¿Qué pensaría usted si descubre que el libro con el que usted o sus hijos han estudiado álgebra está falsificado o peor aún que contiene errores? En la ciudad de Bogotá, Colombia, la noticia de la venta de copias piratas del libro «El álgebra de Baldor» con sus correcciones ha implicado, incluso, debates sobre los derechos de autor:
el algebra de baldor ya tiene mas de 50 años, eso quiere decir que los derechos de autor ya estan prescritos y cualquiera puede reproducirla
— Alfredo Bateman P. (@albate2k) February 11, 2015
Las reflexiones sobre el costo de adquirir libros en Colombia también estuvieron a la orden del día en los foros de opinión de los diarios de circulación nacional.
Ante el hecho, Sin Face (@Sinfaces) recuerda que desde siempre tuvo dificultades para comprender las matemáticas y mira la situación con humor:
Mi Álgebra de Baldor era pirata los resultados de los problemas nunca coincidían con los míos…
— SinFace (@Sinfaces) February 11, 2015
En el mismo sentido, Martha Martínez (@marthisabel06) publica:
Seguro mi Álgebra de Baldor estaba adulterada, porque nunca resolví ni uno de los problemas… :( — ♥Martha Martínez♥ (@marthisabel06) February 11, 2015
De acuerdo con Wikipedia, El álgebra de Baldor es un libro del cubano Aurelio Baldor cuya primera edición se remonta al 19 de junio de 1941. «El texto de Baldor es el libro más consultado en escuelas y colegios de Latinoamérica, incluso más que El Quijote de Miguel de Cervantes. El álgebra de Baldor tiene 5.790 puntos en total. (19 puntos en cada ejercicio en promedio)».
En este sentido, es un libro bastante presente en la tradición colombiana, y es heredado de de una generación a otra, como lo recuerda #Dealpool (@SoyElDibujante):
Lo curioso, es que hay un consenso por heredar el Álgebra de Baldor del hermano mayor, los papás o algún primo.
— #Deadpool ~ (@SoyElDibujante) February 11, 2015
De acuerdo con los diarios nacionales, las autoridades recomendaron a la ciudadanía comprar copias originales del libro en cuestión. Las personas capturadas por el hecho irán a juicio, el debate sobre el acceso al conocimiento queda abierto, y la relación amor-odio de los estudiantes con las matemáticas seguirá siendo material para el humor.