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Tras la reconciliación de EEUU y Cuba, los disidentes cubanos albergan esperanza, miedo y rabia

Categorías: Caribe, Cuba, Estados Unidos, Derechos humanos, Libertad de expresión, Medios ciudadanos, Protesta, Relaciones internacionales, GV Advox
Damas de Blanco or Ladies in White demonstrate in Havana, Cuba 2012. Photo by Hvd69 via Wikimedia Commons (CC BY-SA 3.0) [1]

Las Damas de Blanco se manifiestan en La Habana, Cuba 2012. Foto de Hvd69 a través de Wikimedia Commons (CC BY-SA 3.0)

El anuncio del mes pasado sobre las renovadas relaciones entre Cuba y Estados Unidos provocó reacciones de esperanza, escepticismo e incluso de indignación entre militantes y blogueros detractores del gobierno de Cuba.

Son numerosos los disidentes que ven con preocupación que el gobierno de EEUU no haya establecido un vínculo lo bastante fuerte entre las relaciones diplomáticas y las mejoras en materia de derechos humanos en la isla.

En recientes declaraciones al Diario de Cuba [2], el defensor de los derechos humanos y fundador del foro intelectual Estado de SATS [3], Antonio Rodiles, [4] afirmaba que la decisión de Obama de negociar con las autoridades cubanas sin consultar con la sociedad civil de la isla ha sido un desacierto. «Darle al régimen sin exigir nada a cambio me parece un error garrafal». 

Muchas voces importantes, tanto de cubanos como Rodiles, que han desarrollado una presencia destacada online y en la isla, como de generaciones anteriores de disidentes, consideran que el cambio político permitirá al gobierno cubano aumentar el control social y la represión de los activistas que se oponen al gobierno.

En las redes sociales, muchos se han hecho eco de la opinión de los legisladores conservadores estadounidenses desde que se anunció el cambio. Las Damas de Blanco [5], una organización de mujeres que realiza concentraciones en solidaridad con los periodistas encarcelados y otros prisioneros políticos de la isla, retuiteó y destacó comentarios de algunos miembros del Congreso estadounidense, como Marco Rubio [6] y Robert Menéndez [7], que representan «implacables» comunidades de exiliados anti castristas en EEUU.

Berta Soler, líder de la organización y una de las opositoras al gobierno más destacadas de la isla, declaró al Diario de Cuba [2]

Las medidas del presidente Obama son para el Gobierno, no para Cuba. Se ha equivocado si piensa que restablecer relaciones va a favorecer al pueblo de la Isla. Aquí habrá cambios cuando se respeten los derechos humanos y no existan los Castro.

[…] 

En estos momentos nos sentimos desprotegidos, pero con apoyo o sin él lo importante es mantenernos en nuestra lucha, buscando la libertad del pueblo de Cuba.

Hasta este momento, hemos sido hombres y mujeres golpeados y encarcelados. Ahora creemos que pueden aparecer activistas muertos en las cunetas.

Conocidas por aceptar apoyo económico [8] de agencias gubernamentales estadounidenses, numerosas Damas de Blanco han sufrido palizas, arrestos y otras formas de represión por parte de las fuerzas de seguridad del estado cubano, desde la creación del movimiento en 2003. Sin embargo, el pasado diciembre sus partidarios indicaban que pudieron marchar libremente, sin que se produjera ninguna detención:

#Cuba [9] Pudieron caminar hoy las @DamasdBlanco [10] de Cárdenas y Colón sin ser arrestadas, repudiadas y golpeadas como siempre ha hecho la tiranía

— Iván Hdez Carrillo (@ivanlibre) December 21, 2014 [11]

Muchos han recordado la labor del fallecido Oswaldo Payá [12], que lideró a finales de los 90 un movimiento social que reclamaba un referéndum sobre la constitución del país, con el fin de que ésta incluyera el derecho a una plena participación electoral y a la libertad de expresión, así como otros derechos fundamentales para los cubanos. Payá murió en 2012 en un accidente automovilístico [12] que, según sospecha su familia, podría haber sido organizado por las autoridades cubanas, si bien esta teoría nunca ha sido confirmada. Desde la muerte de Payá, su hija Rosa María, se ha convertido en una importante portavoz de los derechos humanos en el país, aunque su trayectoria difiere de la de su padre. 

En una carta abierta a Barack Obama [13] publicada por el diario Washington Post, Rosa María Payá escribió: 

Mr. President, your laws are not what is preventing the free market and access to information in Cuba; it is the Cuban government’s legislation and its constant censorship.

What would be new would be a real commitment to the Cuban people, with concrete actions supporting citizens’ demands. We don’t need interventionist tactics but rather backing for solutions that we Cubans have created ourselves.

Señor Presidente, no son sus leyes las que impiden el libre mercado y el acceso a la información en Cuba, sino la legislación cubana y su constante censura.

Lo que resultaría una novedad sería un compromiso real con el pueblo cubano, con acciones concretas que apoyen las reivindicaciones de los ciudadanos. Más que tácticas intervencionistas, lo que necesitamos es que nos respalden en las soluciones que los propios cubanos hemos creado.

Pero no todas las opiniones de la oposición son tan negativas. Reinaldo Escobar, periodista reconvertido en bloguero y esposo de la famosa bloguera Yoani Sánchez, guarda la esperanza [14] de que se acabe demostrando que dichas previsiones eran incorrectas:

Yo apuesto a que van a quedar mal, pero estoy deseoso de perder la apuesta. Todas las señales y la experiencia acumulada dicen a las claras que se trata de una nueva maniobra para ganar tiempo y que se van a salir con la suya, pero es también una jugada inédita y las cosas siempre pueden salir de otra manera.

Manuel Cuesta Morúa [15], líder del Partido Arco Progresista -grupo político progresivo que se opone al partido comunista cubano- identificó tres formas [2] en las que las reformas mejorarían las condiciones para el pueblo cubano: 

Primero, se puede utilizar más la solidaridad global para favorecer nuestras estrategias en materia de recursos, de contactos, de relaciones. Segundo, es posible destruir para siempre la narrativa del régimen, que siempre nos ha acusado a nosotros, los disidentes, de trabajar a favor de potencias extranjeras, sobre todo de EEUU. Tercero, pero no último, nuestro contacto con los cubanos al interior del país puede ser menos envenenado porque ahora los ciudadanos, que son los que dan legitimidad a cualquier apuesta y propuesta política, están en mejores condiciones de participar, de interactuar con nosotros.

Yoani Sánchez, bloguera y editora jefe de la revista digital de reciente creación 14ymedio [16], señaló cómo la hostilidad entre EEUU y Cuba ha funcionado como un motor para el gobierno cubano.

…a pesar de la ausencia de compromisos públicos de la parte cubana, lo de hoy fue una derrota política. Bajo el mandato de Fidel Castro nunca se hubiera llegado siquiera a perfilar un acuerdo de esta naturaleza. Porque el sistema cubano se apoya -como uno de sus principales pilares- en la existencia de un contrincante permanente. David no puede vivir sin Goliat y el aparato ideológico ha descansado demasiado tiempo en ese diferendo. 

A los cubanos y cubano-estadounidenses de cualquier espectro político les resulta dificil imaginar que con la «normalización» de las relaciones se vaya a presionar un botón de reinicio en todos los ámbitos, desde la economía hasta los derechos civiles y políticos. Poco después del anuncio, el líder de Estado de SATS Antonio Rodiles [2] ironizaba:

En efecto, independientemente de las prioridades políticas, la mayoría de las opiniones coinciden en señalar que ni Cuba ni EEUU cambiarán de rumbo fácil ni rápidamente. El tiempo dirá si el llamado «acercamiento» reflejará un compromiso renovado con los derechos humanos por parte de Cuba y de EEUU.