Andrea Arzaba [1], colaboradora de Global Voices Online, escribió en su blog las peripecias por las que atravesó [2] la primera vez que recorrió como ciclista el Distrito Federal de México:
No había marcha atrás. Saqué la tarjeta de mi cartera y la deslicé por el lector de Ecobici. Esta fue la primera vez que me fui en bicicleta al trabajo. Comúnmente uno sabe andar en bici desde pequeño, cuando va al parque y después de horas de practicar, de cuatro llantitas pasas a dos. Te sientes el dueño del universo, invencible, al que no lo alcanza nada, ni el viento.
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Bueno Andrea ya estás lista. No debe de ser tan difícil. Muy peinada y formal, de saco beige y vestido negro. Lista para llegar a tiempo a la chamba.
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Porque un ciclista puede andar en auto y también ser peatón, al igual que un automovilista que quiere agarrar la bici de vez en cuando. Es decir, no somos equipos diferentes: todos somos personas buscando maneras más eficientes de movernos por la ciudad.
Se calcula que en México hay alrededor de 225 vehículos [3] por cada mil habitantes y que en la Ciudad de México y su zona metropolitana habitan más de 20 millones de personas.