Entender y discutir de términos como Clasicismo o Romanticismo resulta a veces complicado para quien no está inmerso en el universo de las letras. Pero no lo es para Mª Gemma Romero Perea. Para ella, por ejemplo, Goethe a través de su obra Fausto, pone de manifiesto una extraña síntesis entre Romanticismo y Clasicismo. Lo explica:
Fausto es la obra más importante del autor; el ambiente en el que se desarrolla es el de la lejanía y el del misterio, y el pacto que Fausto hace con el diablo recoge el tétrico estilo romántico a la perfección. La historia arranca de una leyenda medieval, el protagonista, dedicado a la ciencia, pacta con el diablo para recuperar de nuevo la juventud y lograr de ese modo el amor de Margarita. Con un profundo estilo filosófico, Fausto lucha contra las leyes de la naturaleza y contra todo lo sagrado para convertirse en un rebelde romántico. Lo más significativo es el halo de misterio que rodea al protagonista y su terrible trato con el diablo para retomar la juventud. Pero además de los caracteres románticos del personaje, hay algo que destaca sobre todas las cosas, y es que Fausto se convertirá en un verdadero ídolo para todos los tiempos junto al Quijote y a Don Juan, un personaje lleno de matices que convertirá a su creador Goethe en un verdadero maestro de la literatura que influirá en su tiempo y en los posteriores de forma decisiva.