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Es un asunto peligroso, pero los rusos están luchando por su medio ambiente

Categorías: Europa Central y del Este, Rusia, Ambiente, Medios ciudadanos, Protesta
Canadian Greenpeace members support their colleagues held in Russia. Photo by Victor Biro, 27 September 2013. Copyright: Demotix. [1]

Miembros de la filial canadiense de Greenpeace se manifestaron pidiendo la liberación de 30 colegas y miembros del equipo detenidos en Rusia por ‘piratería’ después de que presuntamente abordaron una plataforma petrolera rusa como parte de la campaña Salvemos al Ártico [2] [en] el 2013. Fotografía por Victor Biro, 27 de setiembre de 2013. Copyright: Demotix.

[lectura de 8 minutos]

En este artículo, la analista ambiental y periodista Angelina Davydova informa sobre el aumento del activismo ambiental en Rusia. La versión original de este artículo fue escrita para la Fundación Thomson Reuters [3] [en] y es publicada aquí con el consentimiento del autor a través de 350.org [4] [en], una organización que está construyendo un movimiento global para resolver la crisis climática. 

Nina Popravko, una de las pocas abogadas especializadas en derecho ambiental en Rusia, está litigando en defensa de una docena de activistas en el pequeño pueblo de Kozmodemiansk, en la República de Mari-El sobre el Río Volga. Los activistas han estado luchando por años contra un proyecto de creación de un relleno sanitario de desechos domiciliarios, que, afirman, está demasiado cercano a una zona residencial.

Inmediatamente después de las audiencias en tribunales, Popravko aborda un tren con destino a Ufa, una ciudad de más de un millón de habitantes en el sur de los Urales, donde varios cientos de personas están tratando de organizar una audiencia pública independiente para tratar la construcción de una fábrica para procesamiento de madera. 

De vuelta en casa, cerca de San Petersburgo, donde vive y trabaja para la organización no gubernamental ambiental Bellona [5] [ru], para Popravko una nueva batalla se avecina.Un grupo de activistas ha comenzado a movilizarse luego de que se derribaran casi 200 ejemplares de pino de gran tamaño para abrir paso a un nuevo proyecto residencial de lujo.Como parte de un intento para detener ulteriores talas en una superficie forestada más grande, los activistas demandaron a la compañía que lleva adelante el proyecto, que a su entender obtuvo la tierra en forma ilegal.

“Realmente advierto una participación cada vez mayor de mucha gente común en el movimiento ambiental,”  afirmó Popravko.

Ciudadanos en toda Rusia se están organizando y luchando, de manera más profesional, en defensa de sus derechos ambientales, sostuvo la abogada. Además de levantar campamentos de protesta y obstruir sitios de construcción, están aprendiendo a presentar demandas ante los tribunales, a organizar audiencias públicas y a trabajar con periodistas y redes sociales.

Muchas de las mencionadas iniciativas locales reciben el apoyo de ONG ambientales más grandes y de reconocido prestigio como Greenpeace y la filial rusa de WWF, pero muchas también están luchando por su cuenta—con variados grados de éxito. 

Lo que funciona 

No existe una receta clara para la victoria, afirma Alexander Karpov, un experto del centro ECOM [6] [ru] que lleva más de una década apoyando iniciativas ambientales y de planificación urbanística en toda Rusia.

Karpov comenzó recientemente a trabajar como consultor para la Asamblea Legislativa de San Petersburgo, preparando proyectos de leyes y otros trabajos legales, aportando su necesaria perspectiva y pericia profesional a los parlamentarios de la región. 

Karpov sostiene que el éxito de cualquier causa ambiental depende de la cantidad de tiempo y energía que los activistas están dispuestos a invertir en la protección de sus derechos. Sostiene también que la pericia profesional es crucial y que cuanto más «profesionales» sean los activistas en su interacción con la administración local, al redactar documentos legales y al hacer lobby de calidad para sus causas y proyectos de legislación, mayores son las posibilidades de éxito. 

El interés público en los temas ambientales ha venido creciendo en Rusia en los últimos años. Algunos expertos relacionan esto con el creciente bienestar financiero de los ciudadanos rusos, que posibilita que mucha gente viaje al exterior y planifique su futuro y el de sus hijos.

Corrupción y el vínculo con el gobierno 

Otros expertos sostienen que es una reacción ante el aumento de la corrupción y del “mal” gobierno, a menudo a nivel local, que involucra a las autoridades locales que hacen dudosas alianzas con compañías nacionales y locales a expensas de los ciudadanos.

El impulso hacia un mayor activismo ambiental ha generado una diversidad de respuestas entre los líderes rusos. 

Nikolay Gudkov, vocero del Ministerio de Recursos Naturales y Ambiente ruso, afirmó que su ministerio está “trabajando activamente con ciudadanos, iniciativas ambientales y activistas—a través de la oficina de extensión a la comunidad y recursos en línea,” como el sitio web Nasha Priroda [7] [ru] (“Nuestra Naturaleza”). El sitio web fue lanzado en 2013 y permite a habitantes de todas las regiones de Rusia informar acerca de daños al ambiente en sus vecindarios, usando tecnología de geolocalización.

Gudkov afirmó que los representantes del ministerio también han organizado reuniones con activistas ambientales que están trabajando en conflictos conocidos, como la lucha por la instalación de una planta de procesamiento de madera en Ufa, y un caso en Rusia central donde los habitantes del lugar se están oponiendo a proyectos de minería de cobre y níquel [8] [en]

Pero la Duma Estatal, la cámara baja del parlamento ruso, ha aprobado recientemente una serie de leyes que amenazan con limitar el ejercicio de los derechos de los activistas locales y acotar las oportunidades de mayor participación pública en la planificación urbanística y en el desarrollo regional.

En diciembre de 2013, los miembros del parlamento trataron de aprobar un proyecto de ley que cancelaba el procedimiento de audiencias públicas para una gran cantidad de proyectos de construcción de infraestructura.Sin embargo, después de la campaña ciudadana iniciada por activistas ambientales y abogados ambientalistas, el proyecto, según Popravko, quedó  “paralizado”. A mediados de marzo otra ley redujo de manera significativa la cantidad de casos en los que se exige que las normas sean sometidas a audiencias públicas en la primera revisión. Los abogados ambientalistas afirman que esta ley contradice el derecho internacional y la legislación rusa en la materia.

“El parlamento ruso está impulsando proyectos de legislación que limitan seriamente la participación popular,” manifestó un grupo de abogados ambientalistas en su apelación pública. Una campaña contra la mencionada legislación ya está en marcha. 

Con la atención puesta en las zonas urbanas 

Uno de los temas ambientales más populares del momento es la ecología urbana, que estudia los aspectos ambientales del desarrollo urbano. Los ecologistas urbanos se dedican a asuntos tales como el transporte limpio, la calidad del aire y del agua, la protección de espacios verdes y de parques y estilo de vida y hábitos de consumo sustentables.

Dichos movimientos tienen como centro principalmente grandes ciudades con más de medio millón de habitantes, pero se han comenzado a extender también a poblaciones pequeñas.

A grandes rasgos, la mayoría de estas iniciativas, según los expertos, se puede dividir en dos grupos.

El primero comprende las acciones de protesta, por ejemplo contra la construcción de nuevas obras de infraestructura y viviendas o contra la destrucción de un parque. Tales grupos se forman rápidamente y su éxito depende muchas veces de la solidaridad y de la energía de sus participantes, así como de los recursos disponibles.

Esta clase de grupos inician demandas legales, convocan a audiencias públicas, trabajan con los medios y las redes sociales y organizan protestas. Con bastante frecuencia el grupo se disuelve una vez que el caso es resuelto, a favor o en contra. 

Los casos más complicados son los de largo plazo, que al durar años pueden resultar en el agotamiento de los activistas que van perdiendo energía e interés en el proceso.

Asuntos peligrosos

Los activistas enfrentan una variedad de amenazas, incluyendo violencia física y la posibilidad de ser sometidos a procesos legales. El activista Evgeny Vitishko, de Tuapse en el sur de Rusia, fue condenado a tres años de prisión por escribir consignas y pegar carteles en la cerca que rodea la villa del gobernador de Krasnodar. 

Vitishko denunció que la residencia había sido construida de manera ilegal dentro de una reserva forestal y que su propietario había cercado una zona de la costa.

Una campaña de apoyo a Vitishko [9] [en] se ha lanzado. “Es especialmente importante que logremos también apoyo internacional para el caso,» afirma Dmitry Shevchenko, un activista con base en Krasnodar que trabaja con la ONG Environmental Watch del norte del Cáucaso. «Para ambos, para Evgeny Vitishko y para el creciente movimiento ambiental ruso.” 

Llenando el vacío

Otro grupo dentro del movimiento ambiental ruso en constante crecimiento lo integran activistas comunales y de la sociedad civil que para suplir la falta de regulación estatal, ante la ausencia de una agenda ambiental y mecanismos de política a nivel federal y regional, tratan de desarrollar iniciativas surgidas desde las bases. 

Estos grupos desarrollan redes de voluntariado ambiental para tareas tales como recolección de basura, reciclaje, forestación, preservación de la costa y de parques, y promocionan la agricultura amigable con el ambiente y estilos de vida sustentables. Uno de los más conocidos es el movimiento Musora bolshe net [10] [ru] (“no más basura”), que lanzó una iniciativa voluntaria para retirar la basura de los bosques y de las orillas de los lagos. Hoy es una organización a gran escala, activa en proyectos que van desde el reciclaje comunitario a la educación ambiental.

Los mencionados grupos se reúnen anualmente en Cumbres de Delai Sam (Hágalo Ud. mismo) [11] [ru], para intercambiar prácticas, tecnologías y habilidades. Aunque inicialmente se celebraban sólo en Moscú, ahora estos eventos se realizan también en otras ciudades.

Y no son sólo los jóvenes y modernos quienes participan de dichas iniciativas urbanas.En algunas ciudades, los grupos son liderados por mujeres retiradas que dedican su tiempo libre a organizar estos grupos de hágalo ud. mismo comunitarios.

Los activistas a veces modifican el foco de su interés para ocuparse de un nuevo asunto. Tatyana Kargina, originaria de Irkutstk y ahora residente de Moscú, es una de las activistas ambientales más conocidas de Rusia. Kargina encabezó el primer proyecto de viviendas ecológicas [12] [ru] en Moscú, una de las primeras redes rusas de estilo de vida y consumo sustentable, así como también otras iniciativas. Pero durante los dos últimos años se ha dedicado a acciones de protesta de la sociedad civil [8] [en] contra los planes de minería de níquel en la región de Voronezh en el centro de Rusia, una región agrícola caracterizada por suelos negros fértiles, rica en reservas naturales y biodiversidad.

Ciudades sustentables

El creciente activismo ambiental en Rusia está enfocado también en la necesidad de desarrollo regional e incluso urbano más sustentable e inclusivo. El Laboratorio Urbano Abierto [13] [ru] que reúne alrededor de 30 jóvenes profesionales involucrados en planeamiento urbano, arquitectura, participación pública y desarrollo sustentable, ha estado tratando de incorporar los principios de participación en la planificación urbanística y de vecindarios en las ciudades rusas.

La organización trabaja con administraciones regionales y empresas y considera a la participación como «una tecnología para incluir a los grupos sociales que antes no estaban incluidos en la toma de decisiones, para crear y sostener el bien público,” según su vocero Oleg Pachenkov.

El proceso de desarrollo de la sociedad civil no es precisamente rápido y libre de inconvenientes pero es definitivamente una tendencia en alza, afirman los expertos.

“Con bastante frecuencia los ciudadanos en realidad no desean convertirse en activistas, no quieren pasar su tiempo libre haciendo campaña, en manifestaciones, hablando con los medios, promoviendo el caso en las redes sociales las 24 horas del día,” sostuvo la abogada Nina Popravko. “Pero después de que se dan cuenta de que no tienen a quién acudir- ni a las autoridades de la ciudad, ni a los organismos de control- simplemente se ven obligados a convertirse en activistas y a tratar de incidir en la situación, que consideran afecta sus vidas y el ambiente en el que habitan.”