Internet en Irán: Evaluación de los primeros dos años de Rouhani en la presidencia

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Small Media revisa las políticas sobre Internet de los 18 primeros meses del presidente Hasan Rouhani. Imagen creada por Small Media y utilizada con autorización.

Este artículo ha sido escrito por Kyle Bowen, investigador de Small Media, a partir del informe del mismo título.

“Filtering has not even stopped people from accessing unethical websites. Widespread online filtering will only increase distrust between people and the state.”

«El filtrado no ha evitado siquiera que la gente acceda a webs poco éticas. El filtrado generalizado de la Red solo incrementa la falta de confianza entre la gente y el estado».

Estas palabras, pronunciadas por el presidente Hassan Rouhani poco después de ganar las elecciones de 2013, alentaron las esperanzas de que la Internet iraní estaba a punto de hacerse un poco más libre. Para los internautas iraníes, fueron buenas noticias, ya que los últimos 18 meses de presidencia de Ahmadineyad estuvieron marcados por un persistente endurecimiento de las restricciones a la libertad en la Red.

En enero de 2012 se introdujeron estrictas normas para los cibercafés, que exigían a los propietarios guardar durante al menos 6 meses un detallado registro de la información personal e historial de navegación de sus clientes. En marzo de ese año, el Líder Supremo creó el Consejo Supremo del Ciberespacio (CSC), una poderosa y oscura organización que tiene la última palabra en cualquier tema relacionado con las políticas de Internet. Aunque el el presidente dirige el CSC, la institución está dominada por los conservadores. En los primeros meses de 2013, la excesiva regulación redujo la Internet iraní a velocidades de tortuga con vistas a las elecciones del 14 de junio.

En este contexto de restricciones crecientes y censura insidiosa, el mensaje de Rouhani de una Red más abierta tocó la fibra sensible del público iraní.

Pero, ¿ha satisfecho Rouhani estas nobles expectativas? Esta es la cuestión que el último informe de Small Media plantea. Esta investigación ha estudiado medios de comunicación, instituciones iraníes de censura y tres años de presupuestos de nuevas tecnologías para elaborar una crónica de las políticas que ha aplicado la administración de Rouhani en sus primeros 18 meses de presidencia. Según este informe, ¿qué se ha hecho hasta ahora?

Lo bueno

Un signo positivo es el empeño de Rouhani de enfrentarse al organismo iraní encargado de censurar Internet, el pomposamente llamado Comité para Determinar Instancias de Contenido Criminal (CDICC). Cuando el CDICC aprobó una moción que ordenaba el bloqueo de WhatsApp, Rouhani sugirió a su ministro de Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), Mahmoud Vaezi, que se negara a implementarla. Lógicamente, el CDICC no se tomó bien semejante insubordinación, y su secretario, Abdolsamad Khoramabadi, perteneciente a la línea dura, afirmó que Rouhani no tenía derecho a ignorar las directivas del comité. A la fecha, WhatsApp sigue funcionando en Irán, aunque sufre algunas perturbaciones temporales.

Entre otras cosas, su firmeza sobre WhatsApp ilustra que Rouhani hablaba en serio cuando hizo alguna de sus promesas electorales. Además, su intervención ha tenido un tangible impacto en la política iraní de filtrado, manteniendo WhatsApp a disposición de los ciudadanos iraníes. La decisión de Rouhani de enfrentarse al CDICC por esta prohibición fue desde luego un paso en la buena dirección. Pero cuando se estudian los presupuestos para tecnologías y examinamos las prioridades de gasto, comienzan a aparecer algunas señales preocupantes.

Lo malo

Una causa potencial de preocupación es el desmedido aumento del presupuesto para ciberseguridad. Cuando Rouhani ocupó la presidencia, los fondos para esta partida se elevaban a 42 073 millones de riales (3,4 millones de dólares). En los presupuestos del próximo año, ha experimentado una subida estratosférica hasta los 550 000 millones de riales (19,8 millones de dólares), un incremento de más del 1200% en solo tres años.

Cybersecurity funding has soared under Rouhani

El presupuesto en tecnologías ha aumentado un 1200% en solo tres años. Imagen creada por Small Media y utilizada con su autorización

Este aumento vertiginoso, que se produce tras los ciberataques a Stuxnet y Flame, y al escándalo de espionaje de la NSA, muestra que el gobierno ha hecho de la seguridad una de sus prioridades. En principio no tiene nada de malo, pero hace temer la posibilidad de que se cite la seguridad para justificar mayores restricciones de la libertad de Internet. De hecho, Irán tiene un largo historial a la hora de racionalizar la censura con la excusa de una invasión cultural occidental. Y el escándalo de la NSA ha provocado numerosos apoyos a la Internet nacional iraní, tanto de la línea dura como de los reformistas.

Otro problema deriva del notorio apoyo del ministro de TIC al SHOMA (Internet nacional) y al filtrado inteligente. En febrero, Mahmoud Vaezi, ministro de TIC, invitó a realizar inversiones privadas en el SHOMA, quizás en un intento de incrementar su eficiencia y acelerar su proceso de desarrollo. Vaezi también anunció que el 28 de enero comenzaron los trabajos de la fase II del sistema de filtrado inteligente, tras haberse finalizado con éxito la primera fase. En enero, numerosos internautas iraníes se quejaron de que las pruebas de este sistema perturbaba su acceso a Instagram.

El futuro

Después de evaluar las políticas de TIC de Rouhani hasta ahora, el informe concluye con tres predicciones sobre el futuro de la censura de Internet en Irán. Estos son algunos de los puntos a los que hay que prestar atención:

  1. Más conflictos sobre aplicaciones de mensajería. El ministro de Cultura y Guía Islámica, Alí Jannati anunció recientemente que 9,5 millones de iraníes utilizan Viber. Conforme estas aplicaciones de móvil se popularizan, bloquearlas se va convirtiendo en una propuesta cada vez más complicada para los representantes electos del gobierno iraní. Pero eso no impedirá que la judicatura más conservadora luche con uñas y dientes para ilegalizar su uso. Podemos esperar más batallas sobre el bloqueo de aplicaciones como Viber, que enfrentarán al moderado presidente de Irán con sus instituciones censoras de línea más dura.

  2. Es poco probable que Irán se aísle de la Internet global, en parte porque es un salvavidas para los empresarios tecnológicos. El reciente lanzamiento de un motor de búsqueda doméstico, junto con el desarrollo de una Internet nacional hizo temer que la República Islámica pudiera quedar apartada de la Red global. Desde luego, el gobierno anima a que los iraníes utilicen aplicaciones y plataformas nacionales, sobre las que tiene un mayor control, pero recordemos que una considerable parte del sector tecnológico del país todavía depende de la Internet mundial. Por ejemplo, Blogfa, una de las plataformas de blogs más populares de Irán, está alojada en Canadá. Además, algunas lucrativas empresas iraníes de nueva creación como Digikala podrían intentar expandirse pronto a nuevos mercados o solicitar capital extranjero (el entorno iraní de nuevas empresas despierta un considerable interés en occidente). Desde ese punto de vista, está claro que cualquier desconexión a largo plazo de la Internet global llevaría aparejado un fuerte coste económico y político para el gobierno iraní. No obstante, es probable que sigan produciéndose perturbaciones temporales en épocas de actividad política.

  3. Los iraníes están más preocupados por el acceso a Internet que por la seguridad en la Red. Un reciente estudio sobre el uso de VPN en Irán descubrió que los iraníes se decantan por herramientas de elusión gratuitas y fáciles de usar, en detrimento de otros VPN más seguros –pero de uso más complicado– como Tor. Un estudio previo de Small Media también concluyó que solo el 6,6% de los encuestados utilizaban VPN con el fin primario de aumentar la seguridad personal en la Red. El hecho de que se prefiera el acceso sobre la seguridad tiene sentido cuando consideramos los gustos de los iraníes en Internet: como explica el periodista iraní de la BBC Hadi Nili, «Quieren escuchar música, ver vídeos, descargar ambas cosas y actualizar sus dispositivos Android o Apple… Así que aunque necesiten una mayor seguridad, optan por arriesgar su privacidad por el precio y la facilidad de utilización».

De esas prioridades podemos sacar un par de conclusiones. En primer lugar, a pesar de tanto hablar sobre la «Revolución Twitter» después de las elecciones de 2009, parece plausible que la mayoría de los iraníes estén más interesados en utilizar Internet para su entretenimiento que para el activismo político. Segundo, esa cierta indiferencia de los iraníes ante la seguridad en la Red dejará a los usuarios de VPN mucho más expuestos a la vigilancia gubernamental. En los dos años pasados, se han producido en el país una serie de detenciones relacionadas con el uso de estas herramientas. Cabe esperar que siga la represión, y que incluso se acelere tras el lanzamiento de SHOMA.

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