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México sale a votar en medio del desencanto y la violencia

Categorías: México, Elecciones, Gobernabilidad
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Elecciones en México 2006. Foto tomada de la cuenta en Flickr de Cesar Bojorquez bajo licencia Creative Commons.

El 7 de junio de 2015 se llevará a cabo en México una jornada electoral, tanto local como federal, en la que los ciudadanos habrán de elegir a miembros del Poder Legislativo de la federación, así como a gobernadores y alcaldes en algunas entidades y municipios. También serán renovados algunos órganos legislativos locales.

El Instituto Nacional Electoral [1] (INE) es el órgano autónomo encargado de organizar la elección en la que la ciudadanía tiene la función principal: instalar las casillas y realizar el cómputo de los votos.

Dicho proceso electoral es considerado como una especie elección intermedia de cara a la sucesión presidencial de 2018. El presidente Enrique Peña [2] proviene del Partido Revolucionario Institucional [3] (PRI) que retomó el gobierno después de 12 años o dos períodos presidenciales a cargo del Partido Acción Nacional [4] (PAN), de corte conservador.

En México hay un sistema multipartidista, en el que coexiste una amplia diversidad de partidos políticos, algunos con presencia federal y otros sólo local (todos financiados por el Estado), aunque los partidos que históricamente han controlado las posiciones de poder más significativas son PRI, PAN y el Partido de la Revolución Democrática [5] (PRD), éste último identificado con ideología de izquierda. El PRD durante más de 15 años ha presumido de controlar el Poder Ejecutivo y el Legislativo en el Distrito Federal [6], capital mexicana.

El proceso electoral de este año se ha caracterizado por una serie de factores desafortunados e incluso algunos alarmantes, mismos que serán mencionados a continuación. El primero de ellos es la pobreza propositiva de las campañas, caracterizadas por la demasía de propaganda y spots en radio y televisión, así como los ataques entre los partidos en contienda, todos ellos ligados a escándalos de corrupción. Sobre el tema ha escrito [7] el abogado Miguel Carbonell:

Hemos atestiguado revelaciones sobre el uso irregular de aviones de los candidatos a la gubernatura de Sonora, sobre los contratos arreglados en la delegación Benito Juárez en el DF, sobre el departamento violatorio de la ley en el que vive un candidato a delegado en la Miguel Hidalgo, sobre el extraño incremento de la riqueza inmobiliaria de la familia del gobernador de Nuevo León, sobre el activismo partidista del padre del gobernador de Jalisco (pese a que es funcionario judicial), etcétera.

El referido autor señala [7] en el mismo artículo:

La sensación que queda es de profunda decepción. No solamente por ver la mediocridad y la rapacería de nuestra clase política, habitada por personas que claramente están por debajo de lo que podríamos llamar un nivel mediocre, sino también porque no parece haber ningún resorte institucional al que apelar para salir del enorme marasmo en el que vive el país.

Además, si bien es cierto que los problemas parecen crecer día tras día, las campañas no han servido para entrarle en serio a analizar sus posibles soluciones. No sabemos qué piensan hacer nuestros candidatos en los temas que más nos preocupan: la inseguridad pública, el desempleo, los bajos salarios, la deficiente calidad educativa, la falta de oportunidad de los jóvenes, las violaciones de derechos humanos de migrantes, mujeres, personas con discapacidad y demás grupos vulnerables.

Este escenario ha llevado a otros líderes de opinión a invitar a la ciudadanía al voto nulo o de plano a la abstención. En contravención a ello el académico John Ackerman ha expresado [8]:

El derecho al voto libre y secreto es un derecho conquistado a lo largo de siglos de luchas populares en contra del poder despótico en todo el mundo. No ejercer este derecho fundamental equivale literalmente a regalar las instituciones del Estado mexicano, nuestras instituciones públicas, a los peores intereses corruptos y apátridas.

Quizás tendría sentido dejarse vencer por la tristeza y la desesperación si realmente no hubiera opción alguna en la boleta electoral, si en verdad todos los partidos fueran “la misma basura”. Pero resulta que en México se encuentra en proceso de construcción una nueva alternativa política que podría ser mucho más poderosa y efectiva que las que hoy existen en Grecia con Syriza o en España con Podemos.

En un sentido similar se ha manifestado el periodista Leon Krauze, quien ante la invitación al voto nulo, compartió [9] la siguiente reflexión:

Prefiero, en cambio, atenerme a la esencia misma de la democracia y recurrir al voto de castigo. En el fondo, la democracia es simple: la ciudadanía recompensa a quien hace bien las cosas y reprueba a quien las hace mal; quien las hace bien tiene futuro como servidor público, y viceversa. Ese es el poder básico, ―y quizá único― del sufragio: el engranaje mismo de la rendición de cuentas. Entiendo que en  México también se ha puesto de moda decir que votar no tiene caso porque “todos son iguales”. El argumento es falso y denota pereza. Pero incluso las diferencias de proyecto de quien contiende de verdad fueran mínimas, el voto seguiría importando. Después de todo, la democracia es un ejercicio de apuesta prospectiva pero también de evaluación retrospectiva. Es importante votar por quien nos entusiasma, pero también en contra de quien nos ha fallado.

No sólo los miembros establecidos de la clase política compiten por un puesto. También lo hace el otrora ídolo del fútbol Cuauhtémoc Blanco, ahora candidato a la alcaldía de Cuernavaca por el Partido Social Demócrata:

Al desencanto del electorado con una clase política poco propositiva, se suma la crisis de imagen que afectó al árbitro de la contienda, al INE, con motivo de la divulgación de una conversación privada [12] (grabada ilegalmente) en la que su presidente, Lorenzo Córdova Vianello [13], se refirió de manera poco respetuosa a un líder indígena.

No obstante, el mayor reto de los comicios será sortear la violencia desmedida que aqueja algunas entidades, como Guerrero (en la costa oeste) donde recientemente desaparecieron 30 personas [14] en una operación ejecutada por un grupo armado; o bien, Oaxaca (en el suroeste del país) donde un grupo de maestros disidentes identificado como Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación [15], en hechos violentos incendió instalaciones del INE destruyendo material electoral [16] destinado a los comicios de aquella entidad.

La inseguridad ha cobrado víctimas también entre los candidatos a algún cargo, como reportó Prensa Libre el 22 de mayo de 2015:

El 2 de junio de 2015, también perdió la vida el candidato a diputado federal por el PRD, Miguel Ángel Luna, quien fue ultimado a balazos [22] en las inmediaciones de su oficina de campaña.

Sólo queda esperar al desarrollo de la jornada electoral para conocer el resultado. ¿Se llevarán a cabo las elecciones en un clima de paz y seguridad? ¿Adquirirá el PRI el control del Poder Legislativo federal? ¿Será electo algún candidato independiente ajeno a los partidos políticos tradicionales? Todo eso está por verse.