Denise Duncan, del blog Este no es el blog de Denise, narra un incidente [1] que le ocurrió en el metro, cuando enfrentó a dos muchachos miraban fijamente su pelo:
YO: Oye, sé que estás hablando de mi pelo y que hace rato que lo miras. Y no pasa nada. Lo puedes mirar, yo sé que es llamativo y entiendo que te dé curiosidad. Eso no me parece ofensivo, de hecho lo que puede ser ofensivo es que hagáis ver que no estabais hablando de mí, pero no que me miréis el pelo.
ÉL: Es que me gusta mucho.
Cuando el chico le pidió permiso para tocar su rizada cabellera, ella se negó rotundamente y luego explicó:
No soy un peluche, no soy un juguete, no llevo peluca. No insista. No soy Marge Simpson [2]. […] Soy una persona, no un personaje y no me ofende su curiosidad, me ofende que me cosifique.