«¿Dónde está el lagarto?» Porqué los caribeños están fascinados con ellos

These little creatures have different meanings in other cultures. Ancient Romans believed that the lizard symbolized death and resurrection, because it sleeps during winter and reawakens in Spring.

For the Greeks and Egyptians, the lizard represented divine wisdom and good fortune.

Estas criaturitas tienen diferentes significados en otras culturas. Los antiguos romanos creían que el lagarto simbolizaba la muerte y la resurrección porque duermen durante el invierno y despiertan en primavera.

Para los griegos y egipcios el lagarto representa la sabiduría divina y la buena fortuna.

En el Caribe, los lagartos tienen también un significado especial. La bloguera jamaiquina Nadine Tomlinson examina las muchas formas en que los lagartos ocupan un lugar destacado en los cuentos folclóricos y de las ancianas locales:

In Jamaica, old-time people say, ‘If a lizard jump on a woman, it mean she pregnant, or soon pregnant. […]

Old-time people say, ‘If you dream ’bout lizard, it mean you have an enemy.’

En Jamaica, la gente de antaño dice, ‘si un lagarto salta sobre una mujer quiere decir que está embarazada o que pronto lo estará. […]

La gente de antaño dice, ‘Si usted sueña con un lagarto de pelea quiere decir que tiene un enemigo’.

Ella compara la fascinación con los lagartos con la herencia africana de la región señalando que «en todo el continente africano el lagarto se repite una y otra vez como un motivo a través de la cultura popular». Ella cita el tallado del ícono lagarto en las puertas de África occidental, diciendo que en ciertas tribus representa la tranquilidad de la casa; en Camerún representa la fertilidad.

Curiosamente uno de los mas queridos calipsonianios de Trinidad y Tobago, The Mighty Sparrow, cantaron una canción popular llamada «The Lizard» (El lagarto), la que humorísticamente trata aspectos de la sexualidad.

Playing in class with a lizard in a glass
The lizard get away from Ruth and run by the teacher foot!
Oh Lord, the children frightened hmmm…wonder what gon’ happen,
But the teacher laughing out ‘kee kee kee’, only watching everybody.

The lizard run up she foot and it disappear…
Everybody still searching everywhere.
Where mih lizard, teacher Mildred?
Under she dress, taking a rest.
The way she jolly and happy, I swear the lizard must be tickling she!

Jugando en clase con un lagarto en un vaso
El lagarto se alejó de Ruth ¡y corrió hacia el pie de la profesora!
Oh Señor, los niños asustados hmmm…se preguntaron que va a pasar,
Pero la profesora riendo ‘je je je’, solo observando a cada uno.

El lagarto corrió de su pie y desapareció…
Todos comenzaron a buscar por todas partes.
¿Dónde está el lagarto profesora Mildred?
Bajo su vestido descansando.
Ella estaba alegre y feliz, te juro el lagarto debe hacerle cosquillas a ella!

Mientras que Tomlinson, como la mayoría de los habitantes caribeños, considera la presencia del lagarto como un hecho y siente alguna afinidad con ellos, para ella hay un par de excepciones a la regla: el lagarto jamaiquino graznador y el lagarto de tierra, ambos «[le] son repulsivos»:

Normally, the former tends to be pale, although I’ve seen some in darker hues, and one with spots a couple of times. Yes, they croak, yes, they’ve kept me up at night, and yes, they can be brazen. […] Once, one fell off the ceiling, and almost dropped on my head. Never mind that it didn’t. Just the thought of it stuck in my hair, and the sound of its sticky plop! on the floor was enough for me to start hollering.

As for the latter, as its name suggests, you would be hard-pressed to find it in a tree. This kind is large and long, with an even longer tail, and slithers. They’re fast, too. One chased me when I was a little girl, so I’m convinced they bite. […]

I wonder what old-time people have to say about those two.

Normalmente el primero tiende a ser pálido aunque he visto algunos en tonos mas oscuros y un par de veces uno con puntos. Sí, croan, sí, me han mantenido despierta en la noche y sí, pueden ser atrevidos. […] Una vez uno se cayó del techo y casi cayó sobre mi cabeza. No lo hizo.  Solo pensar que se pegó en mi pelo y el sonido de su pegajoso ¡plop! en el piso fue suficiente para comenzar a gritar.

El segundo, como su nombre lo sugiere, lo encontraría raramente en un árbol. Es ancho y largo con una cola bastante larga y resbaladiza. Son también bastante rápidos. Uno de ellos me persiguió cuando era una niña por lo tanto estoy convencida de que muerden. […]

Me pregunto lo que la gente de antaño tiene que decir de estos dos.

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