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La anexión de Internet por el Kremlin

Categorías: Europa Central y del Este, Rusia, Derecho, Economía y negocios, Gobernabilidad, Libertad de expresión, Medios ciudadanos, Periodismo y medios, Política, Relaciones internacionales, Tecnología, RuNet Echo
Vladimir Putin speaks to the press at a conference in Minsk, April 29, 2014, Kremlin photo service, public domain. [1]

Vladimir Putin le habla a la prensa en una conferencia en Minsk el 29 de abril de 2014. Servicio fotográfico del Kremlin, dominio público.

Durante los últimos dos años, el gobierno ruso se ha armado hasta los dientes con poderes reguladores que hacen posible casi toda forma imaginable de censura. A mediados del año 2012, el estado ruso creó un registro federal donde pueden poner en la lista negra [2] a cualquier sitio o dominio que aloje contenido considerado perjudicial para menores. A principios de este año, el fiscal general obtuvo el derecho de agregar extrajudicialmente al registro cualquier dirección de internet que fomente el «extremismo». El 29 de abril de 2014, la Cámara Alta del Parlamento aprobó una serie de leyes «antiterroristas» [3] que expandieron aun más el poder que las autoridades tienen sobre internet. Cuando el presidente Putin firme la legislación, el micromecenazgo anónimo deberá enfrentar regulaciones más estrictas, los sitios web como Facebook y Twitter deberán guardar sus archivos de datos en suelo ruso (en donde el Kremlin podrá husmear más fácilmente) y los blogueros «populares» serán registrados y estarán sujetos a regulaciones parecidas a las de los medios masivos organizados.

La paradoja RuNet

Si hoy las autoridades quieren cerrar un sitio web o silenciar a un bloguero, el gobierno tiene varias alternativas para hacerlo. Sin embargo, por alguna razón los legisladores siguen agregando nuevos poderes de censura de Internet, como si los que existen ahora no fueran suficientes. En otras palabras, la política de Internet rusa es una especie de paradoja. El Parlamento sigue aprobando leyes que abrirían camino a fuertes medidas de censura, pero el alcance de la censura real permanece escaso.

Desde febrero, el fiscal general de Rusia ha agregado [4][ru] más de cien sitios web a la lista negra federal, incluyendo [5]a los conocidos (aunque relativamente poco visitados) portales de noticias de la oposición Grani.ru, Kasparov.ru, y EJ.ru. Además, los fiscales han bloqueado varios sitios web que pertenecen al bloguero político más destacado de Rusia, Alexey Navalny, quien está bajo arresto domiciliario en un mundo sin conexión a internet.

Sin embargo, hay varios sitios web independientes más importantes que esos tres afectados por las autoridades, y se debería analizar el fuerte ataque del Kremlin contra Navalny para entender por qué se lo ha atacado particularmente a él. Dicho eso, se puede agregar que los grupos de poder rusos no han temido levantar revuelo en internet, donde los oligarcas amigos del Kremlin han afectado a distintos medios de comunicación como Gazeta.ru [6], Lenta.ru [7], y DozhdTV [8], y obligado a emigrar [9] [en] al creador y presidente ejecutivo de la red social más grande del país. Sin embargo, estas intromisiones en la libertad en internet han sido maquinaciones privadas y lo que intervino en contra de los alborotadores independientes fueron accionistas entrometidos, despidos laborales y llamadas telefónicas privadas.

Aun así, aunque controlar los medios rusos con presiones tradicionales aparentemente funcione, a finales de abril los legisladores dirigieron su interés a otra serie de regulaciones. Las nuevas propuestas, todavía en etapa de desarrollo, le otorgaría drásticos poderes al estado, incluso comparados con los del reciente paquete «antiterrorista».

El Kremlin no ha terminado

La primera sugerencia es del senador Maksim Kavdzharadze, cuya idea es que Rusia instaure su propia internet separada [10][ru] de la de Estados Unidos y Europa. Kavdzharadze, mencionando asuntos de seguridad sobre la vigilancia occidental, advirtió que «todos [en Rusia] se han unido a las redes sociales, en las que dicen dónde han estado y adónde van a ir». La propuesta de Kavdzharadze ha atraído atención especial no tanto por lo descabellado de su idea sino por cómo sugiere que se llame la internet rusa: «Cheburashka», nombre de un querido personaje soviético de dibujos animados (al día siguiente, claramente desconcertado por la reacción del público, el senador modificó [11][ru] sus comentarios y dice que no apoya una «Cortina de Hierro» digital).

Aunque la gente se rio de los sueños de Kavdzharadze sobre la autarquía digital (mientras consultaban YouTube y veían unos viejos videos de animación soviética), el periódico Kommersant publicó una nota [12] [ru] acerca de otra iniciativa del gobierno aparentemente mucho más seria. Según fuentes anónimas del periódico, un grupo de trabajo del Kremlin está esbozando nuevas regulaciones que le otorgarían al estado lo que los periodistas llaman «control total» sobre internet.

El plan obligaría a los proveedores de internet a usar servidores DNS ubicados dentro de Rusia. Esto le permitiría al gobierno manejar la manera en la que las direcciones URL se corresponden con las direcciones IP, lo que les permitiría afectar el modo en que los usuarios de internet acceden a los sitios web. Los funcionarios también instaurarían un sistema nivelado para todas las transferencias de datos en línea, con lo que impedirían que las redes «locales» y «regionales» interactuaran con las redes ubicadas en el extranjero. En todos los niveles de internet, el gobierno planea «filtrar contenido» (aunque el informe de Kommersant no especifica qué contenido sería el filtrado). Finalmente, el grupo de trabajo propone transferir las responsabilidades del Centro de Coordinación de los dominios .RU y .РФ [13] [en] a una agencia del Kremlin, lo que crearía las bases para un mayor control estatal de lo que serían dominios privilegiados dentro de Rusia.

¿Todos bien vestidos y sin nadie a quién censurar?

Hacia finales de abril, Vladimir Putin pareció aprobar el estallido de controles de internet en Rusia, y le dijo a un grupo de periodistas que la web «comenzó como un proyecto de la CIA [14]» [ru] y «sigue desarrollándose de esa manera». También dijo que cuando surgió Yandex (el motor de búsqueda líder de Rusia), fue injustamente presionado por estadounidenses y europeos, y se quejó de que la empresa fuera forzada a aceptar el liderazgo de extranjeros para sobrevivir en la industria tecnológica. Sin embargo, según Leonid Bershidsky, columnista ruso de Forbes, el comentario de Putin acerca de Yandex es erróneo [15] [ru]. Ciertamente, según Bershidsky, fue el Kremlin el que acosó al gigante de las búsquedas de internet.

La cantidad de herramientas de censura de internet que ha acumulado el gobierno ruso es como si se tratara de una carrera armamentística. Hasta ahora, el Kremlin se ha abstenido de descargar su arsenal completo sobre los casi 100 millones [16] de usuarios de Internet del país. Sí, ha habido ataques aislados a la libertad de información, como se ve en la persecución de Navalny y de varios portales de noticias, pero la independencia general de la RuNet continúa, en su mayoría, aunque en forma inestable. Pero si esto es en efecto una carrera armamentística, el Kremlin podría un día decidir que está bien equipado para destruir la amenaza política intrínseca de una RuNet libre.

Si eso llegara a pasar, Rusia sería un lugar muy diferente.