Los analistas advierten de la delicada situación de paz en Macedonia

Protests erupted in Skopje in July 2014, after the sentencing of six ethnic Albanian men for what authorities labeled "terrorist killings". Photo by Sinisa Jakov Marusic. Courtesy of BIRN © 2014, used with permission.

En julio de 2014, estallaron las protestas en Skopje, tras la sentencia judicial de seis hombres de etnia albanesa, acusados de haber cometido lo que las autoridades calificaron de «asesinatos terroristas». Foto de Sinisa Jakov Marusic. Cortesía de BIRN © 2014, usada con su permiso.

Recientemente, el politólogo y bloguero austríaco, Florian Bieber, ofreció una visión general de la problemática situación interétnica de Macedonia, en un artículo titulado «Macedonia al borde del abismo». En su trabajo, Bieber analiza en profundidad las repercusiones de los recientes enfrentamientos étnicos en Macedonia, en un principio violentos, y de las protestas pacíficas.

Las protestas se desencadenaron a raíz de las tensiones étnicas provocadas por la sentencia judicial de seis macedonios albaneses acusados, según las autoridades, de cometer lo que llamaron el «asesinato terrorista» de cinco personas en 2012. En su artículo, Bieber hace hincapié en que:

la construcción de un estado de carácter etnonacionalista, las actitudes autoritarias y la segregación de dos de sus grandes comunidades étnicas forman una mezcla explosiva. Aunque las protestas hayan ido desapareciendo, Macedonia probablemente sea el único país de la antigua Yugoslavia donde la violencia étnica sigue siendo un peligro real.

Los dirigentes de la región siguen aprovechando los incidentes esporádicos para fomentar lo que con frecuencia es sin duda la incitación al odio, así como para hacer propaganda en contra de diversas organizaciones de la sociedad civil, las cuales han advertido públicamente del uso de la xenofobia como cortina de humo para ocultar otros problemas del país, tales como la corrupción del Gobierno.

Mersel Bilalli, analista político local, ofreció una proyección pesimista de los problemas de Macedonia, poco después del aniversario, en 2014, de la firma del Acuerdo Marco de Ohrid, un convenio firmado en 2001 entre el Gobierno de Macedonia y representantes de la minoría albanesa del país para finalizar el conflicto armado entre el militante Ejército Nacional de Liberación y las fuerzas de seguridad macedonias, así como para asentar las bases con el fin de mejorar los derechos de los albaneses étnicos del país. Tal y como Bilalli señaló:

El Acuerdo Marco de Ohrid logró acabar con el conflicto en 2001, pero aún así, 13 años después, no ha conseguido generar ni una micra de lo que se entiende por tolerancia, convivencia, igualdad ciudadana, igualdad de oportunidades, sistema de gobierno democrático, estado de derecho y desarrollo general. Por el contrario, vemos degradación. Ahora, en lugar de reconciliación permanente, sólo hay odio. En lugar de tolerancia, presenciamos peleas en calles y en autobuses. En lugar de cohesión, contemplamos la destrucción de casas y de bares. En lugar de estado de derecho, tenemos un estado donde los partidos imponen sus normas. En lugar de desarrollo general, somos los primeros en la lista de pobreza mundial. En lugar de independencia judicial, tenemos juicios y sentencias manipuladas por los partidos. Todo se está cayendo en picado. Lo único que va en ascenso es el crimen organizado. Hemos construido una sociedad sin leyes, ni principios morales ni vergüenza.

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