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Activistas contra la religión y la tradición: la lucha contra la mutilación genital femenina en Gambia

Categorías: África Subsahariana, Gambia, Derechos humanos, Medios ciudadanos, Mujer y género, Religión
Anti-FGM activists marching in the Gambia. Photo released under Creative Commons by Gamtrop

Activistas en contra de la mutilación genital femenina en Gambia. Foto bajo licencia Creative Commons, propiedad de GAMCOTRAP

Aja Babung Sidibeh siguió la tradición de su familia y se convirtió en la médica encargada de la mutilación genital tras el fallecimiento de sus padres, en la isla de Janjangbureh (Gambia). No obstante, ya hace años que ha dejado de lado el bisturí y se ha sumado a la lucha en contra de esta práctica. 

«Si hubiese sabido en aquel entonces lo que sé hoy, nunca habría circuncidado a ninguna mujer», explicó en un artículo publicado en el Standard Newspaper [1] [en] el 23 de abril. «Hemos causado mucho dolor y sufrimiento a nuestras mujeres, y por eso te dije que si mis abuelos hubieran sabido lo que yo sé hoy, no habrían circuncidado a nadie. Nuestro mayor problema fue la ignorancia».

Sus afirmaciones se debieron a la declaración, semanas antes y en el mismo periódico [2] [en], de Alhaji Abdoulie Fatty, el imán de la mezquita estatal de Gambia, quien afirmaba que no había tal cosa como la mutilación genital en Gambia. «Lo que realizamos en Gambia es la circuncisión, no la mutilación genital. No mutilamos a nuestros hijos, sino que los circuncidamos, y así es nuestra religión. No mutilamos a nuestras gentes porque la mutilación genital forma parte de nuestra religión».

Más del 90% [3] [en] de la población de Gambia es musulmana, pero los clérigos islámicos están divididos respecto a la mutilación genital femenina, según un informe de Unicef [4] [en]: mientras que unos la ven como algo cultural, otros piensan que es una práctica fundamental (sunnah). No hay ley alguna [5] [eng] en el país que prohiba esta práctica.

Las afirmaciones del imán causaron que la página web What's On – Gambia preguntase a sus seguidores en Facebook [6] [en] si pensaban que la mutilación genital femenina estaba a punto de llegar a su fin.

Isatou Jobis invitó a las mujeres [7] [en] a unirse, porque todas han sufrido el dolor causado por esta práctica:

Las mujeres tenemos que unirnos y acabar con la mutilación genital femenina en Gambia. Tengan en mente que tanto quienes realizan esta práctica como las víctimas somos mujeres. ¿Cómo esperamos que los hombres entiendan el dolor que tenemos que soportar? 1. Ellos no vienen con nosotras al hospital cuando estamos a punto de dar a luz, sino que se quedan en casa bebiendo attaye [un té verde chino muy popular en los barrios pobres y en los actos sociales]. 2. No son románticos en absoluto. ¿Acaso les importa si disfrutamos durante el sexo o no? 3. Hacen todo lo que pueden para reprimirnos. NO A LA MUTILACIÓN GENITAL FEMENINA.

Mansur Sowe rebatió [8] [en] los argumentos que apoyan la idea de que la mutilación genital es una necesidad religiosa indispensable y que fomenta la higiene:

Algunos creen la mutilación genital femenina es una obligación religiosa, PERO el Corán no menciona ni la mutilación genital femenina ni la circuncisión.

2. Es higiénica, pero esta práctica puede causar infecciones urinarias y ginecológicas, tétanos, SIDA, anemias graves e incluso la muerte.

3. Es parte de nuestras costumbres y tradiciones, PERO las tradiciones deben cambiar cuando socavan los derechos humanos y ponen en peligro tanto la vida como la salud de las personas.

4. Protege la virginidad, PERO la virginidad se puede proteger sin mutilar a las mujeres.

5. Las mujeres podrán tener más bebés, PERO la mutilación genital puede impedir que una mujer tenga descendencia y causar complicaciones durante el parto e incluso la muerte del bebé y la madre. 

Según Aisha E. Suso [9] [en], si la mutilación genital femenina fuese importante, aparecería en algún verso del Corán:

No mezclen la tradición y la cultura con la religión. Las mujeres son quienes deberían escoger si practicar la mutilación genital o no. Los hombres que estan a favor de esta práctica no saben por lo que tenemos que pasar debido a nuestra cultura/tradición, o como muchos dicen… sunnah [prácticas del profeta Mahoma]. Si la mutilación genital femenina fuese tan importante para nuestra honra, quedaría reflejado de forma clara en algún verso del libro sagrado. 

Aja Babung Sidibeh, la médica antes mencionada, no está sola en la lucha contra la mutilación genital femenina, ya que cuenta con el apoyo del Comité de Gambia sobre Prácticas Tradicionales [10] [en] (GAMCOTRAP por su sigla en inglés), una de las organizaciones más importantes que lucha contra esta práctica a lo largo y ancho de todo el país. Esta organización trabaja con el objetivo de hacer conciente a la población de las tradiciones para preservar las prácticas beneficiosas y acabar con las dañinas como la mutilación genital.

Este vídeo de YouTube  [11][en], publicado el 14 de febrero de 2013 por GAMCOTRAP, hace un llamamiento para acabar con la violencia contra las mujeres en Gambia:

No obstante, todavía hay personas que apoyan esta práctica, como es el caso de Fabakary Jammeh, quien escribió [12] [en] en la página de Facebook de What's On – Gambia:

La mutilación genital femenina es saludable e islámica, y aquellas mujeres que no se someten a esta práctica pueden padecer enfermedades contagiosas. No hay base científica alguna que justifique que causa humillación. Lo que pasa es que los europeos y norteamericanos quisieron acabar con los preciosos valores de los africanos. No obstante, estos son tan fundamentales y firmes que ninguna derogación puede hacer que creamos que estas manifestaciones en contra de esta práctica se deben a diferencias generacionales y colonialismo mental.

No obstante, las experiencias personales de las verdaderas víctimas echan por tierra estos argumentos, como un comentario [13][en] que se publicó en la página web del movimiento juvenil Activista: 

Nunca habría creído que la mutilación genital femenina puede ser tan perjudicial para la salud, si una de las víctimas, no solo de esta práctica, sino también del proceso conocido como ‘sellado’, hubiese compartido su historia conmigo. La joven activista fue lo suficiente valiente como para compartir su experiencia con todos los presentes en el Consejo municipal de la ciudad de Kanifing. Algunos de sus testimonios fueron: «Me mutilaron cuando tan solo tenía tres años y me obligaron a casarme a los trece. Como fui sellada para impedir que sufriese un embarazo durante la adolescencia, el matrimonio no pudo ser consumado, y la única opción fue volver a abrir mi orificio vaginal. ¿Pueden imaginar lo que es haber imaginado durante toda tu vida que mantendrías relaciones sexuales con la persona correcta y darse cuenta de que al final lo único que sientes durante el sexo es dolor? Lo peor de todo fue el parto, puesto que quería salvar una vida, pero tampoco quería perder la mía. ¡Cuidado! Lo peor que podría pasarle a una niña es la mutilación genital. Arriba La Justicia. Abajo La Mutilación Genital Femenina