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Un vistazo a la vida cotidiana en la Prisión Central de Bamenda en Camerún

Categorías: África Subsahariana, Camerún, Derechos humanos, Medios ciudadanos, Religión, Respuesta humanitaria
Bamenda prison [1]

Prisión de Bamenda

La bloguera Salma Amadore narra [2] [fr] acerca de su visita a la prisión central de Bamenda [3] [en], capital de la región noroeste de Camerún y de la impresión que le causó:

J’arrive à la prison de Bamenda à 9 h 30. Mgr Cornélius Fontem Esua, archevêque de Bamenda y donne une messe pour la fête de Pâques. Première surprise les gardiens me lancent « on n’entre pas en prison avec le pantalon ». Je supplie une gardienne de me donner un bout de tissu pour l’attacher au-dessus de mon pantalon, mais elle n’a rien. Je remercie le ciel d’être « journaliste » comme l’a souligné un des gardiens. [..] 

La cour est grande, il y a des bâtiments où les prisonniers sont classés par ordre de délits. Il y a aussi les cases de mise en quarantaine, des cellules pour femmes. Je remarque un seau de beignets et je demande à qui il appartient.  L’un des membres du personnel me fait remarquer une cafeteria, des champs de canne à sucre, de maïs, des choux. Tout ceci appartient aux prisonniers qui pour l’acquérir doivent écrire une demande au régisseur qui leur attribue un lopin de terre ou une parcelle de terrain pour diverses activités. Ceci est fait dans le but de récompenser ceux qui se comportent bien et de montrer ainsi aux autres prisonniers récalcitrants qu’en suivant le bon exemple, ils peuvent aussi jouir de certaines libertés comme le commerce.

Llegué a la prisión de Bamenda a las 9:30 am. El Arzobispo de Bamenda celebra misa por las fiestas de pascua. La primera sorpresa: los guardias me informan que «nadie entra a la prisión con pantalones.» Le ruego a una de las mujeres guardias que me brinde una pieza de tela para atarme alrededor de las piernas que no tenía una. Doy gracias a Dios que por ser «periodista» me permitan pasar con mi ropa.

El patio es sumamente grande. Los edificios que habitan los prisioneros se dividen en base a la gravedad de los crímenes cometidos. También hay celdas de cuarentena y celdas para mujeres solamente. Me doy cuenta de una cubeta con rosquillas en el piso y pregunto a quién le pertenece. Un miembro del equipo me comenta que la prisión tiene una cafeteria, plantíos de caña de azúcar, maiz y calabaza. Los campos pertenecer a los prisioneros y para adquirirlos, deben enviar una solicitud por escrito a los guardias. Ellos entonces distribuyen las tierras y las asignan para distintas actividades. La idea detrás del proyecto es recompensar a los prisioneros que se comportan de manera correcta y mostrar a otros más rebeldes, que hacer las cosas bien los llevará a disfrutar de ciertas libertades al trabajar la tierra.