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Tres sacerdotes y un laico detenidos por abusos sexuales a menores en España

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El Papa ha forzado la investigación de los supuestos abusos. Foto del blog de Carlos Romero con licencia CC-BY SA 3.0 [1]

El Papa ha forzado la investigación de los supuestos abusos. Foto del blog de Carlos Romero con licencia CC-BY SA 3.0

– ¿Hablo con el señor Daniel?
– Sí, soy yo. ¿Quién llama?
– Buenas tardes, hijo, soy el padre Jorge.
– Perdón, se ha debido equivocar. No conozco a ningún padre Jorge.
– Bueno, soy el Papa Francisco.

Así se inició la sorprendente llamada [2] que el 10 de agosto de 2014 recibió Daniel, profesor de religión, tras enviar al Papa una carta en la que denunciaba los continuados abusos sexuales a los que fue sometido cuando era menor de edad y actuaba de monaguillo en Granada, España. El Papa respondía así al profesor, que recurrió a él decepcionado por la indiferencia de las autoridades religiosas de la ciudad. La policía ha arrestado a cuatro personas por estos hechos. Los detenidos son los sacerdotes Román Martínez Velázquez de Castro, Francisco José Campos Martínez y Manuel Morales, y el profesor de Religión Sergio Quintana Muñoz.

Daniel es el nombre ficticio que dio a la víctima la web Religión Digital [3], el primer medio en publicar los hechos. Daniel dejó su casa con 17 años para ir a vivir a la casa parroquial con los «Romanones», un grupo ultraconservador fundado por el padre Román Martínez Velázquez de Castro, ahora detenido. Además de los abusos físicos que sufrió en la casa parroquial, le obligaron a compartir cama con el sacerdote, a ver películas pornográficas de contenido homosexual, y fue sometido a un lavado de cerebro con el que se le intentaba convencer de que todos estos actos se hacían por su bien.

La indiferencia del arzobispado

Daniel intentó denunciar los hechos ante el arzobispo de Granada, que según El Confidencial [4], le pidió «silencio y abnegación» y «que dejara todo en manos de la Virgen María que era quien seguía todos sus pasos». El Arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez, ha sido muy criticado por su pasividad, ya que solo actuó cuando recibió la orden tajante del Papa, y aun entonces se limitó a apartar a tres sacerdotes de sus funciones, sustituyéndolos por otras personas que conocían los abusos y actuaron como cómplices. Finalmente, el domingo 23 de noviembre se postró en el suelo durante la misa para pedir perdón, cuando la noticia ya era del dominio público y llovían las críticas sobre su gestión del caso [5]:

La actuación de Martínez está en cuestión desde el momento en que el propio Papa Francisco tuvo que llamar a la víctima (…) para pedirle perdón en nombre de la Iglesia por los hechos recibidos, después de que, tras dirigirse a la diócesis de Granada, la respuesta de Martínez fuese «silencio, abnegación y rezar a la Virgen María». También afeó a la víctima que contactase directamente con el Santo Padre tras su primera negativa a investigar y le dijo que «no daba crédito» a las acusaciones contra los presuntos encubridores, algo que indignó al joven (…).

El arzobispo Martínez es conocido por su conservadurismo, que no ha dudado en expresar en sus polémicas homilías, en las que ha arremetido contra la homosexualidad, el aborto o los anticonceptivos. También dio mucho que hablar cuando el arzobispado del que es titular publicó en España el libro «Cásate y sé sumisa» [6].

Una de las lujosas propiedades de los Romanones donde podrían haberse cometido los abusos. Captura de pantalla de un vídeo de eldiario.es, con licencia CC-BY SA 3.0 [7]

Una de las lujosas propiedades de los Romanones donde podrían haberse cometido los abusos. Captura de pantalla de un vídeo de eldiario.es, con licencia CC-BY SA 3.0

El «clan de los Romanones»

El grupo ultracatólico al que pertenecen los sacerdotes detenidos cuenta con varias viviendas en la provincia de Granada, algunas de las cuales se utilizaron presuntamente para llevar a cabo estos abusos a menores.

Buena parte de estos bienes provienen de la herencia que Rosario Muñoz [8] dejó en 2008 para realizar varias obras de caridad, nombrando albaceas a los sacerdotes. Rosario Muñoz era farmacéutica en la localidad de Orgiva, donde ejercía de juez eclesiástico Francisco José Campos Martínez, uno de los detenidos. La familia afirma que durante los meses anteriores a su muerte, los religiosos aislaron a Rosario de sus seres queridos, impidiendo incluso que velaran su cuerpo. Las obras de caridad nunca se llevaron a cabo, y en su lugar, los Romanones acumularon un patrimonio que podría rondar los tres millones de euros.

Tras los últimos acontecimientos, la familia está considerando la impugnación del testamento [9], mientras que la fiscalía ha iniciado una investigación [7] para verificar la legalidad de las adquisiciones hechas por el grupo.

Voces de indignación y de defensa

Tanto en los medios tradicionales como en las redes sociales, este tema ha provocado una fuerte reacción de la sociedad. Aunque la mayoría de los comentarios condenan sin paliativos las supuestas acciones de los religiosos, también ha habido espacio para las que piden que se respete la presunción de inocencia o recuerdan que no se debe condenar la institución por las acciones de sus miembros.

Miguel Ángel Ruano Contreras pide prudencia [10] en la web Religión digital:

El modo de llevar este asunto en esta página digital ha adquirido ya tintes de linchamiento. Aún no ha habido juicio y ya hay condenados. ¿Alguno recuerda que el falso testimonio atenta contra un mandamiento divino? ¿Se olvidaron de los vítores al «quién soy yo para juzgarlo»? ¿O el pecado es diferente según conviene? (…)

Por el contrario, Yukio dejó este contundente mensaje en 20minutos [11]:

Son unos reprimidos, obsesionados con el sexo, que se descargan en la intimidad abusando de menores… Pero no son sólo unos cuantos: ES LA ESENCIA DE LA DOCTRINA Y DE LA MORAL CATÓLICA

El sacerdote José Quesada pide la dimisión de cualquier religioso que muestre «incapacidad manifiesta» en su página de Facebook [12]:

Bajo ningún concepto deben permitirse actuaciones corporativistas de protección o pasividad ante hechos que no son nuevos pero no por ello dejan de ser punibles, vergonzosos y vergonzantes.

Josefina Valencia publicó este ácido tuit:

El 26 de noviembre de 2014, el juez que instruye el caso puso en libertad con cargos a los cuatro encausados, que quedan pendientes de juicio.