El ébola en Liberia y el trabajo de los héroes no reconocidos

Durante la actual crisis de la enfermedad por el virus del Ébola (EVE), muchos reportajes giraron en torno a historias de pacientes, personal médico, vacunas y consecuencias de la enfermedad en los países afectados. Pero escasos son los reportajes acerca del trabajo diario de los técnicos de laboratorio y de todos aquellos que se ocupan de sus necesidades diarias. En el artículo Los héroes no reconocidos de la crisis del ébola en Liberia, publicado en buzzfeed.com, Jina Moore cuenta la historia de estos personajes clave a la hora de luchar contra el virus del Ébola en Liberia:

Catherine Jeejuah starts so early these days that she doesn’t know the time. It’s irrelevant. She rises when it’s dark, lights a fire, and boils rice and greens for her two kids. By about 6:30 a.m., when light begins leaking through the windows, she leaves for a nearby school.

Here, she does it all again, at a greater scale. Jeejuah, 30, and two other women, all volunteers, are cooking for 12 of the most important, but invisible, people in Liberia right now.

The dozen meals are meant for the team of technicians that tests the blood of suspected Ebola patients. They visit sick peoples’ homes and overwhelmed Ebola treatment centers, sticking needles in the veins of physically unpredictable, highly contagious people. They then drive their blood back to Liberia’s only medical lab, more than an hour from the capital of Monrovia.

Los días de Catherine Jeejuah comienzan tan temprano que ya no sabe qué hora es. Pero eso no le importa. Ella se levanta cuando aún está oscuro, enciende fuego y cocina arroz y verduras de hoja para sus dos hijos. Para cuando dan las 6:30 de la mañana, cuando la luz comienza a entrar por las ventanas, ella parte rumbo a un colegio cercano.

Ahí, ella vuelve a repetir la misma rutina, sólo que esta vez a gran escala. Jeejuah, de 30 años, y otras dos mujeres, todas voluntarias, cocinan para doce de las personas más importantes, pero invisibles, en Liberia en estos momentos.

Esa docena de comidas es para el equipo de técnicos que analiza las muestras de sangre de los posibles infectados por el virus del Ébola. Ellos visitan las casas de las personas enfermas y los centros de tratamiento atiborrados de pacientes e insertan jeringas en las venas de aquellos altamente contagiosos y físicamente impredecibles. Luego, llevan estas muestras de sangre de vuelta al único laboratorio médico de Liberia, a más de una hora de la capital, Monrovia.

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