Como parte de la Cumbre 2015 de GV, invitamos a nuestros miembros y asociados a escribir ensayos que expliquen y analicen los efectos en el mundo real de la políticas relacionadas a Internet en los ciudadanos de una región o país determinado. El objetivo de esta competencia era amplificar las voces y puntos de vista de nuestra comunidad y contribuir a mostrarle al mundo los efectos del derecho y la práctica y así lo hicieron los autores.
A continuación los ensayos que se centraron en Medio Oriente y el norte de África.
AHMED SAEED, MEDIO ORIENTE Y NORTE DE ÁFRICA
Políticas de internet en el mundo árabe. Transiciones y desafíos
En 2011, una serie de revoluciones se desataron en Medio Oriente y el norte de África, y se fueron extendiendo causando gran impacto en numerosos países y afectando ligeramente a otros, lo que derivó en un efecto dominó que finalmente se conoció como la “Primavera árabe”. Estas revoluciones amenazaron con derrocar a regímenes autoritarios opresores en países como Libia, Egipto, Siria y Yemen.
El evento que desencadenó esta reacción en cadena fue la autoinmolación de Mohamed Bouazizi prendiéndose fuego frente a la sede del estado de Sidi bouzid en Túnez en un acto de ira y frustración debido a que sus mercancías fueron confiscadas y la humillación que sufrió a manos de un funcionario municipal.
La Primavera árabe no solo afectó la región de Medio Oriente y el norte de África a través de numerosos cambios en la esfera política que condujeron a la caída de una gran cantidad de regímenes autoritarios y la transición hacia la democracia de los países árabes, sino también ha desatado una serie de cambios constitutivos que impactaron de manera significativa en la vida social y la manera en que la gente mira los medios sociales e internet en general.
Normalmente, cuando se discute la Primavera árabe el foco está en los cambios políticos y en la dinámica en los países donde las revueltas tuvieron lugar, sin embargo, los últimos tres años marcaron un “cambio de paradigma” en términos de exposición de la población a los medios sociales a través del uso de tecnología y herramientas digitales, que han redefinido el rol de tales instrumentos en la vida cotidiana, lo que condujo en consecuencia a un enorme aumento en la cantidad de usuarios de redes sociales e internet en la región.
El término “medios sociales” en sí mismo, antes de las protestas de 2011 no había penetrado por completo en el mundo árabe, debido a que tradicionalmente los medios eran censurados y controlados por sus respectivas autoridades. Existía escasa libertad de expresión y de prensa y por eso los medios sociales sirvieron para que la gente pudiera expresarse e informarse sin filtros.
Hoy casi todos los ciudadanos de la región están equipados con dispositivos que les permiten subir videos e imágenes obtenidos directamente desde el corazón de los eventos en plazas y sentadas y compartirlos con todo el país. De este modo se ha revolucionado la opinión que la gente tiene de los “medios”. Muchos ciudadanos no estaban familiarizados con el concepto de usar medios sociales debido a que la libertad de expresión, en general, estaba en gran medida limitada debido a la naturaleza autoritaria de los regímenes de estos países.
Las políticas referidas a internet en la región de Medio Oriente y el norte de África siempre han sido obstáculos que evitaron que los ciudadanos árabes aprovecharan completamente dichas plataformas y disfrutaran de una sensación de libertad personal y empoderamiento. En cambio, los gobiernos emplearon Internet con fines propagandísticos para profundizar su control y todos los que intentaron oponerse, fueron acosados, arrestados, puestos bajo vigilancia, presos, o en algunos casos, incluso asesinados.
En Arabia Saudita una gran cantidad de blogueros han sido arrestados y encarcelados bajo el pretexto de constituir una amenaza para la seguridad nacional. De manera similar en Bahréin donde los allanamientos y campañas de arrestos contra blogueros y activistas por los derechos humanos han sido continuos desde antes incluso de 2011, algunos blogueros murieron en custodia debido a la tortura y los activistas por los derechos humanos han sido encarcelados o forzados a vivir en el exilio.
Las medidas de censura y vigilancia estricta sobre los medios sociales en países como Siria, Túnez, Egipto y Yemen alcanzaron su máximo nivel cuando se prohibió el uso de internet o redes sociales. La gente que usaba estas plataformas para expresar su descontento con la situación política del país o para criticar el rol de las autoridades enfrentó amenazas, acoso, censura, arrestos, prisión y en algunos casos, la muerte.
Todos los factores previamente mencionados han conducido a una mayor opresión en los países árabes afectados por los levantamientos. Se les prohibió a los ciudadanos expresar sus opiniones en plataformas utilizadas por casi todos los países del mundo y se los privó de experimentar la sensación de ser ciudadanos globales que sus pares de otros países disfrutan plenamente. Afortunadamente, estas severas políticas no han detenido la búsqueda de la democracia ya que hemos sido testigos del despertar de conciencia acerca de la importancia de ejecutar mejores políticas de internet, incluyendo la participación de sociedades civiles y grupos de activistas en el proceso de gobernanza de internet como partes interesadas.
Túnez, uno de los países más pequeños del mundo árabe y cuna de la “Primavera árabe” ha logrado dar pasos importantes hacia la democracia y avanza hacia el desarrollo de un sistema de múltiples partes interesadas en sus políticas de gobernanza de internet, y aunque este proceso aún genera un debate candente, el caso de Túnez se destaca entre el resto de los países de la región por haber sido el más exitoso.
La importancia de las políticas de internet está vinculada de modo inseparable con la democracia y la integridad institucional de todo país. Tener internet regulada de una manera que vulnera los derechos humanos e impide en gran medida que las personas ejerzan sus libertades personales seguramente tendría consecuencias no deseadas y levantamientos.
En conclusión, las políticas de internet en el mundo árabe siempre han sido aprovechadas por los gobiernos como una herramienta para reprimir a los ciudadanos y mantenerlos bajo vigilancia constante. Los habitantes de la región de Medio Oriente y el norte de África se han levantado y aún lo hacen contra estas políticas; y están logrando avances aunque lentos. Internet es un derecho humano que debe ser protegido por legislación vinculante a nivel nacional e internacional como parte inseparable de cualquier transición democrática. A través de mayor trabajo local en la defensa de derechos, el reconocimiento de derechos vinculantes a nivel global y una total transparencia en el proceso de implementación. La región de Medio Oriente y el norte de África puede sin duda lograr el éxito y la idoneidad y convertirse en un ejemplo para otras naciones en transición.
AFEF ABROUGUI – TÚNEZ
¿El derecho al olvido inspirará a los regímenes represivos a extender la censura en internet?
El “derecho al olvido” reconocido por la UE ha dejado a numerosos de sus defensores en el mundo árabe temerosos de que los gobiernos lo aprovechen para limitar aún más la libertad de información y expresión en internet.
La decisión judicial permite a los ciudadanos de la UE solicitar que los motores de búsqueda desindexen los enlaces a información personal considerada “imprecisa, inadecuada, irrelevante o excesiva” para que no aparezca en los resultados de búsqueda. La corte aclaró que el derecho al olvido “no es absoluto” y que se requiere una evaluación caso por caso para asegurar que el ejercicio del derecho al olvido de un individuo no vulnere el derecho del público a saber.
Pero desde que se dictó la resolución, Google informa haber recibido más de 135,000 solicitudes de remoción de enlaces de sus resultados de búsqueda. En agosto de 2014, el principal buscador a nivel mundial anunció que aprobó un poco más del 50% de las solicitudes que recibió. Estas incluyeron enlaces a trabajos periodísticos legítimos y a noticias publicadas por la BBC, y los periódicos The Guardian y Daily Mail, algunos de los cuales fueron restituidos en respuesta a objeciones de los periodistas. La empresa difunde de manera periódica datos selectos del proceso, que pueden encontrarse aquí.
¿Qué sucedería si dicha política se implementara en los países árabes?
Aunque en la actualidad solo se aplica en Europa, el “derecho al olvido” podría inspirar a los regímenes represivos a extender sus prácticas de aplicar filtros a internet. “Será usado por gobiernos que no son tan avanzados ni progresistas como los europeos para hacer cosas malas,” advirtió en mayo de 2014 el CEO de Google, Larry Page.
En una entrevista por correo electrónico, Dhouha Ben Youssef, una defensora del derecho a la intimidad y la libertad en la red escribió que estaba de acuerdo con Page.
“Estos gobiernos sacarán provecho de esta directiva. La gente poderosa podrá esconder sus actos deshonrosos para preservar su reputación virtual. Por ejemplo, los políticos podrían pedir que sean removidos los posts que critican sus políticas y abusos de poder,” explicó Ben Youssef. “Esto impactará en gran medida en el periodismo de investigación que está surgiendo en la región.”
No existe razón alguna que impida que los gobiernos árabes no implementen su propio “derecho al olvido”, si quisieran hacerlo. Todo lo que tienen que hacer es sancionar una nueva ley represiva o simplemente ordenar a los proveedores de internet que bloqueen contenidos que violen el controvertido principio.
Los gobiernos de la región ya aplican severas leyes que reprimen las calumnias e injurias y ofrecen amplia protección a la intimidad sin control judicial o mecanismo de apelación. Estas políticas niegan de manera sistemática el acceso a la información y sirven para juzgar a quienes revelan las irregularidades o actos de mala conducta cometidos por funcionarios públicos y otras figuras poderosas. La primavera pasada, Social Media Exchange llevó adelante un estudio en profundidad sobre este tipo de leyes — su trabajo podría servir como una hoja de ruta para quienes intentan impedir nueva legislación en esta dirección.
El decreto sobre Ciberdelito de Emiratos Árabes Unidos (UAE) ha sentado las bases:
En 2012, en los EAU se aprobó el Decreto Federal No. 5/2012 que combate los delitos cibernéticos, presuntamente para “proteger legalmente la privacidad de toda la información publicada en línea.”
Sin embargo, como muchas otras normas represivas aprobadas en regímenes árabes a lo largo de los años, esta ley es un instrumento más para coartar la libertad de expresión en línea y el disenso político.
El decreto incluye una lista exhaustiva de actividades ilegales, punibles bajo el manto de protección del derecho a la intimidad. La norma proscribe:
…usar redes electrónicas o cualquier tecnología de información sin justificación legal para cometer violaciones de la privacidad mediante interceptación, intervención, grabación o divulgación de conversaciones, comunicaciones, material en audio y video; tomar fotografías, crear fotos electrónicas, revelarlas, copiarlas o guardarlas ; publicar noticias, fotos digitales o escenas, comentarios, datos e información aunque fueran auténticas.
El derecho al olvido y el decreto de los EAU No. 5/2012 comparten un punto peligroso: ambos limitan la propagación de contenido auténtico con el propósito de proteger el derecho a la intimidad. En la región árabe el objetivo parece ser esconder evidencia de la conducta indebida de políticos y funcionarios públicos. Mientras que en la UE el derecho al olvido presuntamente está orientado a proteger a particulares, el hecho de que antiguos políticos de la UE tengan la facultad de ejercer el derecho al olvido es preocupante.
Internet y el mundo no deben olvidar los actos deshonrosos y corruptos de los políticos una vez que abandonaron el cargo. Todos hemos sido testigos de cómo los funcionarios públicos son tentados nuevamente por el poder poco tiempo después de dejar sus cargos. El expresidente francés Nicolas Sarkozy recientemente anunció su retorno pese a acusaciones de corrupción en su contra. En Túnez, donde trabajo como periodista independiente, los funcionarios que ocuparon cargos durante el gobierno corrupto y autocrático de Zine el-Abidine Ben Ali están regresando a la escena política y compitiendo en elecciones legislativas y presidenciales.
Uno podría argumentar que los filtros en internet ya son habituales en la región y que la decisión judicial del derecho al olvido de la UE no mejorará ni empeorará la situación. Esto en alguna medida es cierto pero el nivel de aplicación de filtros en internet difiere de un país a otro. Mientras algunos gobiernos aplican filtros de manera extensiva, otros los mantienen en niveles mínimos.
En Túnez, por ejemplo, Internet ha permanecido abierta y relativamente libre de censura desde el derrocamiento de Ben Ali. Pero una gran cantidad de funcionarios del gobierno aún abogan por el restablecimiento de los filtros para combatir la “difamación” y el “terrorismo.” Pronto, podrían solicitar filtros en internet para proteger el derecho al olvido, alegando que incluso la “democrática” Europa consagra este derecho.
Los dictadores tienen mucho que aprender de las prácticas antidemocráticas de las “democracias occidentales”
“Para Reporteros sin fronteras (RWB), si me muestran cómo Francia monitorea el ciberespacio, nos comprometemos a hacerlo mejor.” Esa fue la respuesta del exministro de TIC Mongi Marzouk, cuando RWB criticó al gobierno tunecino por establecer una controvertida Agencia Técnica de Telecomunicaciones, diseñada para investigar “ciberdelitos.”
“Esta ley tomó como referencia la Convención de Budapest [sobre ciberdelitos],” sostuvo Marzouk en defensa del decreto que estableció la agencia. Aunque la Convención de Budapest marcó un importante progreso en el desarrollo de estándares internacionales para los ciberdelitos, está lejos de ser perfecta — muchos sostienen que la Convención carece de protección suficiente contra el uso malicioso de ciertas tecnologías.
Los funcionarios de los gobiernos del mundo árabe no dudan en sostener que estas prácticas o leyes son tan democráticas como las europeas, incluso cuando no lo son. También aprenden las prácticas no democráticas de las “democracias occidentales.” Del mismo modo que las prácticas masivas de espionaje de NSA pueden ayudar a las dictaduras, también el derecho al olvido lo puede hacer.
Los legisladores de la UE deben tener en cuenta que cada ley que sancionan puede inspirar a los reformadores pro-democracia en países menos democráticos o incitar a dictadores a “hacer cosas malas.” Depende de ellos elegir de qué lado están.