El 4 de octubre de 2014, Saeed Malekpour, programador y desarrollador de una herramienta para eludir los filtros en Internet, cumplió seis años en prisión por crear un programa de fuente abierta que otros utilizaron para subir imágenes pornográficas a la Red. En el aniversario de su arresto, activistas y blogueros pusieron en marcha en Twitter una campaña para apoyar su liberación bajo la etiqueta #freeSaeed.
Con residencia permanente en Canadá, Saeed volvió a Irán en 2008 para visitar a su padre moribundo, y entonces fue acusado de amenazar los ideales islámicos del país y la seguridad nacional con propaganda contra el sistema. Malekpour testificó que no sabía cómo se había utilizado su programa y su código, ya que se distribuía con código fuente abierto.
Tras un juicio que según los informes duró 15 minutos, Saeed fue condenado a muerte como «corruptor de la tierra». En diciembre de 2012, la pena capital de Saeed fue conmutada por cadena perpetua.
Después de pasar cierto tiempo en aislamiento, Saeed hizo lo que después se reveló como una confesión forzada, arrancada bajo tortura en los interrogatorios de la Guardia Revolucionaria. En los meses siguientes, la televisión estatal iraní emitió repetidamente su «confesión» de los supuestos delitos.
Gissou Nia, abogada de derechos humanos y portavoz de la Campaña para Liberar a Saeed describió en un correo electrónico a Global Voices las implicaciones para los programadores iraníes que se derivan del caso:
The arrest and ongoing imprisonment of Saeed Malekpour shows that all Iranian freelance web programmers are vulnerable to potential legal trouble as they cannot know for certain which sites their codes have been used on. Should they face the misfortune of having a code they created used on a website deemed obscene by the Iranian authorities (and where the backend is being monitored by the IRGC) they can face adverse legal consequences.
[…]
In a sense, Saeed is the ‘sacrificial lamb’ of the IRGC's war on the online space. The Iranian Cyber Army was formed in 2008 and Saeed was arrested shortly after its creation, presumably to set a deterrent example for others.
La detención y encarcelamiento de Saeed Malekpour muestra que todos los programadores web freelance iraníes están expuestos a problemas legales, ya que no pueden estar seguros de qué webs han utilizado sus códigos. Si tuvieran la mala suerte de que un código creado por alguno de ellos fuera utilizado en una web considerada obscena por las autoridades iraníes (y supervisada por la Guardia Revolucionaria) podrían enfrentarse a graves consecuencias legales.
(…)
En cierto sentido, Saeed es el «chivo expiatorio» de la guerra de la Guardia Revolucionaria contra el espacio virtual. El ciberejército iraní se formó en 2008, y Saeed fue detenido poco después de su creación, probablemente como ejemplo disuasorio para otros.
Otras personas cercanas al caso creen que el arresto fue resultado de la carencia de conocimientos sobre la cultura y naturaleza de la programación. El bloguero e ingeniero informático Arash Abadpour (conocido por el seudónimo Arash Kamangir) dijo a Global Voices en un mensaje que «La situación de Saeed muestra lo arbitrario que es el sistema. Definitivamente, ya hemos visto esto mismo en otras ocasiones, pero este caso es de los más sangrantes. La burocracia y la maquinaria del sistema sabe muy poco de los aspectos técnicos y está en alerta máxima buscando conspiraciones en cada actividad».
El prolongado encarcelamiento y otros recientes arrestos de blogueros e internautas han minado el mensaje de una sociedad y una Internet más abierta que dominó la cobertura que hicieron los medios occidentales de la campaña electoral del actual presidente Hassan Rouhani.
A pesar de esta tendencia descorazonadora en líneas generales, ha habido algunas victorias mínimas. La semana pasada fueron puestos en libertad provisional los blogueros sobre tecnología de Narenji, arrestados en noviembre de 2013 con acusaciones no específicas.
Aunque es difícil calcular el impacto que las campañas por la liberación de los prisioneros han tenido en estos arrestos, muchos activistas y analistas del sistema legal iraní creen que la presión internacional tiene impacto a menudo en la liberación de los presos.
Maryam Malekpour, hermana de Saeed y residente en Canadá, explicó a Global Voices en una entrevista telefónica que Saeed acaba de ser trasladado a la zona general de la prisión Evin. Se le permite hacer llamadas de teléfono y tener contacto humano por primera vez desde su arresto. Maryam explicó:
«Ha estado tan solo, confinado en solitario tanto tiempo, que tiene necesidad de hablar. Hablar sobre cualquier cosa, nuestra niñez, el pasado, lo que está sucediendo ahora, y todo lo que yo puedo hacer es hablarle e intentar darle esperanzas de que saldrá algún día. Le he hablado de las campañas para su liberación, y no puede creer que la gente se preocupe y hable de él. Está muy agradecido por todos los esfuerzos que la gente hace por su liberación… le sentenciaron a muerte. Él y nuestra familia hemos vivido con el espectro de su muerte mucho tiempo. Todo lo que queremos es una investigación justa de este caso. No hay evidencias que lo incriminen, aparte de las confesiones forzadas que le arrancaron».
Gissou Nia insistió en que el caso de Saeed debería someterse a una investigación independiente. «Ha sido severamente torturado, nunca tuvo un juicio justo y no tuvo acceso a su abogado. Por esas razones, debe realizarse una investigación independiente de cómo se ha tratado el caso de Saeed, y mientras tanto, debe ser puesto en libertad condicional mientras se lleva a cabo esa investigación».