Este post fue escrito gracias a la colaboración de Fernanda Canofre
El libro más citado de Eduardo Galeano es y seguirá siendo Las venas abiertas de América Latina, aunque el autor uruguayo se haya desdicho, al final, de su propia obra. Sin embargo, Su majestad el fútbol escrito en 1968, fue quizás una obra más provocadora que la ya citada en su momento, pues en esa época, la intelectualidad latinoamericana era reacia a considerar el deporte como un ámbito digno de reflexión, o un tema para escritores serios. De esta obra y de los muchos otros escritos que le dedicó al llamado opio del pueblo, no abjuraría jamás.
Galeano decidió así llevarles la corriente y se armó de pasajes de Albert Camus, Mario Benedetti y Horacio Quiroga, entre otros. A diferencia de su obra cumbre, su prosa futbolística no fue una pasión juvenil. En 1995, cuando ya lucía canas, se atrevió a preguntar:
¿En qué se parece el fútbol a Dios? En la devoción que le tienen muchos creyentes y en la desconfianza que le tienen muchos intelectuales.
Esto lo hizo desde las páginas de El fútbol a sol y a sombra, una obra en la que el autor se mimetiza con el jugador, que encuentra en el balón el tan ansiado ascenso social; con el árbitro, al que todos detestan; y por supuesto, con el hincha, sediento de goles más que de triunfos.
Parte de estos pensamientos se encuentran también en Futbolerías, uno de los episodios de un ciclo de programas de televisión en el que Eduardo Galeano contaba su visión de ver a América Latina y al mundo:
El escritor reflexionó sobre las estructuras de poder en el fútbol y halló paralelismos entre la cancha y el mundo corporativizado que llegó con el boom neoliberal de los años noventa:
A medida que el deporte se ha hecho industria ha ido desterrando la belleza que nace de la alegría de jugar por que sí».
Sin embargo, Galeano también subraya el papel del deporte como clave del cambio de vida de muchos astros que pasaron a la historia por su talento en la cancha, y que fueron salvados de caer en el crímen, algo que en su entorno podía ser muy común. En Futbolerías, Galeano cuenta la historia y las historias del fútbol. Destaca anécdotas importantes y teje vínculos entre los movimientos sociales de las distintas épocas que marcaron al mundo del fútbol.
Entre sus últimas intervenciones en torno al tema, cabe destacar su participación en la II Bienal Brasileña del Libro y la Literatura, en la que subrayó la situación del club chileno Colo Colo, cuyos jugadores reclamaban entonces una mayor participación por considerar que el equipo había sido secuestrado por sus dirigentes:
Pienso que todo ese movimiento es necesario para la recuperación de los clubes, para que vuelvan a ser lo que ellos quieren ser, o sea, un conjunto de personas ligadas por amor a una camiseta y una pasión futbolística y no por intereses económicos o políticos»
Las redes continúan compartiendo el legado de Galeano. Con ello medios como Twitter continúan llenos de citas de sus obras y de otras impresiones sobre el deporte desde el punto de vista del escritor. Así, muchos destacan la originalidad y el espíritu contestatario del autor al dedicar páginas al deporte:
Eduardo Galeano desvirtuó esa superioridad intelectual de los que creen que el fútbol un gusto de ignorantes.
— Carolina (@Caromunozb) April 17, 2015
Otros más, recuerdan reflexiones de valor:
«En los conflictos en el mundo, el fútbol es el único instrumento de conciliación que no ha fracasado» Galeano DEP pic.twitter.com/NguiAhvKmF
— Revista Líbero (@revistalibero) April 13, 2015
Y finalmente, muestras de duelo por la pérdida de una voz destacada que logró dar un lugar al deporte dentro del mundo de la literatura:
El fallecimiento de Eduardo Galeano impacta y duele. Nadie pudo entregar una descripción tan poética del fútbol como el.
— Martin Charquero (@MartinCharquero) April 13, 2015