En China «matrimonio cooperativo» significa que un homosexual y una lesbiana se casen

A bridal store in Zhejiang province, China. Photo by Flickr user Bill L. CC BY 2.0

Tienda de novias en la provincia de Zhejiang, China. Fotografía de: usuario de Flickr Bill L. CC BY 2.0

Este artículo y reportaje de radio, hecho por Ruth Morris para The World, apareció originalmente en el sitio web PRI.org el 2 de abril de 2015, y se republica aquí como parte de un acuerdo para compartir contenidos.

Los homosexuales y lesbianas están contrayendo matrimonio en China -aunque no es en la forma que ellos desean.

Las uniones de personas del mismo sexo todavía se consideran ilegales en este país y los miembros de la comunidad LGBT china también experimentan la misma intensa presión paternal que sus amigos heterosexuales para casarse y darles nietos.

“En nuestra cultura, a la persona que no contrae matrimonio se le considera desobediente de sus padres», indica un hombre homosexual, quien se identifica como John, abogado treintañero.

Por ese motivo, John tuvo que recurrir a la solución denominada «matrimonio cooperativo»: él contrajo nupcias con «Xiaodan», quien es lesbiana, hace un año. En un país donde ser gay no es aceptado, John y Xiaodan solicitaron ser identificados con nombres ficticios.

Los matrimonios cooperativos, al parecer, están aumentando su popularidad debido a que los sitios web y aplicaciones para encontrar pareja ofrecen esos servicios. El sitio Chinagayles.com se jacta de haber llevado a cabo más de 45,700 ceremonias de matrimonio exitosas. Después del casamiento de John y Xiaodan, sus respectivos compañeros de vida decidieron casarse, el uno con el otro, una semana más tarde.

Sin embargo, el acuerdo no siempre implica una ceremonia rápida y una excusa conveniente para los familiares. La pareja de esposos habló conmigo en el departamento que John adquirió, para Xiaodan y su compañera de vida, como parte del contrato nupcial. El lugar está formado por una habitación impecable con un sofá pequeño y no poseen mesa. John manifiesta que la idea era crear un espacio donde los padres y demás familiares políticos se sintiesen menos propensos a realizar visitas inesperadas para comer o pasar la noche.

El contrato nupcial también divide los gastos de la boda y contempla la manutención del hijo; John y su esposa desean tener un hijo en el futuro. A él le corresponde cubrir 70% de los gastos, mientras que ella pagará el 30% restante.

John convive con un grupo reducido de amigos, pero lo que le preocupa es que sus padres, ya ancianos, pasen el resto de sus vidas preocupándose por que sea marginado si decidiese declarar la verdad a su familia. «Deseo que ellos vean la parte positiva de mi vida», indicó.

Xiaodan expresa que decidió entrar en un matrimonio cooperativo porque quería tener un hijo y hacer feliz a sus padres. El Año Nuevo Chino es una época particularmente difícil para los jóvenes gays solteros. Es «Navidad multiplicado por cinco», indica -y con citas a ciegas. Asimismo, admite que también es una situación muy difícil para los padres.

“Cuando están en la mesa, todos preguntan: ¿cuándo empezará tu hija a buscar pareja?, ¿cuándo contraerá matrimonio?», indica Xiaodan. «Es una comparación constante: ¿quién va a ser el primero en tener un hijo?, ¿a qué nieto le va mejor en los estudios?, ¿quién de los hijos es el mejor remunerado?, visito a mis familiares de vez en cuando, pero mis padres siempre se encuentran en ese entorno».

Los defensores de la comunidad LGBT afirman que la política de China de tener un solo hijo ha elevado las exigencias, pues intensifica la presión sobre los hijos únicos para continuar la descendencia. Sin embargo, también se encuentran divididos respecto al significado de los matrimonios cooperativos como una solución.

Algunos ven estas uniones como una opción más honesta en lugar de entrar en un matrimonio tradicional para mantener las verdaderas preferencias sexuales en secreto. Otros como Steven Bielinski, defensor de los derechos de los estadounidenses gays y fundador de Shanghai LGBT Professionals, los considera píldoras venenosas.

“Si las personas prefieren desaparecer en estos matrimonios por conveniencia, lo único que logran es consentir la situación actual del estigma aquí en China», manifiesta. «Al entrar en estos matrimonios se reafirma la idea del matrimonio heterosexual, la identidad heterosexual, como único estilo de vida estándar, aceptable y posible para las personas».

Existe al menos un lugar en China donde se discute el estilo de vida homosexual sin ninguna reserva: Internet. Bielinski señala una encuesta realizada en el 2014 por Baidu, el motor de búsqueda más grande de China, la cual develó que 86% de los usuarios entre las edades de 18 a 25 años «aceptan la homosexualidad».

Pero, de vuelta al departamento pequeño, Xiaodan expresa que aunque China legalizara el matrimonio gay , tomaría años -si no décadas- para que la actitud social cambiase. A pesar de eso, los esposos sí disfrutaron de su boda; el compañero de vida de John fue su padrino y la dama de honor fue la pareja de Xiaodan.

“Cuando estuvimos tomando fotografías de la boda, tomamos unas solo con los hombres -mi pareja y yo», indicó John. «En realidad, la ceremonia no fue para mí ni para Xiaodan, más bien fue para mi novio y yo. Y las mujeres también sintieron que era su boda».

Mientras John prepara el té, Xiaodan saca de la gaveta algunas fotografías de la ceremonia, y se disculpa por su apariencia como cualquier otra novia lo haría. «Realmente no me gusta esto porque es muy ajustado», expresa, señalando la imagen de ella misma con un vestido de novia salido de los cuentos de hadas, con una tiara sobre su cabello. «¡No puedo creer que esa sea yo!».

La realidad tampoco es un cuento de hadas. La pareja de Xiaodan está saliendo con otra persona, por esa razón Xiaodan tuvo que mudarse. Por ahora, sus planes de concebir un bebé con John, a través de inseminación artificial, se encuentran suspendidos.

“Antes pensaba que mi vida era maravillosa, muy feliz, y anhelaba enseñarle eso a mi bebé», manifiesta Xiaoban. «Pero ahora siento la presión financiera, la presión de la relación y la familiar. Tengo un poco de miedo”.

John señala que, sin importar lo que pase, él respeta las decisiones de Xiaodan; sin embargo, considera que ella podría lamentarse de no proceder a tener un hijo. En el momento que decidan tener uno, manifiesta, «le haré saber que el amor entre personas del mismo género es muy normal y en ocasiones maravilloso”.

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