Ucrania: Cámaras de móviles vs. Kalashnikovs en la ciudad separatista de Lugansk

Este artículo forma parte de un estudio extenso de RuNet Echo de la blogosfera en lengua rusa sobre Ucrania del Este. Visiten la serie completa de entrevistas en la página Ucrania Oriental sin filtros.

El panorama mediático de Ucrania nunca ha estado sujeto al tipo de control jerárquico por parte del gobierno que hay en Rusia (aunque, de hecho, el régimen de Yanukovych hizo todo lo posible por cambiarlo). Sin embargo, no sería totalmente cierto describir los canales de televisión ucranianos como «independientes». Casi todas las cadenas pertenecen a un puñado de los oligarcas más poderosos del mundo. Inter y NTN son propiedad de Dmytro Firtash, arrestado en Austria tras las manifestaciones Maidán, y es buscado por blanqueo de dinero en Estados Unidos. La persona más rica de Ucrania, el magnate del acero del Donéts, Rinat Akhmetov, es dueño de Ukraina. Ihor Kolomoisky, el magnate de Dnipropetrovsk que financia gran parte de la guerra en el este de Kiev, posee el canal 1+1. Channel 5, una de las pocas cadenas que apoya públicamente los objetivos de Euromaidan, pertenece a Petro Poroshenko, el nuevo presidente del país. Mientras que él prometió despojarse de la mayoría de sus intereses empresariales, Poroshenko descartó contundentemente vender esta cadena.

Maksim Osovsky, a streamer from Lugansk region. via Facebook.

Maksim Osovskiy, uno de los camarógrafos desde la región de Lugansk, vía Facebook.

Puede que entonces no sorprendiera que, durante la revolución ucraniana, muchas personas acudieran a Internet para ver imágenes y vídeos de lo que estaba pasando dentro y alrededor del Maidán. La mayoría de estos contenidos se publicaron en directo a través de servicios como la plataforma de vídeos UStream gracias a los llamados «streamers» -cámarografos aficionados normalmente equipados con nada más sofisticado que un teléfono móvil. Los canales de televisión en línea como Spilno.tv y Hromadske.tv retransmitían las mejores imágenes y vídeos, proporcionando a gente de todo el mundo una imagen en tiempo real (a veces algo movida y mal iluminada) de la batalla campal entre el Berkut, el sistema de policía especial de la milicia ucraniana, y los manifestantes.

Este sistema de retransmisión en directo ganó popularidad durante las protestas en el Maidán y continúa atrayendo a nuevos consumidores en Ucrania en la era postYanukovych, especialmente en la inestable zona este del país. Maksim Osovskiy, natural de la ciudad de Lisichansk en la región de Lugansk, es un «streamer» que se mantuvo activo durante la crisis separatista ucraniana.

До этого я занимался, ну вообще ничем не занимался. Просто сидел дома. А потом когда начались события на майдане, я понял что могу чем-то реально помочь. И когда началось все в луганской области, я так подумал что не надо далеко ехать, можно попробовать себя в этом деле. И начал связался с активистами в Луганске. Они мне представили оборудование и я начал работать в этом направлении и стримить всякие акции протесты, всякие митинги стримить.

«Antes de esto yo estaba… bueno, en realidad no estaba haciendo nada. Simplemente me quedaba en casa pero entonces, cuando las manifestaciones y los disturbios comenzaron en el Maidán, entendí que realmente podía ayudar. Cuando todo empezó en la región de Lugansk, me di cuenta de que no tenía que irme tan lejos y que podía intentarlo. Empecé poniéndome en contacto con los activistas de Lugansk, ellos me proporcionaron una cámara y empecé a trabajar subiendo a Internet todo tipo de enfrentamientos, protestas y manifestaciones».

Osovskiy empezó a transmitir porque pensó que había muy poca información fiable procedente de Lugansk, debido a la inestable situación política.

В тот момент когда начал стримить, все журналисты, все стримеры были уже, (как это сказать) ‘засвечены.’ То есть, их знали их прогоняли потому, что знали что они проукраинские активисты. Я был новый человек, незасвеченый и решил помочь показывать Украине что происходит на самом деле в Луганске.

Cuando empecé a transmitir en directo, todos los periodistas y los camarógrafos [en Lugansk] habían sido «marcados», es decir, eran conocidos como activistas pro ucranianos y habían sido expulsados. Yo era una persona nueva que no había sido «marcada» y, por lo tanto, decidí mostrar a Ucrania lo que realmente estaba pasando en Lugansk.

Tras trabajar como voluntario en la transmisión de los acontecimientos a lo largo de toda la región, a Osovskiy y a un amigo (el periodista Vyacheslav Bondarenko) les ofrecieron la cobertura de las elecciones presidenciales del 25 de mayo para ZIK, una pequeña cadena televisiva con sede en la ciudad ucraniana de Lviv. Osovskiy aceptó sin ningún problema la oportunidad de trabajar de forma remunerada.

Cuando volvieron a casa después de la retransmisión de las elecciones, la milicia y los rebeldes pararon e interrogaron a Osovskiy y a Bondarenko en un control fronterizo.

Когда увидели у нас оборудование дорогое для стрима, увидели журналистские удостоверения, решили нас взять и допросить уже подробно в здании СБУ… в начале нормально, культурно допрашивали, как бы “Что? Почему? Как?”

Cuando ellos vieron que nuestro equipamiento era [excepcionalmente] caro para la transmisión por Internet y que teníamos acreditación de periodistas, [la milicia] decidió llevarnos a un edificio de seguridad [ocupado] para realizar más preguntas… al principio el interrogatorio fue normal y educado, los típicos «¿qué?, ¿quién? y ¿cómo?».

No obstante, cuando los interrogadores de Osovskiy descubrieron que él y su compañero estaban trabajando para una cadena de televisión con sede en el oeste de Ucrania, los rebeldes cambiaron su carácter.

Начали говорить что мы продались фашистам… и уже более агрессивно начали нас допрашивать с пытками с избиениями, я так понимаю они хотели узнать как мы связанные с правым сектором, с проукраинскими активистами… но естественно что в луганской области уже никого не осталось из тех друзей моих с которыми я раньше работал, ибо уезжали.

Comenzaron a decir que nos habíamos vendido a los fascistas… y empezaron a hacernos más y más preguntas de forma agresiva, torturándonos y golpeándonos. Tal y como lo entendí, querían saber cómo estábamos conectados con [el grupo nacionalista] del Sector de Derecha, con activistas pro ucranianos… pero claramente ninguno de mis amigos o anteriores compañeros se quedaron en Lugansk. Todos se habían ido.

Osovskiy y Bondarenko fueron liberados dos días después y Osovskiy fue a un sanatorio en Lviv para recuperarse. Actualmente trabaja en Kiev pero sigue haciendo «las mismas cosas que hacía antes, pero con equipamiento más profesional y de forma más profesional», para la cadena de televisión de Lviv. A pesar de ser más profesional, Osovskiy todavía recibe peticiones de sus seguidores en Facebook, quienes no dejan de pedirle que transmita contenidos sobre diferentes sucesos y noticias.

Osovskiy admite que los periodistas ucranianos, sin importar el origen, ahora lo tienen difícil para grabar lo que sea en Lugansk, «incluso con un teléfono móvil», debido a la interferencia de los rebeldes. Cuando le preguntaron sobre los periodistas rusos que parecen disfrutar de mayor libertad de movimiento en áreas controladas por la milicia, Osovskiy expresó escepticismo sobre su trabajo.

У них конечно можно брать картинку про то, что происходит, но верить эти картинки так как ее комментировать я не бы стал. Язык не поворачивается назвать их журналистами. Они просто люди, которые выполняют определенные заказы.

Puedes conseguir una foto sacada por ellos de lo que está ocurriendo pero no confiaría en la descripción que añaden… Ni siquiera puedo llamarlos periodistas -solo son personas que siguen órdenes.

La historia de Osovskiy muestra los puntos fuertes y débiles del modelo periodístico de streaming. Permite a cualquiera con la motivación adecuada y con la cámara más simple transmitir acontecimientos al mundo, pero también expone a los aficionados a la intimidación y la violencia que oprime incluso a los corresponsales con más experiencia. Puede que la pluma sea «más poderosa que la espada», pero muy pocos querrían comprobar la teoría de que la cámara del móvil es más poderosa que un Kalashnikov.

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