“¿Por qué me condenan si no hice nada?”, preguntó Reina a su intérprete de quechua, Frida Rojas, después de que ésta le tradujera la versión en español de la sentencia del Tribunal Oral en lo Criminal (TCO) 1 de Quilmes, recoge el periodista Horacio Cecchi en su crónica para el diario Página12.
El TCO, integrado por las juezas Silvia Etchemendi, Marcela Vissio y Florencia Butierrez, condenó por unanimidad a la joven de 26 años, declarada culpable del homicidio agravado de su marido Limber Santos, ocurrido en noviembre de 2010.
Unos días antes de su detención hace casi cuatro años, Reina había denunciado la desaparición de su esposo. Embarazada, ingresó en una prisión sin saber las razones del proceso penal que se iniciaba en su contra. Apenas entiende español y no lo habla.
Recién pudo conocer los detalles de su caso cuando recibió la asistencia de la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), organismo público que vela por el respeto a los derechos humanos, y que intercedió para que la joven pudiera contar a partir de abril de 2012 con la ayuda de una intérprete.
Sus defensores tuvieron que recurrir a la Corte Suprema para que se aceptara oficialmente la presencia de la intérprete, porque los tribunales de la provincia de Buenos Aires carecen de un registro oficial de intérpretes de las lenguas de los pueblos originarios, pese a que en la zona viven miles de inmigrantes indígenas.
A través de la intérprete, Reina Maraz pudo contar por primera vez su versión de los hechos. Así, habló sobre su condición de migrante, oriunda de un pueblito remoto del Altiplano boliviano, y una situación de violencia doméstica y sexual previa, ejercida principalmente por su marido Limber Santos y por “Tito” Vilca, vecino señalado como su cómplice. Vilca murió hace meses en prisión de cirrosis, de acuerdo con el blog de la CPM.
Reina aseguró que su vecino abusaba de ella cuando su marido la ofrecía como moneda de cambio de las deudas que mantenía con Vilca.
A mediados de octubre, el fiscal pidió cadena perpetua basándose en la declaración del primogénito de Reina, que tenía cinco años cuando lo interrogaron por el sistema de cámara Gesell. Este sistema consiste en una habitación acondicionada para permitir la observación con personas, en dos ambientes separados.
La directora de Litigio Estratégico de la CPM, Margarita Jarque, lamentó que el fallo sólo reprodujera la acusación del fiscal sin fisuras, tal como reproduce el sitio web 8300web:
El tribunal no ha escuchado ni incorporado la voz de Reina, su relato. Resulta inexplicable una sentencia basada exclusivamente en una cámara Gesell que durante el debate oral tres peritos especialistas cuestionaron de manera fundada y la consideraron como una prueba no válida.
El caso ha generado indignación en las redes sociales. En su cuenta de Twitter, Irene Valiente expresó:
Vergonzoso caso de Reina Maraz: quechua, víctima de #violenciamachista, sin intérprete en 3años, condenada a perpetua http://t.co/fiGvbejXMI
— Irene Valiente (@Irevali) octubre 29, 2014
En la misma tónica, la Comisión por la memoria reprodujo una declaración del artista y activista de derechos humanos argentino Adolfo Pérez Esquivel, premio Nobel de la Paz 1980.
“Parece q ser mujer indígena y pobre es una maldición, y este es un tribunal q ha discriminado” Perez Esquivel sobre condena a Reina Maraz
— Comisionporlamemoria (@CPMemoria) octubre 29, 2014
Las trabas jurídicas a las que se enfrentó Maraz no escapan de los comentarios, como el autor del blog Ramos Generales y otras yerbas:
Quiero imaginar el interrogatorio de la justicia a Reina Maraz y me doy cuenta que ni siquiera han indagado en lo mínimo, ni las circunstancias o contexto.
Sus Señorías no son solo ciegas, huelen a podrido.
Mientras que Cesar Javier Garzon afirma en su cuenta de Twitter @Cesargarzon80:
Justicia sorda y ciega: cadena perpetua para Reina Maraz: http://t.co/Ddrylpo3FF
— Cesar Javier Garzon (@Cesargarzon80) octubre 29, 2014
El abogado de Reina, José María Mastronardi, afirmó que apelarán la sentencia.
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