Disturbios entre budistas y musulmanes en Mandalay, Myanmar provocaron 2 muertos y gran cantidad de heridos ¿Quién tiene la culpa?

Khun Dee Yam shares a photo on Facebook of the mob that took part in the riots. He sarcastically wrote[my] “they don't seem like the ones who would pray before they go to bed. But still they claim to protect Buddhism. Hopeless.”

Khun Dee Yam comparte en Facebook una fotografía de la multitud que participó de los disturbios. Escribe sarcásticamente, “Ellos no parecen del tipo de los que oran antes de dormir. Pero aún así dicen defender el budismo. Desafortunadamente.” Fotografía por Steve Tickner, posteado en la página de Facebook de The Irrawaddy

Una serie de disturbios, que se prolongaron por cuatro días, tuvieron lugar la semana pasada en Mandalay, la segunda ciudad más grande de Myanmar, ubicada en el centro del país, como consecuencia de la presunta violación de una budista por trabajadores musulmanes. Los disturbios tuvieron como saldo dos muertos — un budista y un musulmán — y al menos 14 heridos. La situación se tranquilizó [en] luego que el gobierno envió a las fuerzas policiales a custodiar el área y decretó el toque de queda. 

Se trató del último capítulo de una serie de violentos enfrentamientos entre la minoría musulmana y los budistas que constituyen la mayoría en Myanmar. Algunos grupos budistas han acusado a la comunidad musulmana de conspirar para dominar por completo el país. Si bien es cierto que la tensión a causa de las diferencias religiosas existe, la violencia en algunos pueblos fue exacerbada por extremistas religiosos. 

Algunos han especulado que los disturbios de mediados de julio de 2014 podrían ser parte de una conspiración tendiente a exacerbar el odio religioso en el país. Unas pocas horas antes de que se desataran los disturbios, la Asociación de jóvenes budistas lanzó una advertencia pública acerca de la existencia de un plan para provocar [en] actos de violencia en diferentes ciudades:

Alert, stay with mindfulness!

We received news that the instigators who want to create religion or race-based violence are planning to inflame [the situation] on the Internet's social networks and across the country. Therefore, for the sake of peace and stability, people of different faiths, do stay alert with tolerance and reasoning to avoid being part of the instigation of these wrongdoers!

¡Alerta, manténgase atentos!

Hemos recibido noticias acerca de que quienes pretenden generar violencia por razones raciales o religiosas están planeando exacerbar [la situación] en las redes sociales en Internet en todo el país. Por lo tanto, por el bien de la paz y la estabilidad personas de diferentes credos permanezcan alerta, con tolerancia y razonamiento para evitar sucumbir a la instigación de estos delincuentes!

El último día de los disturbios, una multitud se reunió [en] para lamentar la muerte de un budista, Tun Tun. Algunos edificios en el sector musulmán del cementerio fueron destrozados por la turba enardecida durante el funeral. 

Hsu Nhget [en], un escritor famoso en Mandalay, criticó a las autoridades por no haber sido capaces de controlar los disturbios en forma rápida y eficiente:

Just look at the funeral of Tun Tun. The crowd included young men who were shouting and holding rods and sticks, like a group of rebels entering the city. I wonder why the authorities allowed this? The police were understandably handling the situation cautiously because the crowd was large but security officials were missing. As a result, some angry men (easily) destroyed the Muslim section of the cemetery.

Sólo miren el funeral de Tun Tun. En la multitud había jóvenes que gritaban, armados con palos, como un grupo de rebeldes invadiendo la ciudad. ¿Me pregunto por qué las autoridades lo permitieron? Es comprensible que la policía decidiera actuar de manera cauta porque se trató de una multitud pero faltaron oficiales de seguridad. Como resultado algunos hombres enardecidos destruyeron (fácilmente) el sector musulmán del cementerio.

Un comité para la paz, constituido por líderes religiosos y residentes locales, fue creado para evitar que los violentos enfrentamientos se repitan en Mandalay. Thein Win Aung [en], vice presidente del grupo por la paz, expresó su sospecha acerca de que «Mandalay se convirtió en víctima» de una «artimaña política» para evitar que los ciudadanos apoyen la ‘campaña 436′ [en], que pretende reformar la constitución nacional que cuenta con el respaldo militar. Destacó que los disturbios han evitado que la gente apoye esta campaña, que es la principal iniciativa política de la oposición bajo el mando del ícono de la democracia Aung San Suu Kyi.

En su discurso instó a los ciudadanos a tomar conciencia del ardid que está siendo usado para distraer la atención del público: 

If we do not understand these political tricks, if we do not control each other, if we allow ourselves to fall into the trap, then not only Mandalay, but the entire country, will be consumed in the flames of chaos.

Si no comprendemos estas artimañas políticas, si no nos controlamos, si nos permitimos caer en la trampa, entonces, no sólo Mandalay, sino todo el país, será consumido en las llamas del caos.

Por su parte, el gobierno agradeció [en] a los habitantes de Mandalay por su cooperación en el restablecimiento del orden en la comunidad: 

[…] Today’s stability is a result of the spirit of Mandalay residents, civil society organizations, and including the media, and religious leaders who wish to maintain the reputation of politeness, tolerance and harmony of their great city together with the timely measures taken by the government. […]

[…] Religious and civil society leaders together with the responsible youth who managed to defend and protect the people with different faiths from unnecessary misunderstandings also deserve our deep appreciation.

[ ] la estabilidad de hoy es el resultado del espíritu de los habitantes de Mandalay, de las organizaciones de la sociedad civil, incluso los medios, y líderes religiosos que desean preservar la reputación de amabilidad, tolerancia y armonía de su gran ciudad, sumado a las medidas tomadas por el gobierno oportunamente. […]

[…] Los líderes religiosos y de la sociedad civil, junto con jóvenes responsables que consiguieron defender y proteger a las personas de diferentes credos de innecesarios malos entendidos también merecen nuestro profundo reconocimiento.

Facebook bloqueado

El gobierno también bloqueó el popular sitio de la red social Facebook durante los disturbios como parte de sus esfuerzos por evitar que el lenguaje que incita al odio se propague por el país. El jefe de la policía de Myanmar, el oficial Win Kaung admitió [en] en una entrevista con la revista Irrawaddy que el bloqueo de Facebook fue necesario para detener los ataques raciales en línea: 

[…] Yes, we blocked it. We wanted to stop the instigation. When they are doing the instigation or spreading the unverified news, this could only provoke the underlying hatred between different groups or people; one's own word or line could lead to a bigger conflict. We need to stop this; we must try not to reach to an uncontrollable situation. We must use any possible means. Even if the situation gets uncontrollable, we must use the most appropriate means. […]

Sí, lo bloqueamos. Buscamos detener los actos de instigación a la violencia. Cuando se instiga o se difunden noticias no verificadas, esto sólo conduce a exacerbar el odio subyacente entre los diferentes grupos o individuos; una sola palabra o una línea puede conducir a un conflicto mayor. Necesitamos terminar con esto; debemos tratar de no llegar a una situación incontrolable. Debemos usar todos los medios posibles. Incluso si la situación se torna incontrolable, debemos usar los medios más adecuados […]

Además, existen informes acerca de que algunos periodistas que estaban cubriendo los disturbios también fueron atacados por la turba. Amenazas contra periodistas y agencias de noticias aparecieron en internet. Debido a esta situación los periodistas no pudieron informar acerca de numerosos incidentes que ocurrieron durante los disturbios que duraron cuatro días. U Kyaw Myint, director de Myanmar Journalist Network, manifestó que es hora de que el gobierno tome medidas [my] respecto al asunto: 

…the government needs to investigate those who are instigating to kill. Things can get worse as long as the government does not take action. The government has the means to handle these [threats] on social networks. Some users even have their real identities. The government can call them and verify if they are really spreading hate messages. Or release them if it is not true. It all depends on how the government handles the situation. There is no need to question the security of the reporters when the government even fails to take care of the security of the citizens.  

…el gobierno necesita investigar a quiénes están instigando a cometer homicidios. Las cosas podrían empeorar si el gobierno no toma medidas. El gobierno tiene medios para manejar estas [amenazas] en las redes sociales. Algunos usuarios incluso emplean sus verdaderas identidades. El gobierno puede citarlos y verificar si están realmente difundiendo mensajes de odio. O liberarlos si no es verdad. Todo depende de cómo el gobierno maneje la situación. No se necesita cuestionar la seguridad de los periodistas cuando inclusive el gobierno fracasa en el cuidado de la seguridad de los ciudadanos. 

Khine Nyien Thit, un ex preso político, también compartió en Facebook una nota [my] titulada «Cuidado… existe una trampa». El artículo se refería a hechos de violencia entre diferentes grupos raciales que ocurrieron en 1967 y a otro incidente de 1998 instigado por el gobierno para distraer la atención pública de la política. A continuación el artículo destacó la existencia de actos destinados a exacerbar el odio religioso en la serie de incidentes violentos que tuvieron lugar desde 2012 en Rakhine y Meikhtila, ninguno de los cuales fue iniciado por los residentes locales. 

El autor, también escribió que los ataques verbales contra el partido opositor, Liga Nacional por la Democracia, que pretende reformar la constitución, aumentaron notoriamente en épocas violentas. El autor concluyó afirmando que la transición a la democracia va a ser posible si la gente evita caer en las trampas y artimañas políticas destinadas a preservar el orden social.

Los disturbios de Mandalay han confirmado una vez más las profundas divisiones existentes en Myanmar en materia religiosa y racial. La continua violencia, si no se la detiene, podría causar serias demoras en el viaje en que se ha embarcado Myanmar con destino a una democracia pacífica y moderna.

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