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La perspectiva de género llega al sistema de educación pública de Puerto Rico

Categorías: Caribe, Latinoamérica, Puerto Rico (E.U.A.), Activismo digital, Buenas noticias, Derechos humanos, Educación, Medios ciudadanos, Mujer y género, Política, Protesta
A recent march in Mayagüez, at the western end of Puerto Rico, in favor of gender equity organized by Paz para la Mujer. Taken from their Facebook page. [1]

Una reciente marcha a favor de la igualdad de género en Mayagez, municipio de la costa este de Puerto Rico, organizada por Paz para la mujer. Foto tomada de su página de Facebook [2].

Organizaciones y defensores que luchan por la igualdad de género en Puerto Rico recibieron una grata noticia el pasado 25 de febrero con el anuncio de que Rafael Román Meléndez, el Secretario de Educación puertoriqueño, firmó la Carta Circular Núm. 19-2014-2015, en la que se hace inclusión de la perspectiva de género como parte integral del plan de estudios de las escuelas públicas. 

A continuación, el documento completo: 

Coordinadora Paz para la Mujer, una coalición de diferentes organizaciones dedicadas a erradicar la violencia contra las mujeres, también celebró la noticia [3] y ofreció ayudar al Departamento de Educación en la implementación de los cambios necesarios: 

Reconocemos que la política pública acogida por el Departamento de Educación (DE) es el resultado de la lucha incansable de grupos de mujeres y organizaciones quienes por décadas han creído y defendido los derechos humanos para todas las personas. El endoso es además muy significativo para adelantar el trabajo de prevención de la violencia de género que depende en gran medida de la educación desde edades tempranas. Estamos en la disposición de colaborar con el DE y seguiremos educando a las comunidades y profesionales para sensibilizar sobre la perspectiva de género y sus beneficios.

El blog Mujeres en Puerto Rico reconoció la importancia de la carta circular del Departamento de Educación, aclarando que el verdadero trabajo solo está comenzando [4]:

Aunque la Carta no es un fin en sí mismo, y ahora comienza la fase más importante (la implementación) no es menos cierto que la misma constituye un tremendísimo instrumento a favor de los derechos humanos de las personas que habitamos Puerto Rico.

Esta victoria para la igualdad de género no se ganó con facilidad. Grupos religiosos conservadores estaban contra la inclusión de la perspectiva de género en el plan de estudios de las escuelas públicas. Su oposición a los planes del Departamento de Educación estaba basada, en parte, en el temor de que el cambio infringiera, de alguna forma, el derecho que cada uno tiene de educar a sus hijos de acuerdo con creencias morales y espirituales particulares. Los defensores de las reformas dicen que estas preocupaciones no tienen fundamento [5]. Aseguran que la perspectiva de género en la educación no es más que enseñarle a los niños que todos deberían ser tratados con igualdad y respeto, sin importar su género. Según ellos, no es solo una cuestión de derechos humanos sino un problema nacional extremadamente apremiante, especialmente en un país en el que tantas mujeres y niñas son victimas de violencia de género todos los años. 

La falta de una educación dedicada a la igualdad de genero tiene consecuencias alarmantes. Amárilis Pagán, activista por los derechos humanos, escribe en su blog acerca de la mentalidad de «culpar a la víctima» [6] que impregna los medios de comunicación masiva de Puerto Rico, diciendo que es un resultado directo de la ausencia de la perspectiva de género en la educación de la mayoría de la gente:

La demonización de las mujeres y nuestros cuerpos tiene consecuencias graves.  Implica, en primer lugar, ubicarnos en una situación de inferioridad moral que justifica la violencia que recibimos.  De ahí surgen las críticas en contra de las víctimas de violencia de género y la justificación de sus agresores. Nos violan porque provocamos, nos asesinan porque desobedecemos y nos discriminan porque no nos ajustamos a determinadas expectativas de comportamiento.

Un famoso ejemplo de esa clase de tratamiento desigual tuvo lugar a principios de este año, cuando la cantante Ivania Zayas murió tras ser atropellada por un auto durante la madrugada. Cuando el teniente asignado al caso fue entrevistado en un programa de televisión, declaró: «Una de las cosas que tenemos qué investigar es qué hacía una dama a esa hora cruzando esa avenida que es bastante concurrida en dirección a su casa». En esa ocasión, el poeta y bloguero Guillermo Rebollo-Gil escribió una dura crítica hacia lo dicho por el teniente [7]:

Honestamente, las expresiones del teniente en la conferencia de prensa dejan entrever que la Policía de Puerto Rico tiene una afición particular por las cacerías de brujas. Por desperdiciar sus limitados recursos en función de sus prejuicios acerca de cuáles deberían ser los hábitos apropiados de “mujeres de bien”. Y aparentemente, según el teniente, las mujeres de bien no mueren atropelladas por un carro a la 1 de la mañana, pues las mujeres de bien están en sus casas a esa hora, o al menos debidamente acompañadas.

Con suerte, gracias a la nueva política de la perspectiva de género aplicada al sistema de educación pública de Puerto Rico, comentarios como estos, y la forma de pensar que se encuentra detrás de ellos y que causan tanto daño, algún día serán cosa del pasado, junto con la violencia de género.