Hace poco, en Francia, un solicitante de asilo rechazado de nacionalidad chadiana se quemó a lo bonzo ante el tribunal de apelación.
Según ACNUR, 612 000 personas solicitaron asilo político el año pasado en Norteamérica, Europa, el Este Asiático y el Pacífico, el mayor número desde 2001. La mayor parte de esas personas huían de los conflictos y la violencia de Siria, Afganistán, Eritrea, Serbia e Iraq.
A pesar de que el número de solicitudes de asilo en los países industrializados está aumentando, las políticas de entrada nunca han sido más despiadadas.
Bajo lemas como «la fortaleza europea» y «Ni hablar. Australia nunca será su hogar», la derecha política europea y australiana intentan evitar la entrada a solicitantes de asilo reforzando la seguridad en sus fronteras, llevando a cabo campañas que desdibujan las diferencias entre refugiados y terroristas y presionando para que se envíe a los solicitantes de asilo a centros de detención similares a prisiones cuando el proceso se demora. En Australia incluso están intentando que se «deslocalice» fuera del país el proceso de solicitud. Con la sociedad sumida en una mala situación económica, estos partidos se hacen cada vez más populares.
Muchos solicitantes de asilo llegan a esos países por medios ilegales. Se estima que las bandas de tratantes y traficantes de personas mueven unos 7000 millones de dólares en todo el mundo. Solo este pasado año, más de 4000 personas murieron ahogadas en el mar Mediterráneo cuando intentaban conseguir una vida mejor. Desde el comienzo del año actual, 132 272 refugiados han sobrevivido el peligroso viaje ilegal de Libia a Italia en busca de asilo.
Los índices de aceptación de ciudadanos procedentes de Siria, Eritrea, Iraq, Somalia y Afganistán están entre el 62 y el 95%. Los índices de aceptación de ciudadanos de la Federación Rusa son considerablemente menores, entre el 5 y el 28%.
A los que consiguen asilo político, a menudo se les proporcionan viviendas precarias, y se enfrentan a grandes escollos burocráticos, lo que les genera innumerables dificultades.
En 2013, Europa recibió 484 600 solicitudes, un incremento de un tercio respecto a 2012. Alemania fue el mayor receptor, con 109 600 peticiones de asilo, mientras que Francia recibió 60 100.
En este nuevo episodio de GV Face, intentamos centrarnos en las personas que hay tras los números, los problemas y las políticas. ¿Aún es posible la hospitalidad? ¿Cómo recordar a los europeos y a los australianos que hace un siglo sus propios continentes fueron origen de enormes movimientos migratorios?
En este episodio, hablamos con los miembros de GV Suzanne Lehn (Francia), Anne Hemeda (Alemania), Kevin Rennie (Australia), Thalia Rahme (Líbano) y Abdoulaye Bah (Italia).