¿Debemos alimentar a los trolls?

Kevin Rothrock habla sobre el arte del troleo, con Naomi, Jillian, Arzu y Lina. Imagen del autor.

Kevin Rothrock da consejos sobre el arte de «cebar» a los trolls. A su lado, de izquierda a derecha, Noemi Lardizabal-Dado, Jillian C. York, Arzu Geybullayeva y Lina Attalah. Imagen del autor.

Publicado originalmente en el blog de Ethan Z. 

Cinco días con Global Voices me han dejado un buen sabor de boca sobre el estado del mundo y la buena salud de la que goza Internet. Pero la red no siempre es un lugar amistoso. Nuestra sesión tras el almuerzo del último día de la conferencia fue «¿Debemos alimentar a los trolls?», presidida por la admirable Jillian York, de Global Voices y Electronic Frontier Foundation.

Noemi Lardizabal-Dado es una célebre madre bloguera filipina. En 2006 comenzó a escribir un blog sobre su experiencia como madre que ha perdido un hijo. En 2009 fundó blogwatch.ph, un medio ciudadano filipino líder. Ahora, después de años como ama de casa, se encuentra con el «nido» vacío. Su motivación para escribir en la red es su deseo de mejorar la vida de sus hijos, haciendo del mundo un lugar mejor.

Noemi nos dice: «Yo no alimento a los trolls: los trolls me alimentan a mí». Hace años entrevistó a una mujer filipina que acusaba a su novio británico de fraude, y aún sufre acoso virtual por parte de él. Acusó a un famoso del espectáculo de maltrato infantil y aún sigue soportando ataques de sus admiradores. Ahora, al escribir sobre la tala de pinos frente a un gran centro comercial, se enfrenta a una nueva ola de comentarios ofensivos.

Entre los trolls que se encuentra Noemi hay gente motivada por sus propias opiniones e intereses, pero también robots que responden a palabras clave, trolls contratados para «operaciones en negro» y los típicos tipos aburridos que buscan atención. Noemi mostró una diapositiva con los insultos que recibe: activista de salón, lavacerebros, atontamadres.

¿Cómo ignorar a un trol? Posiciónate bien en los buscadores para asegurarte una mayor visibilidad que la que te reconocen los troles, elimina tu nombre de los medios donde te atacan. Utiliza a tus aliados como cazadores de trolls, déjales librar tus batallas. Cuando alguien traspasa los límites, Noemi lo bloquea o lo suprime. Prefiere no entrar en discusiones, pero en último término, cree que lo mejor es mostrar la estupidez de estos individuos.

Mientras nos mostraba una diapositiva titulada «mantén la calma y llama a la ciberpolicía», nos habló de cuando comenzó a recibir amenazas de muerte por acusar a un político de maltrato infantil. La legislación filipina castiga las amenazas de muerte, por lo que Noemí pudo recurrir a la aplicación de la ley.

«Los trolls me alimentan –dice–. A menudo me dan ideas para las historias que escribo. Y me proporcionan más seguidores en Twitter (la pueden leer en @momblogger). El troleo puede convertirse en un beneficio añadido. Noemi sugiere que también escuchemos a los trolls: no debemos quedar atrapados en nuestra propia burbuja de filtros, nuestra Internet privada. A veces, el mensaje de un trol es un comentario inteligente envuelto en pedantería.

Arzu Geybullayeva señaló que sus trolls tienen intenciones diferentes. La acusan de ser agente secreto, de ser una traidora, o se limitan a acosarla sexualmente.

Arzu habla varios idiomas, y le resulta extraño comprobar que hay gente en el mundo dispuesta a creer que ella es una espía de Armenia, el enemigo histórico de Azerbaiyán. Es muy crítica con este país, lo que provoca que algunas personas la vean como una armenia que oculta su nacionalidad. Como también escribe para un periódico armenio de Turquía, se convencen más aún. Otra gente la ve como agente secreto de las potencias occidentales.

Lo cierto es que Arzu se centra en buscar la paz y el entendimiento en el Cáucaso. Pero este trabajo la ha convertido en un popular objetivo para los ataques de trolls en la red. Le gustaría sentir cierta simpatía hacia sus trolls como Noemi, pero los ataques que sufre han sido en ocasiones muy personales y siniestros.

Lina Attalah, que escribe para varias publicaciones egipcias, señala que a menudo el troleo es similar en las diferentes culturas: a ella también la acusan de ser un agente secreto. En Egipto, dice, la política se ha reducido a una ecuación binaria: los militares o la Hermandad Musulmana. Si eliges un tercer camino independiente, te conviertes en un polo de atracción de trolls.

Su periódico cubrió la masacre perpetrada por la policía en un campamento de la Hermandad Musulmana, y fue uno de los pocos medios que habló de esa atrocidad. Quiere dejar muy claro que ni ella ni su periódico simpatizan con la Hermandad, pero que ambos consideraron que esta grave violación de derechos era muy importante. Una vez que hubieron documentado la masacre, los trolls sacaron las uñas.

«Hay muy poca lógica en lo que respecta a las respuestas de los trolls». Las mismas personas les acusan por igual de ser simpatizantes de Hamas y espías israelíes. «El troleo no es solo un fenómeno en la red –dice–, se nutre del contexto político en el que se desarrolla».

«No me gusta contestar porque no tengo suficiente energía –dice Attalah–. Además, no siempre estoy dispuesta a defender una posición con matices frente a una dicotomía simplista. Para mantener la independencia de una web de noticias, es esencial no responder a los trolls».

Kevin Rothrock, coeditor de la sección RuNet Echo de Global Voices es uno de nuestros más populares objetivos para los trolls. Rothrock señaló que al ser un hombre, no tiene que soportar las grotescas agresiones sexuales que sufren las mujeres en la red. Como informa sobre Rusia desde EE.UU., no corre un riesgo directo como si estuviera sobre el terreno. «Puedo hablar del troleo como un negocio o un arte, porque me toca muy de lejos». También afirmó que algunos autores de Global Voices escriben sobre lo que conocen o lo que les interesa, no sobre lo que viven a diario, y cuando sufren ataques de trolls, es una experiencia diferente, más distante.

«Cuando hablo de Rusia –dice Kevin–, lo veo desde ambos lados». RuNet Echo está financiado por la Open Society Fundation, Kevin reside en la ciudad de Washington, y estos hechos llevan a los trolls a creer que es un propagandista del Departamento de Estado. Pero sus artículos también desmantelan muchos de los reverenciados mitos de la oposición rusa. Cuando incide sobre las tensiones de la oposición, la izquierda rusa lo suele criticar acusándolo de traicionar su labor.

«¿Alimento a los trolls? ¡Los entrevisto!». RuNet Echo ha entrevistado trolls simpatizantes del Kremlin, y le preocupa que esto los haga más poderosos, pero son una parte esencial del ecosistema virtual ruso. «Cuando escribes desde lejos, el troleo puede ser intelectualmente estimulante e interesante» Kevin afirmó que sus mejores respuestas a trolls se le ocurren cuando está en la cola del supermercado. «Es una forma de ejercicio mental». 

Jillian York señaló que la primera frase de Kevin había sido sobre género. Jill comentó que aunque suele trabajar a distancia, a menudo se siente amenazada por personas de su zona que le responden en la red, y preguntó al panel si esta sensación de amenaza se debe más al género o a la cercanía.

Arzu dijo que el troleo es una respuesta a la franqueza. Amenazarte con violencia sexual es una forma de utilizar el poder de amedrentar en una sociedad patriarcal. Las mujeres de Azerbaiyán se sienten a menudo intimidadas por el poder y la violencia machista. Temas como la reconciliación, en el que trabaja, parecen ejercer una notable atracción sobre los trolls. Pero su compromiso con esta labor la anima a seguir a pesar de estas amenazas.

«El que seas mujer da a los trolls más ideas», explicó Attalah. Sus colegas masculinos también reciben ataques, pero no son de índole sexual y resultan mucho menos personales. Arzu señaló que los ataques más inquietantes son los que no se dirigen a ella, sino a su madre.

Tras comentar que los colaboradores de Global Voices reciben ataques frecuentes de trolls gubernamentales, preguntó a los ponentes si se sentían víctimas de sus gobiernos. Para Noemi, la similitud del lenguaje utilizado por varios de sus trolls le hace pensar en una campaña coordinada contra la izquierda, que muy probablemente cuenta con el apoyo del gobierno. Rothrock señaló que, con toda seguridad, el gobierno ruso patrocina y paga a trolls partidarios del Kremlin, y existen estudios bien documentados sobre «fábricas» y «granjas» de trolls. Probablemente se trata de propietarios de pequeñas empresas de relaciones públicas de ideología afín a Putin. Estas personas interesan a Rothrock, porque aprecia la autenticidad de sus puntos de vista, incluso si teme que sus ataques puedan dañar el espacio en la red de la sociedad civil. Attalah afirmó que hay investigadores analizando los «ejércitos electrónicos» de trolls como grupo, diferenciándolos de los usuarios individuales.

York comentó que cuando escribió un artículo sobre Azerbaiyán, tuvo una oleada de respuestas contándole lo maravilloso que era el país. Arzu dijo que Azerbaiyán es un país que se siente cómodo construyendo una falsa realidad, que incluye albergar su propia versión de las Olimpiadas internacionales. No puede sorprendernos que el gobierno movilice un ejército para responder a las críticas en la red.

Los trolls suelen ser personas insignificantes que se quejan, pero a York, los que le preocupan son los trolls que golpean: gente poderosa que amenaza a personas más débiles. Arzu explicó que el troleo le comenzó a asustar de verdad cuando un célebre presentador, que conoce personalmente a su padre, empezó a denunciarla en la televisión.

York realizó una improvisada encuesta, preguntando al público si debemos alimentar a los trolls. Un considerable grupo se mostró a favor de hacerlo, una minoría cree que no se debe hacer nunca, y muchos se veían indecisos. Arralah, Arzu y Noemi dijeron que tienen mucho que hacer como escritoras y activistas para estar alimentando trolls.

Y para Rothrock, hay que «darles de comer hasta que se atraganten».

Jeremy Clarke se preguntó si alguien había logrado convertir alguna vez a un trol, si le había hecho cambiar de opinión. Rothrock apuntó que al discutir con trolls, a veces consigue conducirlos a debates más cívicos y productivos. Algunos de esos trolls son bastante inteligentes, y agradece lo que ha aprendido de ellos. York señaló que a ella le ha sucedido lo contrario: tenía un conocido que se convirtió en trol.

Una asistente comentó que escribe en la red sobre sexualidad, y sufre ataques regulares con lenguaje sexual directo hacia ella y hacia su madre. Se limita a retuitear estos ataques y deja responder a sus seguidores. Tuvo un trol tan persistente que atacaba todo lo que ella escribía, así que hizo un experimento: tuiteó una visita a Starbucks, y el trol también atacó este tuit. Al final estaba tan frustrada que se encaró con el trol, preguntándole si tenía suficientes agallas para verla en persona. Fijó una cita en el café de unos amigos: el trol nunca apareció pero también dejó de atacarla.

Gershom Ndhlovu, voluntario de Global Voices desde Zambia, nos dijo que el nuevo gobierno zambiano ha comprado 600 ordenadores, los ha entregado a grupos del partido, y paga las conexiones a Internet de esos simpatizantes. Si escribes cualquier cosa sobre el gobierno en Facebook, esa gente responde atacándote. Los ejércitos de trolls son reales y pueden ser muy poderosos.

Kevin Rennie, de Australia, comentó que los troles intentan dominar conversaciones con etiquetas, y se preguntó cómo podía combatirse. Rothrock señaló lo sencillo que resulta inundar una etiqueta. En lugar de estas conversaciones, hay que ceñirse a otras más cerradas, que dependen de líderes del pensamiento individual. Según él, es peligroso dar por hecho que cualquier indignado o alborotador de la red forma parte de un movimiento organizado, y también es peligroso menospreciar a grupos que discrepan con tu punto de vista. En Rusia, Putin tiene un enorme apoyo. Cuando se arruina una etiqueta, no siempre es un ejército de robots, puede ser un desacuerdo legítimo.

Thant Sin, de Birmania, dijo que en su país Internet está lleno de comentarios que incitan al odio religioso y racial. Los artículos pueden recibir cientos de comentarios de esta índole. En Facebook se libra una batalla contra los comentarios que incitan al odio. Explicó que la creencia general es que estos trolls reciben apoyo del gobierno, pero no hay pruebas. Su postura personal es ignorar estos mensajes furibundos.

Un miembro del público se dirigió «al agente masculino de la CIA» y le preguntó cómo respondería a los trolls que le hablaran en el mundo real. Rothrock contestó que sería una persona muy distinta si discutiera desde Rusia en lugar de EE.UU. Cree que tendría mucho más cuidado y vigilaría sus palabras, lo que significa que tendría una experiencia en la red muy diferente. 

Filip Stojanovski se refirió a un caso de Macedonia, un portal de noticias del gobierno dirigido por gente anónima. Se trata de una estructura de troleo que se sostiene con 200 000 euros en publicidad gubernamental. Una táctica que según Amira Al-Hussaini, se ha hecho muy popular en Bahréin, es identificar a gente en fotos de manifestaciones. Preguntó si sería ético que elaboráramos un índice de trolls, al menos de trolls gubernamentales. Rothrock señaló que él y su coeditor de RuNet Echo están en una base de datos de «rusófobos patológicos». York dijo que algunos trolls han sido inmortalizados en la Enciclopedia Dramática, y Noemi comentó que ella no daría más visibilidad a esos trolls y no los inmortalizaría de esta forma, porque lo más probable es que lo disfrutaran. Arzu dijo que tiene su propio archivo personal.

Janice, de la web progresista de noticias filipina Bulaplap.com, afirmó que su web está «marcada en rojo»: la acusan de estar asociada con grupos terroristas del país. «Bulaplap» es un término que significa «desenterrar», pero también tiene connotaciones sexuales. El gobierno de Arroyo creó una web espejo de Bulaplap que contenía imágenes pornográficas, sugiriendo que la web de noticias era en realidad un sitio de pornografía. Ella se pregunta si los que controlan sus propios blogs deberían censurar los comentarios de los trolls.

Attalah nos dijo que la política de comentarios de su periódico ha sido no censurar nada. No obstante, han llegado a un punto en el que están considerando hacerlo en caso de comentarios que incitan al odio y amenazas de violencia sexual. Arzu terminó observando que «Los trolls son trolls. No debemos permitirles detener nuestra labor».

Publicado originalmente en el blog de Ethan Z.

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