Los cirujanos que salvan vidas en Mozambique ni siquiera son médicos

Nilza Munambo listens to a fetal heartbeat. She's in charge of the maternity ward at Chokwe District Hospital and regularly performs cesarean sections even though she's not a doctor. Credit: Bridget Huber. Published with PRI's permission.

Nilza Munambo escucha los latidos del corazón de un feto. Esta mujer está a cargo de la sala de maternidad en el Hospital del distrito de Chokwe y, regularmente, realiza cesáreas aunque no es médica. Crédito: Bridget Huber. Publicado bajo autorización de PRI.

Este artículo e informe radial por Bridget Huber para The World fue publicado originalmente en PRI.org el 27 de abril de 2015 y se republica como parte de un acuerdo de intercambio de contenidos.

Nilza Munambo es la mujer a cargo de la sala de maternidad del hospital de Chokwe, Mozambique.

Mientras merodea en sus rondas matutinas, Nilza examina a una mujer en recuperación por una cesárea que ella misma realizó unos días atrás. La mujer está recuperándose muy bien, pero el bebé está demasiado débil hasta para llorar —  y no se alimenta de la leche materna.

Según Munambo, «El bebé se agarró en una oportunidad. Succionó una o dos veces y luego se detuvo. Ahora ya no tiene fuerzas ni para hacer eso»

Es un día normal para cualquier médico — aunque Munambo no lo es. Sin embargo, ella pertenece a una categoría de trabajadores sanitarios que, en realidad, no existe en EE. UU.. Estos trabajadores son llamados tecnicos (o técnicos), y llevan a cabo casi toda clase de cirugías en Mozambique. El país sólo cuenta con 20 cirujanos para una población de aproximadamente 26 millones de habitantes.

Africa's unequal distribution of surgeons Credit: David Conrad. Published with PRI's permission

La asimétrica distribución de los cirujanos en África. Crédito: David Conrad. Publicado bajo autorización de PRI.

Luego de que Mozambique ganara la independencia de Portugal en 1975, hubo un éxodo de médicos. Muchos de ellos estaban contratados por el gobierno colonial por lo que migraron a Portugal. Otros, no querían ejercer la medicina bajo las reglas del nuevo gobierno socialista, el cual había abolido el sistema privado de salud.

La escasez de médicos empeoró cuando se desató la guerra civil dos años más tarde, dice el Dr. Fernando Vaz, ex Ministro de Salud y actual profesor en el Instituto Superior de Ciencias de la Salud de Maputo.

La situación fue «lamentable», especialmente en las zonas rurales, sostiene Vaz.

«Las personas morían por cosas simples» agrega. «Las mujeres morían por abortos naturales y algunos, por un disparo en la pierna».

Para entonces Vaz, médico cirujano, implementó algo que surgió como una solución temporal: Capacitar a los agentes sanitarios de niveles inferiores para realizar cirugías que salven vidas — una táctica que también fue adoptada por otros países de África.

Vaz estima que, actualmente, los técnicos que se especializan en salud materna, pediatría o cirugía general se encargan de entre el 80 y el 90 por ciento de los problemas de salud quirúrgica en zonas rurales. En esto está incluída Munambo, quien realiza casi todo lo que hace un obstetra.

A patient is prepped for surgery to repair a hernia at the Hospital Rural de Chokwe. Before Mozambique began training non-doctors to do surgery, according to the former Health Minister, people were dying from things like miscarriages or getting shot in the leg. Credit: Bridget Huber. Published with PRI's permission

Un paciente es preparado para una cirugía reparadora por una hernia en el Hospital Rural de Chokwe. Según el ex Ministro de Salud, antes de que comenzaran a capacitar a quienes no eran médicos en Mozambique, las personas morían por situaciones como abortos naturales o por un disparo en la pierna. Crédito: Bridget Huber. Publicado bajo autorización de PRI.

Algunos expertos en medicina han manifestado la preocupación por confiar en quienes no son médicos clínicos. Sin embargo, estudios realizados sobre las cirugías realizadas por los técnicos en Mozambique y en otros lugares sugieren que el índice de complicaciones en esta práctica es aproximadamente igual que en las cirugías realizadas por médicos profesionales.

A pesar de todo, este trabajo también tiene desafíos. Mientras estamos en el quirófano junto al colega de Munambo, Victor Muitiquile, se corta la luz, justo cuando Muitiquile está preparando todo para operar a un hombre que ha sido apuñalado.

Hace poco, el hospital obtuvo un generador, pero aún no funciona por lo que tuvieron que enviar a alguien en busca de una lámpara. El paciente estaba preocupado, se movía sobre la mesa y Muitiquile trataba de calmarlo para que pudiera coserlo.

Luego de unos minutos, una enfermera regresó con una lámpara – o algo parecido. Era un pequeño teléfono celular. Muitiquile y la enfermera pusieron sus ojos en blanco y sonrieron, con lástima.

Waiting outside the maternity ward at the hospital in Chokwe. Credit: Bridget Huber. Published with PRI's permission

Mujeres esperando fuera de la sala de maternidad en el hospital de Chokwe. Crédito: Bridget Huber. Publicado bajo autorización de PRI.

«Pobreza. Pobreza absoluta es lo que hay acá», dice Muitiquile.

Mozambique es uno de los países más pobres del mundo. Munambo y Muitiquile se enfrentan a muchos obstáculos materiales que nada tienen que ver con la capacitación. Las radiografías son cada vez más oscuras y difíciles de leer y hay escasez de vestimentas quirúrgicas ya que son lavadas a mano.

El sólo hecho de ser técnico cirujano también puede ocasionar pérdidas personales. Muitiquile dejó a su familia en la capital, Maputo, y sólo los ve un par de veces al mes. Pero, al sentarse en su oficina — a oscuras — dice que vale la pena.

«Cada día ayudo a aliviar el sufrimiento de las personas», dice Muitiquile. «Somos [nosotros] quienes luchamos en nuestro país, en el campo de batalla. Resolvemos problemas realmente graves y lo hacemos a nivel local».

La mañana siguiente, Nilza Munambo se prepara para realizar otra cesárea. Pero el procedimiento se retrasa debido a los cortes de luz. Mientras, la paciente comienza el trabajo de parto y tensa los dedos de sus pies en cada contracción.

La mujer ya tiene dos hijos y ha decidido que este pequeño será el último; Munambo la esterilizará luego de dar a luz al bebé.

Munambo realizó una incisión en el abdomen de la mujer. Primero hay una capa de grasa y luego, una fina capa violácea de músculo — la pared uterina. Antes de lo esperado, Munambo introdujo su mano y de un sólo movimiento, sacó a un pequeño humano resbaloso.

«Ni siquiera un llanto», dice Munambo.

Nilza Munambo delivers a baby via cesarean section.  Credit: Bridget Huber. Published with PRI's permission

Nilza Munambo trae al mundo a un bebé por cesárea. Crédito: Bridget Huber. Publicado bajo autorización de PRI.

Una enfermera tomó al recién nacido y se la llevó de prisa hacia afuera.

Yo estaba aturdida — pero reaccioné cuando vi que un chorro de sangre pasó muy cerca de mi cabeza.

Mientras Munambo y la enfermera instrumentista terminaban, me dirigí a la sala de maternidad para ver al bebé. Escuché que tuvieron que darle oxígeno. Pero, cuando la encontré, estaba envuelta en mantas blancas, dormida en los brazos de su abuela.

Bienvenida al mundo, pequeña.

Los reportajes de Bridget Huber fueron financiados por una subvención otorgada por la organización Pulitzer Center for Crisis Reporting.

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