Este artículo e informe de radio de David Leveille para The World como parte del proyecto Human Needs apareció en PRI.org el 24 de marzo de 2015 y se republica como parte de un acuerdo para compartir contenidos.
Puede que haya buenas noticias procedentes de los países afectados por el ébola en el oeste de África — el número de nuevos casos está descendiendo y algunas escuelas han vuelto a abrir sus puertas — pero la crisis está lejos de finalizar.
El Dr. Oliver Johnson, quien lidera la Asociación Kings Sierra Leona en Freetown — en colaboración con el gobierno británico — dice que el ébola todavía sigue activo y cobrándose víctimas en todo momento. «Todavía no estamos fuera de peligro», dice. «Aún se siguen diagnosticando cuatro o cinco casos al día — en ocasiones en Freetown — por lo que somos muy conscientes de que debemos mantener la presión».
Johnson ha sido testigo del impacto de los esfuerzos internacionales en su propio hospital en Freetown, gran centro para el tratamiento del ébola. «Solía haber colas fuera del hospital y las camas estaban todas ocupadas», recuerda. «Solíamos tener siete u ocho pacientes al día. Ahora son dos o tres a la semana. … Pero esta tendencia [de mejora] no es inevitable. Debemos llegar a cero, aún no se ha acabado».
También ha cambiado la actitud pública ante la enfermedad, según Tulip Mazumdar, correspondial mundial de salud para la BBC y quien viajó varias veces al oeste de África durante el último año para informar sobre la crisis del ébola. Recuerda llegar a un aldea en Guinea el pasado verano en la que los habitantes se mostraban hostiles frente a los sanitarios — incluso cuando la epidemía estaba en pleno desarrollo.
«Se atacó de hecho a algunos sanitarios», dice Mazumdar. «Recuerdo ir allí y ver a la gente total y comprensiblemente aterrorizada. No lo entendían. Habían visto morir a varios miembros de la comunidad de ese modo tan desgarrador. No sabían lo que estaba sucediendo».
Sin embargo, dice, con el tiempo cambió el conocimiento de la gente sobre la epidemia. «Fui a Freetown un par de meses después. Los cubos con cloro estaban en el exterior de todos los edificios públicos; se nos tomaba la temperatura entre cinco y seis veces al día; por todas partes había afiches sobre el ébola que aconsejaban a la gente evitar el contacto físico porque es así como se expande», dice Mazumdar.
Y mientras puede que el número de casos esté descendiendo, Mazumdar, como Johnson, advierte que el ébola requerirá vigilancia continua por parte de los sanitarios, así como por parte de los periodistas. «Esto no ha acabado», dice, «y mientras esto sigue en Sierra Leona y en Guinea, el resto de países del oeste de África y, de hecho, todo el mundo, siguen en riesgo».