No conozco otra Cuba que la bloqueada

fidelelche

Meme circulado en Facebook

De todas las medidas de Barack Obama, no hay ninguna, para mi, que posea mayor revelancia que la referida al bloqueo/embargo de Estados Unidos contra Cuba y la restauración de las relaciones diplomáticas entre los dos países americanos.

Nací en Cuba y viví allí los primeros 39 años de mi vida, antes de mudarme a Europa en el 2013. No conozco otra Cuba que la bloqueada (aunque el término esté mal usado, así fue como lo aprendí) y la que se construyó en contraposición a los «señores imperialistas del norte». Crecí escuchando que todos los males de la sociedad cubana, tangibles e ideales, tenían como una excusa el cartapacio de medidas reestrictivas que, nacidas en 1961, nos hacían la vida miserable a la gente de la isla.

Pude palparlo vívidamente cuando hace un par de años en una visita a Londres se me negó la posibilidad de cobrar una plata en una oficina de la Western Union, la única razón: «el país desde el cual Ud. proviene (comprobado por la presentación de mi pasaporte) no aparece en la lista». Igual me pasó en San José de Costa RIca.

Por eso, cuando el pasado 17 de diciembre, me di cuenta que Obama no solo estaba hablando del cambios de prisioneros, sino también de la futura aplicación de un grupo importante de medidas, entre ellas algunas concernientes al bloqueo o embargo, y a la normalización de las relaciones entre los dos países. Me dije entonces: pellízcame que estoy soñando. Parecía tan irreal como que pueda ir a Cuba el 30 de diciembre. Lo de los agentes cubanos y el contratista estadounidense había pasado entonces a un segundo plano. 

Habría que decir que el 17 de diciembre, es una fecha muy importante en Cuba pues se celebra al milagroso San Lázaro, que en la Santería cubana es Babalú Ayé, santo y orisha que vela por las personas enfermas o en situaciones difíciles, como lo han sido hasta el momento las relaciones entre Cuba y Estados Unidos.

El día en cuestión, sentada aun delante del televisor, comencé a enviar información para Cuba, porque ya sabemos que las maneras de comunicarse en la isla son las más arcaicas posibles y quería que como yo todos supieran la envergadura de lo que estaba sucediendo.

La comparecencia de Raúl Castro se centró casi exclusivamente en la liberación y canje de prisioneros, algo que ya sabía de antemano. Pero la de Obama, con su «TODOS SOMOS AMERICANOS», me puso los pelos de punta, no podía imaginar que este hombre propiciaría un cambio tan rotundo e histórico.

En nuestra casa en Alemania, mi compañera Esmeralda y yo pasamos por todos los estados posibles: la ansiedad de la espera, la expectación, la alegría, la incertidumbre, el llanto, la euforia. Nuestros vecinos alemanes tuvieron que aguantar nuestros aplausos, gritos y celebraciones. Para ella, crecida en Alemania Federal durante la guerra fría, esta nueva circunstancia significaba, creo, una legitimación de su identidad cubana en el exilio, aquella que desde niña le fue expropiada y la convirtió en una «comunista», aun cuando ella había salido de Cuba antes de 1959.

Al mismo tiempo que escuchaba a los presidentes (Raúl primero y luego Obama), se me agolparon entonces muchas ideas o peticiones: Internet universal en Cuba, pasaportes y trámites migratorios baratos, dejar se ser un «posible emigrante» para los consulados estadounidenses, término de la cacería de brujas en la isla, diálogos respetuosos entre un disidente y un revolucionario, etc.

Sé que hay cosas dentro del embargo que el presidente de los Estados Unidos de América no puede cambiar. Conozco también que todo dependerá de lo que el Congreso defina. Pero de que el hombre «lanzó la pelota», estoy convencida.

Días después del anuncio sigo con este manojo de sentimientos y reflexiones que presumo llevaré encima por un tiempo. Y aparecerán otras preocupaciones, aquellas que he intentado mantener a raya y que tienen que ver el discurso colonialista que aun transmiten las palabras del presidente de Estados Unidos:

Hoy vamos a renovar nuestro liderazgo en el continente americano. Vamos a levar las anclas del pasado porque es necesario alcanzar un futuro mejor: para nuestros intereses nacionales, para las personas que viven en Estados Unidos y para el pueblo cubano.

Fragmento del mensaje de Barack Obama: Un nuevo rumbo para Cuba

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