Las desventuras antárticas de dos diputados rusos provocan un gran escándalo

Images edited by Kevin Rothrock.

Imágenes editadas por Kevin Rothrock.

Alexander Sidyakin, diputado ruso por la República de Tartaristán y miembro del partido en el poder, Rusia Unida, presumía el pasado diciembre de que clavaría la bandera rusa en el pico más alto de la Antártida si recibía 11.000 retuits para Año Nuevo.

No contento con ello, Sidyakin elevó el tono patriótico aún más y remató su propuesta en Twitter con la etiqueta #антарктиданаша (¡La Antártida es nuestra!), haciendo un guiño más que evidente al ya famoso eslogan de «Крым наш! (¡Crimea es nuestra!)».

Al día de hoy, el tuit de Sidyakin cuenta con menos de 2.000 retuits, lo que no le ha impedido poner rumbo a la Antártida para pasar unas vacaciones de aventura junto a otro diputado de su partido, Oleg Savchenko.

Más tarde, el 14 de enero, la pareja de aventureros se convirtió en noticia nacional cuando el gabinete de prensa de Sidyakin tuiteó que había perdido el contacto con él y con Savchenko y que algo les habría podido pasar en el inhóspito continente.

Más tarde, ese mismo día, la corresponsal para la BBC Olga Ivshina consiguió contactar con los diputados de la Duma a través de su agencia de viajes. Fue entonces cuando el portavoz de Sidyakin volvió a recurrir a Twitter para confirmar que tanto este como Savchenko están sanos y salvos.

Los patrióticos exploradores, sin embargo, no salieron indemnes del candelero. Más bien al contrario, se vieron en el centro de un escándalo político.

Sidyakin and Savchenko

Publicación del sitio web Navalny. Traducción: 

La modesta vida de los diputados: Estos diputados partieron rumbo a la Antártida para conquistar una montaña con la ayuda de la agencia de viajes «Siete Cimas». Según las estimaciones de «Moskovsky Komsomolets», el viaje de cada diputado cuesta 3,5 millones de rublos (53.695 de dólares). La expedición antártica, que emprendieron en días laborables, cuesta casi lo mismo que gana Sadyakin oficialmente en un año y un tercio de lo que gana Savchenko. «Rusia Unida» -el partido de los bandidos y de los ladrones. No les votes. Rebélate contra «Rusia Unida».

A diferentes medios de comunicación de Rusia, así como a activistas anticorrupción como el equipo de Alexey Navalny, no se les escaparon dos problemas con respecto a la expedición de Sidyakin y Savchenko.

Navalny los resumió así en su blog:

Правда, сразу же выяснились ещё два интересных факта:
1. Депутаты нарушили их собственный закон о порядке посещения Антарктиды гражданами РФ.
2. Поездка осуществляется в рабочие дни, и непонятно какого чёрта вся страна работает, а депутаты с зарплатой в 450 тысяч рублей в месяц шастают по Антарктиде.

Hay dos hechos interesantes que quedan de manifiesto inmediatamente:
1. Los diputados han violado su propia ley sobre el procedimiento a seguir por los ciudadanos rusos para viajar a la Antártida.
2. El viaje está teniendo lugar en días laborables. Es un misterio cómo diablos funciona el país cuando sus diputados, con sueldos de 450.000 rublos al mes (6.903 dólares) andan paseándose por la Antártida.

Como informó Slon.ru, ambos diputados apoyaron una ley de 2012 que obligaba a los ciudadanos rusos a obtener un permiso del Servicio Federal de Hidrometeorología y Monitorización Medioambiental para cualquier viaje a la Antártida. Según un funcionario federal, Sidyakin y Savchenko no siguieron el procedimiento correcto para el viaje.

Las dudas de que dos diputados se puedan permitir tal viaje han avivado el debate en Internet y en los medios de comunicación.

Según cálculos de Moskovsky Komsomolets, el coste total del viaje habría ascendido a al menos 3,5 millones de rublos (53.695 dólares) por persona. En el sitio web de Navalny se enfatiza el hecho de que esta cantidad de dinero sea casi el sueldo oficial de un año de Sadyakin y un tercio del de Savchenko.

Si confiamos en los últimos tuits del portavoz de Sidyakin, parece que la pareja de aventureros sí que ha conseguido clavar la bandera rusa en el pico más alto de la Antártida.

Aún así, queda por ver si a su vuelta serán recibidos como héroes o si simplemente tendrán que hacer frente a las no pocas preguntas de sus votantes.

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