El padre Elías, el sacerdote ortodoxo que roquea con la sotana bien puesta

Fernando Rivas, sacerdote ortodoxo, tiene su propia banda, Irinika, con la que busca llevar a todo público un mensaje de confianza y fe, pero sin etiquetas religiosas. “Me interesa convencer y no quedarme solo con los convencidos”, asegura este caraqueño de 47 años. Foto: Jorge Santos Jr utilizada con autorización

Fernando Rivas, sacerdote ortodoxo, tiene su propia banda, Irinika, con la que busca llevar a todo público un mensaje de confianza y fe, pero sin etiquetas religiosas. “Me interesa convencer y no quedarme solo con los convencidos”, asegura este caraqueño de 47 años. Foto: Jorge Santos Jr utilizada con autorización.

Que un hombre asista al acto del Día del Padre o de fin de curso en el colegio de su hijo, parece de entrada la cosa más normal del mundo. Pero que ese progenitor sea un sacerdote, y a la vez se presente con todo y sotana al plantel, no puede menos que poner a más de uno con los ojos del tamaño de un plato sopero y provocar el murmullo colectivo. Por años esta fue la peculiar situación que le tocaba vivir a Fernando Rivas, un licenciado en Estudios Internacionales nacido en Caracas, la capital de Venezuela, en 1968.

¿Y es que acaso estaba cometiendo en público la peor de las blasfemias? Nada de eso, pues Rivas, si bien es presbítero, pertenece a la Iglesia Ortodoxa Griega, donde está permitido que sus ministros del culto puedan casarse y tener familia. Pero esta aclaratoria era recurrente, tanto de sus retoños para con sus compañeros y amigos, como del propio religioso cuando compartía en una verbena con sus similares.

Todo comenzó en 1996 cuando Rivas y su esposa deciden viajar a Bulgaria en plan de estudios. El hombre de la casa también es cantante de ópera y quería profundizar sus conocimientos musicales mientras que la dama iba en búsqueda de más luces en las artes plásticas, específicamente en iconografía bizantina.

“Nosotros nos vamos a estudiar. Pero empezamos a ir a la iglesia y allí el sacerdote, que era ortodoxo, me comienza a pedir ayuda en la liturgia y luego de tanto tiempo me pregunta si no estoy interesado en ordenarme. Y así comenzó todo esto”.

Así rememora en su apartamento de La Florida, una zona clase media en Caracas, la forma en que nació esa vocación, para lo cual necesitaba un nuevo “sí” de su cónyuge. “La mujer tiene que estar de acuerdo y hasta lo deja estampado con su firma en un documento”, nos explica.

Fernando Rivas finalmente se ordena sacerdote cristiano, del rito ortodoxo griego, en 2006 y para efectos de su vida religiosa es el Padre Elías. “Al igual que el Papa y otros hombres de fe en la historia de la humanidad, nosotros cambiamos de nombre. Pero en la vida ordinaria sigo siendo Fernando Rivas”.

Elías inmediatamente buscó compaginar la pasión que estaba con él presente a la hora de tomar los hábitos con el nuevo compromiso con Dios. No abandona la música sino que la convierte en un arma espiritual como las propias enseñanzas bíblicas. “Hace tres años fundé mi banda, Irinika, que en griego significa letanía de paz. Hacemos rock, pero también ska y reggae y me acompañan músicos profesionales”.

Al oír hablar de “rock” a un cura lo primero que viene a la mente es la tradicional oposición de los religiosos a este tipo de ritmos, lo cual parece un contrasentido. “El rock no es solo muerte y drogas. Eso es falso. Se ha estigmatizado y nosotros buscamos romper ese estigma. El rock también es un testimonio de vida con el cual buscamos llevar un mensaje de fe y confianza”, replica quien confiesa que creció entre los acordes de The Doors, Janis Joplin, Rolling Stone y siente una fascinación especial por Pink Floyd.

Y si bien hace una década atrás la comunidad educativa del colegio de sus hijos se sorprendía con su presencia en diversos eventos con la indumentaria característica de los ortodoxos encima, no menos llamativo es para el público que lo ve en un “toque”, encaramado en una tarima con la sotana puesta.

“Para nosotros es obligatorio llevarla. Solo me la quito cuando estoy en mi hogar con mi familia o las veces que he tenido que interpretar a algún personaje en una ópera que requiere un vestuario característico. Pero siempre estoy con mi sotana, incluso en las presentaciones de Irinika”.

Si hay algo que al Padre Elías no le gusta es que le digan que hace “Rock Cristiano”. Prefiere llamar a su música “Rock Alternativo”, ya que su objetivo no son los fieles creyentes en la religión, sino todo tipo de gente que necesita buscar respuestas a la difícil situación por la que atraviesa la humanidad a través de Dios, pero sin ningún tipo de etiquetas religiosas. “Me interesa convencer, no solo quedarme con los convencidos”, sentencia.

Profesor universitario y de canto; colaborador semanal en un programa de radio (92.9 FM) con el segmento Rock y Fe; hombre de familia con esposa y dos hijos y, por si fuera poco, sacerdote. Se le pregunta ¿en qué momento ejerce este último rol? y lacónico responde buscando el cerro Ávila desde su balcón al noreste de la capital de la República: “Mis feligreses saben que cuentan conmigo las 24 horas. Lo que tenga que interrumpir por ellos, se interrumpirá”.

Post publicado originalmente en el blog Tesis y Antítesis

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