
Alrededor de un centenar de estudiantes de la Universidad de Thammasat asistieron a la conferencia sobre autoritarismo. Foto cedida por la web Prachatai.
A mediados de setiembre un grupo de estudiantes de la prestigiosa Universidad de Thammasat realizaba una conferencia pública sobre «la caída de los régimenes autoritarios en otros países». Pese a que el discurso estaba presuntamente enfocado a otros países, parece que el gobierno decidió que el tema tenía demasiadas similitudes con la actual situación de Tailandia y «bajó la persiana».
El actual Primer Ministro de Tailandia es el jefe del ejército que dio el golpe de estado en mayo. Posteriormente, el ejército redactó una constitución, nombró a los miembros de la asamblea legislativa y designó al líder del golpe como jefe de Estado del país. A pesar del nombramiento de un nuevo cuerpo de gobierno, el ejército continua prohibiendo las acciones de protesta y concentraciones públicas de cinco o más personas, además de la estricta vigilancia y control hacia la prensa. Aquellos que desobedecen al ejército corren el riesgo de ser perseguidos e incluso encarcelados.
Los militares solicitaron que se cancelara la conferencia y la universidad obedeció cerrando el auditorio donde se estaba llevando a cabo. Los estudiantes bajaron entonces al hall de entrada. La conferencia la daba un reputado catedrático de Historia, Nidhi Eaowsriwong, y un conocido profesor de Ciencias Políticas, Prajak Kongkirati. La policía trató de cancelar el evento pero no lo consiguió, así que solicitó a los conferenciantes y a los estudiantes allí concentrados que se presentaran en la comisaría, la cual fue rápidamente escoltada por militares.
Los estudiantes relatan de primera mano lo sucedido a través de Twitter:
นักวิชาการที่ จนท.เชิญไป สภ.คลองหลวง เท่าทีีทราบมี นิธิ เอียวศรีวงศ์,จันจิรา สมบัติพูนศิริ,ประจักษ์ ก้องกีรติ pic.twitter.com/Q9g5GZXDGj
— Nalinee Siriked (@Nalinee_PLE) September 18, 2014
Hasta donde sabemos, los académicos obligados a presentarse en la comisaría local son Nidhi Eaowsriwong, Janjira Sombatpoonsiri, Prajak Kongkirati
นักวิชาการที่ จนท.คุมตัวไปมีนายนิธิ เอียวศรีวงศ์ และนายประจักษ์ ก้องกีรติ ด้วย โดยพาไปที่ สภ.คลองหลวง pic.twitter.com/C0lSwKvjNY
— Nalinee Siriked (@Nalinee_PLE) September 18, 2014
Los académicos arrestados por las autoridades son Nidhi Eaowsriwong, Janjira Sombatpoonsiri, Prajak Kongkirati
ลั๊นลาหน้า สน. คลองหลวง pic.twitter.com/tywPpob1LE
— ♥ Moui ♥ (@moui) September 18, 2014
Pasando un buen rato en la comisaría
Mientras el Primer Ministro tailandés describe la detención como una «invitación» a la comisaría, The Bangkok Post informa que los participantes recibieron un «toque de atención» durante la detención.
Académicos de 16 universidades firmaron una declaración condenando la acción llevada a cabo por los militares:
En calidad de académicos de 16 universidades de Tailandia, condenamos a los militares y a la policía por intimidar a profesores y estudiantes dentro de la universidad. La acción llevada a cabo por los militares y la policía constituye claramente una violación grave de la libertad académica y es absolutamente inaceptable.
El pretexto de que el debate podía haber atentado a la seguridad nacional no tiene fundamento. Debates académicos como el de la Universidad de Thammasat han sido siempre normales y regulares y nunca han supuesto un atentado a la seguridad nacional.
Brad Adams, Director de la zona asiática en Human Rights Watch, instó al gobierno a poner fin a las severas medidas contra la libertad académica:
Mientras le dicen al mundo que no son dictadores, las autoridades militares tailandesas están llevando su control a las universidades, prohibiendo debates sobre democracia y derechos humanos. El Primer Ministro Prayuth debería poner fin inmediatamente a estas severas medidas que atentan contra la libertad académica y de expresión.
Este incidente es otro signo del continuo deterioro de la protección de los derechos humanos, de la libertad académica y de la libertad de expresión en Tailandia bajo un gobierno respaldado por el ejército. Pero es también una prueba de que muchos ciudadanos y grupos están reivindicando discretamente la vuelta a la normalidad y a los derechos democráticos en el país.