La creencia en la continuidad de la vida, aún después de la muerte, es un pensamiento que se repite en las distintas sociedades y sus creencias. Por ello, los ritos funerarios constituyen el principio de una relación especial entre vivos y muertos. Esto es visible en Latinoamérica a través de la creencia en los muertos milagrosos, una figura mágico-religiosa venerada en diversos países de la región.
Para Francisco Franco, historiador venezolano y referencia en los estudios de religiosidad popular en Venezuela, el muerto milagroso designa a aquellas personas que luego de su muerte hacen favores y milagros a los vivos. Estas figuras fueron, por lo general, personajes particulares, aunque no demasiado sobresalientes o extraordinarios. En su mayoría, quienes son hoy muertos milagrosos fueron antes personas comunes:
Los muertos milagrosos en América Latina van a ‘subvertir’ el modelo de los anacoretas y santos medievales, pues sus vidas, sus leyendas y la mayoría de sus rasgos no corresponden con este modelo de ascetismo, sino que, por el contrario, han tenido una vida llena de excesos.
La Corte Malandra, o Corte Calé, pertenece al culto de María Lionza, una de las expresiones populares de las creencias mágico-religiosas más extendidas en Venezuela. Estas prácticas están basadas en la veneración a espíritus milagrosos y se dividen por grupos, que se clasifican bajo ciertas jerarquías, y que se conocen como “cortes”. María Lionza acompañada del Negro Felipe y del Cacique Guaicaipuro conforma las “Tres Potencias” y son la base fundamental de un cielo de deidades que se presume, representan también las bases del mestizaje de Venezuela entre blancos, africanos e indígenas.
Las cortes pueden estar conformadas por personajes políticos, históricos o religiosos. Así, por ejemplo, la Corte Libertadora está constituída por héroes de la Independencia de Venezuela, como Simón Bolívar, líder principal de este movimiento histórico. La Corte Celestial, por su parte, está formada por las imágenes de la tradición católica. En el blog Espiritismo María Lionza, se presenta una clasificación de las cortes y de quienes las componen.
La Corte Calé está conformada por “malandros”, término con el que en Venezuela se hace referencia a los delincuentes. Estos cultos se ven con más frecuencia dentro de las barriadas urbanas, que han sufrido desde la década de los 70s un incremento alarmante de muertes violentas y que no ven en las autoridades ninguna posibilidad de protección. Para los creyentes de este culto, el espíritu de los delincuentes pasa a ser el intermediario entre los creyentes y los favores divinos. De acuerdo con los investigadores dedicados a este fenómeno, estos delincuentes tienen en común ciertas características: en vida, eran considerados de algún modo como héroes, que robaban para el beneficio de sus comunidades.
Los seguidores de este culto pueden visitar las tumbas, armar altares en sus casas o pueden comunicarse a través de ceremonias especiales. Algunos criminales se encomiendan a estos espíritus antes de delinquir. También se les pide para que se facilite el acceso a bienes materiales como armas y motos. Las maneras de venerar a estos espíritus varían con los seguidores y las circunstancias. No solamente los delincuentes acuden a ellos. Madres de familia, por ejemplo, buscan poner a sus hijos bajo la protección de estos espíritus, particularmente en horas de la noche, en la que el regreso a casa en las violentas barriadas urbanas constituyen el más alto riesgo. Igualmente les piden por los hijos que esperan procesos penales en las cárceles. Una de las razones por las que se cree en estos mediadores se basa en la idea de que solamente quienes conocen el mundo de la violencia y de las balas pueden ser capaces de proteger a quienes viven dentro de ese contexto.
En este documental de Avila TV se explican las claves del culto y sus orígenes. Allí, Gonzalo Báez, presidente de ASOIFA (Asociación Civil Cultural de los Seguidores de Ifá) explica que aunque los orígenes del término “calé» no estén claros, se piensa que es una jerga que viene de la cárcel, y que es usada por los reclusos para confundir a los guardias. El documental explora también la historia de muchos personajes centrales del culto y explica también que parte de la misión de estos espíritus es evitar que otros sigan el camino que ellos siguieron.
En las redes se comparten también homenajes a la Corte Malandra y se agradecen los favores concedidos. Este video, por ejemplo, compartido por Enrique Jiménez muestra una secuencia de fotografías que ilustran la vida cotidiana de los barrios y los espacios en lo que este culto y sus prácticas cobran sentido. El video reúne muchos de los símbolos propios de la Corte Malandra. Muestra ex-voto (u ofrendas), altares, las imágenes de los muertos milagrosos y la música que suele acompañar estos homenajes: la salsa.
En Facebook se han tomado espacios que reflejan también este culto. El malandro Ismael Sánchez, la figura principal de esta Corte tiene su perfil en FB. En él, numerosos seguidores dejan comentarios y agradecimientos por los favores concedidos y la protección recibida. En este perfil se comparten también fotografías de sus tumbas en el cementerio y los rituales que tienen lugar allí. En otras páginas, también de Facebook, que se dedican al culto de María Lionza y al espiritismo en Venezuela, se comparten también las historias de estos ídolos populares.
Algunos seguidores de la Corte Calé comparten en las redes música compuesta para otro de sus principales, en este caso, el Pavo Freddy, a quien Alma de Barrio escribió esta canción:
Y no te preocupes, que si tienes un problema, pónle ahí un cigarro, y le pones una cerveza. Cuéntale el problema, no te quedes tu dilema… Ese te resuelve, ese no te deja […] ¿Quieres que te indique el camino del bien? Invoca al Pavo Freddy, Corte Calé
Por otro lado, en el documental Holy Thugs (hablado en inglés y publicado por Vice) se entrevista al sociólogo Tulio Hernández, que hace un acercamiento al trasfondo de la popularización de este culto a estos muertos milagrosos:
Los santos malandros son básicamente la manera que tienen los sectores populares directa o indirectamente involucrados con el momento trágico que vive Venezuela, [en el que] los que mueren fundamentalmente son los pobres; y entre los pobres los jóvenes, y entre los jóvenes, los hombres. Es una manera de cicatrizar [la] profunda herida que [representa] la pérdida de un sector importante de su juventud.
Las historias que forman parte del culto de la Corte Malandra y sus prácticas se han abierto paso también en el mundo del cine y el arte venezolano. Con ello, se ve de modo claro cómo la cultura de la violencia se asienta en las expresiones de la Venezuela contemporánea. Al mismo tiempo, el enraizamiento de este imaginario invita a cuestionar los elementos de base de estas prácticas populares. ¿Cuáles son los valores de un contexto en el que se identifica a figuras del crimen como protectoras? ¿Puede verse esto como una consecuencia directa de la ausencia del Estado en la cotidianidad de las clases populares? Ésta es una muestra de cómo grupos excluidos se ven en la necesidad de buscar vías paralelas de protección más coherentes con el mundo que los rodea; y para muchos es de temer que estas expresiones no se queden en las prácticas religiosas, sino que tengan eco también en la construcción de las estructuras del país, de sus prácticas sociales y de sus representantes.
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