La disputa entre los taxistas tradicionales y Uber llega a México

Taxista en la Ciudad de México. Foto: Juan Tadeo.

Taxista en la Ciudad de México. Foto: Juan Tadeo.

Como ha ocurrido en otros países, España entre ellos, la batalla entre los taxistas tradicionales y las aplicaciones como Uber y Cabify -que tienen presencia en Latinoamérica- ha llegado al Distrito Federal, capital de los Estados Unidos Mexicanos.

Las «apps» en cuestión, al igual que en otros lados del planeta, funcionan como plataforma para que los usuarios consigan un vehículo con chofer que satisfaga necesidades de transporte inmediatas. El servicio puede solicitarse desde teléfonos inteligentes y otros dispositivos móviles en los que se encuentre instalada la aplicación.

En otras ciudades de Latinoamérica donde tiene operaciones como Belo Horizonte, Rio de Janeiro, Sao Paulo y Brasilia en Brasil; Bogotá, Medellín y Cali en Colombia; Lima en Perú; Ciudad de Panamá en Panamá; y Santiago en Chile, Uber funciona de la misma manera:

Cuando solicitas un viaje en uberX en tu smartphone usando la aplicación de Uber, nuestra tecnología te proporciona el nombre del conductor, fotografía, número de placa y tipo de vehículo. Además, al instante sabrás cuánto tiempo le tomará llegar al punto donde quieres que te recoja. Incluso podrás ver cómo se va acercando en la pantalla del teléfono, contactarlo de ser necesario, estimar la tarifa y compartir tu viaje y hora de llegada con tu familia, amigos y seres queridos.

Cabify, la empresa de chóferes de lujo que nació en España, ha hecho alarde de su éxito entre el público de habla hispana:

Cabify ha expandido su negocio con éxito en varias ciudades españolas y en países latinoamericanos como México, Chile y Perú.

A dos años de su creación, Cabify consolida su posición de referencia en el servicio de solicitud de traslados en vehículos de alta gama con chofer.

No obstante, la prestación de este tipo de servicios ha causado descontento entre los operadores de transporte público en Ciudad de México, especialmente, los taxistas, quienes se han manifestado bloqueando el acceso a oficinas de gobierno y entorpeciendo la circulación en el centro de la capital.

Los inconformes argumentan que los vehículos y choferes contratados a través de Uber y Cabify no cuentan con el permiso de un taxi tradicional, por lo que la competencia no se da en igualdad de circunstancias. Además, se quejan de que no estén sujetos a las tarifas oficiales que el gobierno local impone a los taxistas y demás operadores de transporte público.

Uber ha argumentado en otros países que es una compañía de tecnología y no de servicios de taxi, por lo que no necesita licencia para operar.

Algunos usuarios han articulado su opinión respecto a esta pugna. Tal es el caso del periodista Carlos Puig, quien abiertamente propuso al Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera, que antes de buscar regular las aplicaciones que permiten la contratación de automóviles y choferes, garantice que el transporte público opere en completa regularidad:

Quisiera proponer un trato al jefe de Gobierno y su secretario de Movilidad:

Cuando todos los taxis sean rosas y sepamos que ya no hay 20 mil piratas. Cuando sepamos con precisión quién maneja en qué momento cada micro (microbús, unidad de transporte público colectivo), que todos tienen seguro, que todos cumplen la ley; cuando todos esos también sean rosas (color que según la ley deberían tener todas las unidades de transporte público) y en las noches ya no anden sin luces, rebasando a toda velocidad o echando carreritas; cuando logremos sacar a los vagoneros del Metro y la Línea 12 esté completa.

Cuando todo eso ya esté, entonces, solo entonces, abóquense a la tarea de regular una actividad producto de innovaciones tecnológicas recientes que implicaría retos de supervisión complicadísimos.

Mientras tanto, por favor, dejen mi iPhone en paz.

Además de la proliferación de unidades «pirata» o irregulares (sin licencia), los taxistas tradicionales tienen en su contra la mala fama que se ha hecho con motivo de los casos de abuso sexual que han sido documentados a bordo de sus unidades; adicionalmente el robo a los usuarios es común y rara vez es materia de un proceso penal. En febrero de este año dos sospechosos fueron sometidos a proceso por ilícitos de esta índole.

En el marco de esta disputa, los usuarios en la capital mexicana han apoyado la permanencia de la empresa estadounidense con la utilización en Twitter de la etiqueta #UberSeQueda. El economista Isaac Katz (con más de 23 mil seguidores) se pronunció así, aduciendo presiones de los taxistas a Mancera:

Miguel Gueta, compartió la siguiente imagen:

Mau sugirió al Jefe de Gobierno que mantenga las calles de la ciudad en buenas condiciones:

Gabriela Olivera lanzó el siguiente interrogante a las autoridades:

Por lo pronto quedará en manos del gobierno local hacer caso o no a las demandas ciudadanas de mejor movilidad y mejores opciones ante las deficiencias del transporte público de la ciudad. También está por verse si los operadores de taxis tradicionales mejoran su oferta para un público cuyas necesidades y exigencias han evolucionado.

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