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3 maneras en que el gobierno ruso planea supervisar la web

Categorías: Europa Central y del Este, Rusia, Derecho, Derechos humanos, Economía y negocios, Gobernabilidad, Medios ciudadanos, Política, Tecnología, Últimas noticias, RuNet Echo
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¿Los funcionarios rusos esperan lograr total acceso a los sitios web de redes sociales y a los servicios en línea? Imágenes mezcladas por el autor.

Una nueva legislación [1] [ru] rusa, que entrará en vigencia el 1 de agosto de 2014, exige que una amplia gama de sitios web y servicios en línea se registren formalmente ante el gobierno. Los sitios y las aplicaciones que permiten comunicarse a los usuarios de internet estarán obligados a almacenar la información de sus usuarios de los últimos seis meses en servidores ubicados dentro de Rusia, haciendo que esa información esté disponible para la ejecución de las leyes rusas. Numerosas agencias del estado están ahora diseñando proyectos para reglamentar cómo los funcionarios realmente van a aplicar las nuevas leyes de internet.

Cuatro borradores de las reglamentaciones llegaron a los titulares de los diarios rusos la mañana del 3 de junio. Además, el portal web Habrahabr.ru posteó [2] [ru] el texto completo de los documentos.

Los reglamentos propuestos contienen tres puntos principales: 

1. En un mundo sin Tron [3] [en], nadie lucha por los usuarios en Rusia.

Los sitios web y aplicaciones deberán archivar virtualmente toda clase de información acerca de sus usuarios (logins, direcciones de mail, listas de contactos, todo cambio en la cuenta del usuario, una lista de todos los servidores DNS, y demás). El contenido real de los mensajes intercambiados en línea, sin embargo, no necesita ser archivado. (Si le escribes “Abajo Putin!” a un amigo de Facebook, la policía rusa sólo vería que le enviaste un mensaje a un amigo de Facebook—no que insultaste al Kremlin.)

2. El Kremlin es cuidadoso de no armar revuelo al respecto. 

Los sitios y los servicios que tienen como finalidad satisfacer “necesidades personales, familiares o del hogar” están exentos de la legislación, aunque esta excepción no se aplica al intercambio de información de “naturaleza política o pública”, ni a las conversaciones donde el número de participantes sea indefinido [4] [ru].Las actividades científicas, educativas y comerciales en línea y cosas tales como búsquedas de empleo también están exentas. En TJournal, Sultan Suleimanov bromeó [5] [ru] que estas excepciones son “para todos salvo para Navalny” (el bloguero anti-corrupción más famoso del país), observando que las autoridades rusas están siendo cautas de no molestar a los usuarios de internet apolíticos. 

3. La exclusión voluntaria, un resquicio en la legislación, podría otorgarle al gobierno ruso acceso completo a los datos de los sitios web.

Finalmente, el Servicio de Seguridad Federal ruso (el equivalente ruso del FBI) ofrecerá a los sitios web y a las aplicaciones la oportunidad de excluirse voluntariamente de la exigencia de archivar los datos mediante el otorgamiento al gobierno de acceso completo y en tiempo real a sus datos. En este caso, la policía rusa obtendría acceso irrestricto a los datos de los usuarios de internet, que los funcionarios se encargarían de archivar. Según una fuente [6] [ru] interna del Ministerio del Interior, el estado carece ahora de los recursos necesarios para archivar gran cantidad de datos por sí mismo. (En otras palabras, se requerirán fondos adicionales.)

Este es el tercer punto que podría probar lo más curioso de la aplicación de la nueva normativa rusa relativa a internet.¿Cuántos sitios web y aplicaciones decidirán abrirse por completo al gobierno para ahorrarse el problema y el gasto de seleccionar y almacenar los datos de los usuarios de conformidad con las nuevas leyes? ¿Está el Kremlin apostando a que mediante la exclusión voluntaria puede obtener acceso total a RuNet? ¿O se trata de un complot de la policía federal para obtener mayores recursos del presupuesto estatal, creando la necesidad de nuevos subsidios?

Por supuesto, la corrupción y la censura no se excluyen mutuamente. Eso lo sabemos gracias a Alexey Navalny, quien, habiendo pasado tres meses bajo arresto domiciliario y con una prohibición de usar internet, lo aprendió de la manera difícil .