas clases de autoexpresión serían ilegales, y cualquier sitio web con suficiente tráfico cae en un registro del gobierno.
El blogueo prohibido incluiría todo desde expresar aprobación al terrorismo al uso de obscenidades. Se supone que los sitios web revisarán cualquier dato que publiquen, haciendo probablemente la vida imposible para los innumerables blogs rusos que esparcen teorías de la conspiración y comprometedores rumores sobre los ricos y famosos de Rusia. Los blogueros también se harían responsables por cualquier perjuicio causado por sus escritos a la reputación de personas y organizaciones, lo que presagia una invasión de demandas legales de los muy litigiosos políticos de Rusia.
El proyecto final de la legislación, que se espera que la Duma apruebe la última semana de abril, es por supuesto, el último de una serie de represivas leyes de internet de Rusia. Darle a sitios web y blogs “populares” las obligaciones de grandes instituciones de noticias sin duda silenciará a muchos blogueros. Algunos cibernautas héroes, como Alexey Navalny y Pavel Durov, seguiran «diciéndole la verdad al poder” y desafiando los intentos del gobierno de controlar la internet rusa. Sin embargo, la mayoría de personas no tienen los recursos para arriesgar una demanda de difamación, y hasta el más audaz lo pensará dos veces antes de transmitir quejas que podrían ser consideradas ilegales.
Para entender lo que les espera a los blogueros rusos, evalúen unos cuantos detalles en la polémica legislación.
Enigma número uno. La sección tres, cláusula dos del artículo 10, inciso 2 (“Características de la información pública distribuida por blogueros”) dice que los blogueros afectados por la ley mantendrán el derecho de publicar con seudónimo. Sin embargo la sección cinco dice que los blogueros deben revelar su apellido, iniciales y dirección de correo electrónico. Efectivamente, esta ley prohíbe el anonimato para los blogueros populares de Rusia (a menos que no sea así, dependiendo de la cláusula que se cite).
Enigma número dos. La sección 12 dice que un bloguero puede recurrir al gobierno para ser retirado del registro estatal, si el tráfico de su sitio web cae por debajo de los tres mil visitantes diarios por tres meses consecutivos. Sin embargo, si un bloguero no recurre al gobierno, los funcionarios estatales están facultados a esperar seis meses de tráfico diario bajo. Ciertamente, incluso después de seis meses, la ley solamente afirma que tales sitios web “pueden ser retirados del registro”. No hay nada en la ley que obligue al gobierno a retirar sitios web de la lista, lo que significa que el costo de mantenimiento corre por cuenta de los blogueros individualmente.
Si este es el duro nuevo mundo que les espera a los cibernautas rusos, no es de sorprender que Yandex haya decidido descontinuar su sistema de clasificación para blogueros, lo que presumiblemente hubiera ayudado a los contralores del gobierno en su intento de identificar a los usuarios rusos más “populares” de internet. Sin embargo, puede ser que Yandex esté fijando un precedente peligroso. Luego, ¿cancelará del todo su motor de búsqueda de blogs? ¿Dejará Twitter de revelar las etiquetas que son tendencia, si de alguna manera Rusia las penaliza?
La idea de igualar a los blogueros con medios masivos sigue siendo solamente un proyecto en el legislativo, pero ya está afectando la libertad de internet en Rusia. Uno se estremece de pensar qué pasará cuando esto sea ya una ley establecida en el país.