Cuatro periodistas birmanos y el Director Ejecutivo del Unity Journal fueron sentenciados a 10 años de prisión y trabajos forzados el 10 de julio del 2014 por violar una ley de confidencialidad de la era colonial en Myanmar.
El Director Ejecutivo del periódico Unity Journal, Tin Hsan de 52 años y los periodistas Lu Maw Naing, 28, Sithu Soe, 22, The Yazar Oo, 28, y Aung Thura, 25, fueron encontrados culpables de violar el Acta de Secretos de Estado luego de que publicaran el pasado enero una historia que revela una fábrica de armas químicas escondida en la zona central de Myanmar.
El caso de los periodistas de Unity ha recibido atención nacional e incluso global. Acciones de protesta fueron organizadas por periodistas en grandes ciudades, incluyendo Yangon y Mandalay. Simpatizantes y defensores también han conducido vigilias en Yangon [my], Pathein [my] y Sittwe [en] para la liberación de los periodistas de Unity. Desafortunadamente, 50 periodistas que protestaban durante la visita del presidente Thein Sein al Centro de Paz de Myanmar el 13 de julio han sido acusados [en] por protestar sin permiso.
Varias asociaciones y juntas de prensa interinas están planeando enviar una carta [my] de apelación al presidente por la liberación de los periodistas de Unity. La opositora Liga Nacional de Democracia también emitió una declaración [my] condenando la supresión de medios que realiza el gobierno. Burma News International advirtió [my] que la libertad en los medios aún está bajo amenaza.
El gobierno está afirmando que la fábrica de Armas Químicas reportada por los periodistas de Unity es en realidad una fabrica de armas defensivas.
Pero el escritor Wai Mu Thwin cuestionó [my] el veredicto y el severo castigo que recibieron los periodistas:
Si ellos fueron condenados por revelar secretos nacionales, significa que el gobierno efectivamente tiene una fábrica de armas químicas. Entonces ellos (el gobierno) están rompiendo el tratado de Sudeste Asiatico en contra de las Armas de Destrucción Masiva, lo cual establece una restricción a la producción de armas químicas, biológicas y nucleares. También, Myanmar ha firmado la Convención de Armas Químicas en 1993.
De cualquier modo, el portavoz del presidente, defendió [my] la decisión de la corte e insistió que no es un asunto de libertad de prensa sino de seguridad nacional:
Cualquier gobierno, cualquier nación, debe controlar asuntos secretos para su seguridad nacional. La información que perjudique la seguridad nacional ni siquiera es tolerada en los Estados Unidos. No creemos que este caso se trate sobre libertad de prensa.
Varios escritores y periodistas prominentes en Myanmar expresaron [my] su preocupacion acerca del severo castigo que se les dio a los periodistas. El poeta Saw Wai piensa que no es justo, especialmente ya que el gobierno se está moviendo hacia el sendero de la democracia. U Than Htay desde la Red de Periodistas de Myanmar cree que la condena es un ejemplo de intimidación a los medios por parte del gobierno, el cual se prepara para las próximas elecciones de 2015.
El gobierno no ha cambiado, de acuerdo con U Aung Thu:
Cuando sus secretos son revelados, arrestan e imputan a la gente. Los medios son siempre un chivo expiatorio. La democracia es sólo un espectáculo. El presidente no es diferente. Actualmente nuestro país está aún bajo una dictadura militar.
U Win Myint, el portavoz de la oposición demanda que debe haber transparencia en el caso:
Si el gobierno está (en serio) moviéndose hacia la democracia, entonces debería respetar la libertad de prensa. Debe haber transparencia. El trabajo del reportero es escribir. El castigo debe ser justo en relación con la violación. Ni siquiera era un secreto o un área restringida.
El gobierno ha sido agresivo duurante el año pasado persiguiendo a los periodistas. El diciembre pasado, un reportero local de Eleven Media, fue sentenciado [en] a tres meses en prisión por allanamiento, difamación criminal y usar lenguaje obsceno. El pasado abril, un corresponsal de la web alternativa Democratic Voice of Burma fue condenado a un año de prisión [en] por allanamiento y por interrumpir a un funcionario público. Más adelante ese mismo mes, un reportero de la revista Mizzima fue arrestado [en] por organizar una manifestación en el pueblo de Pyay para solicitar la liberación de seis periodistas actualmente encarcelados en Myanmar.
El caso del Unity Journal debe recordarnos acerca de la continua detención de periodistas y de la cada vez peor represión de los medios en Myanmar.