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Escasean las viviendas sociales en Londres

Categorías: Europa Occidental, Reino Unido, Derechos humanos, Economía y negocios, Medios ciudadanos, The Bridge
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Protesta antigentrificación en Brixton en 2013. Fotografía: John Lubbock

Entre 2013 y 2014 trabajé como coordinador comunitario en un complejo de viviendas sociales en el sur de Londres. Si nunca ha visto pobreza del “primer mundo”, probablemente piense que no es tan malo ser pobre en occidente. Londres es un lugar costoso para vivir, entonces si sus ingresos son bajos, además de ocuparse de las tareas de la casa, del trabajo y la crianza de una familia numerosa, tiene que ser increíblemente organizado y cuidadoso con el dinero para poder pagar todas sus deudas y reclamar todos los beneficios a los que tiene derecho.

El viejo sistema de viviendas sociales [1] de Londres se está cayendo a pedazos. Desde que el gobierno de Thatcher alentó a los locatarios a adquirir sus propias viviendas sociales en la década del 80, la oferta de viviendas sociales ha disminuido, y el dinero que el gobierno recibió por la venta de esas viviendas no fue reinvertido [2] en la construcción de nuevas unidades para reemplazar a las antiguas. Desde los 80, los gobiernos han trabajado sobre el supuesto de que el sector privado podía satisfacer la demanda habitacional.

Pero eso no sucedió. Las empresas privadas desean obtener ganancias a corto plazo y los márgenes de ganancias de las viviendas sociales son mínimos. En cambio, se ha producido un auge del sector de los alquileres privados y la factura del gobierno por asistencia habitacional ha aumentado. El gobierno en lugar de ofrecer alojamiento, como solía hacerlo, ahora está en cierto modo subsidiando a los locadores. Algunos de los políticos que apoyan estas políticas son propietarios y locadores [3].

En todo Londres, el costo de vida está aumentando, especialmente para los locatarios, y muchos están cayendo por debajo de la línea de pobreza sin que puedan evitarlo. Esta situación se ha visto exacerbada por el Impuesto al dormitorio vacío [4], que reduce el 25% del subsidio a los locatarios de viviendas sociales si tienen dos o más habitaciones desocupadas. En una reunión pública a la que asistí en el ayuntamiento de Brixton, una mujer relató que a ella le recortaron el subsidio luego de que le diagnosticaron cáncer terminal, porque como su hija se fue a la universidad ahora tiene un cuarto vacío. La asociación de vivienda le estaba ofreciendo un nuevo lugar a unas horas de Londres.

Esto está sucediendo en todo Londres, se trata de una medida que la gente describe como de «limpieza social [5]«. Como zonas cercanas al centro londinense están atrayendo inversiones inmobiliarias, las personas de bajos ingresos están siendo desplazadas a otras áreas mientras inversores ricos compran propiedades en estos distritos—muchas veces como “resguardo de valor” que les permite lavar dinero [6]. Se trata de un problema ampliamente reconocido, donde poco fiables representantes oficiales de dictaduras de todo el mundo [7] transfieren sus ganancias ilícitas a enormes portafolios de negocios inmobiliarios, muchos de los cuales permanecen deshabitados.

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Las paredes húmedas de un departamento en Clapham Park Estate, en el sur de Londres. Fotografía: John Lubbock

Gran parte del malestar frente a las consecuencias de la gentrificación tiene como destinatarios a los ayuntamientos locales. Esto ha generado frustración entre los concejales con los que me he entrevistado que consideran que este enojo está mal orientado. Los concejos frente a la necesidad de efectivo deben tomar decisiones difíciles, señalan los concejales. Y ante la ausencia de mecanismos de control para los alquileres, hay poco que los concejales puedan hacer cuando una zona se convierte en atractiva para los negocios inmobiliarios y los costos de los alquileres privados comienzan a crecer.

Por lo tanto, no sorprende que Trussel Trust, que colabora en la gestión de una red de alrededor de 1,300 bancos de alimentos en todo el Reino Unido (que calculan representa cerca del 40% del total de bancos de alimentos en el Reino Unido) ha sido testigo de un masivo incremento en la cantidad de usuarios. Según Trussel, el total de usuarios de los bancos de alimentos con los que colabora aumentó de 25,899 en 2008-9 a más de 1 millón en el período 2014-15.

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Ahora, la empresa de energía nPower está trabajando con Trussel Trust para entregar cupones a personas que no pueden afrontar el pago del combustible [8] para que puedan calentar sus hogares durante el invierno. Los bancos de combustible experimentales hasta ahora han ayudado a cerca de 750 personas que ya han sido enviadas a bancos de alimentos. NPower ve esta iniciativa como parte de su responsabilidad social empresaria y de su obligación como empresa energética [9], a la que destinó £65 millones el invierno pasado para mejoras en aislamiento térmico y reparación de calderas.

Sin embargo, esta asistencia solo está disponible para locatarios privados o propietarios. He sido personalmente testigo de cómo la imposibilidad de acceso al combustible afecta a muchas de las viviendas sociales debido al elevado costo de calefaccionar departamentos que carecen de aislamiento térmico. A menudo las asociaciones privadas de viviendas desean demoler viejos complejos habitacionales para construir nuevos departamentos, algunos de los cuales podrían ser vendidos como ‘comprado para rentar’ para subsidiar unidades de bajo costo que ellos están obligadas a ofrecer. Los inquilinos permanecen durante años sin certeza acerca de si sus viviendas serán demolidas, o si ellos serán apropiadamente reubicados. La incertidumbre acerca de tener garantizados vivienda, alimentos, y combustible vuelve insoportables las vidas de los más pobres.

Adrian Curtis, director de la red de bancos de alimentos de Trussel Trust señala que el objetivo de su organización no es “reemplazar al sistema de bienestar social,” sino que solo busca influir en la política publicando los datos de uso del banco de alimentos. Pero afirmar que el nuevo gobierno conservador sea capaz de identificar, y menos de lidiar con las causas de la pobreza es discutible. Su actual política consiste en continuar liquidando viviendas sociales y esperar que las empresas privadas construyan “viviendas accesibles”, que pueden costar hasta 80% del valor de mercado.

Pero esto no ayudará a muchos residentes de viviendas de escasa calidad. El nuevo gobierno conservador de Blair, se comprometió a mantener un estándar de “casas decentes”, que exigía que las autoridades locales garantizaran que todas sus viviendas sociales cumplían niveles mínimos para el 2010. Esa promesa nunca se cumplió.

Si los sucesivos gobiernos se hubieran preocupado por invertir en viviendas de bajo costo, no habría tantas personas de escasos recursos luchando para pagar la renta. Londres ahora es un lugar tan costoso para vivir que podría ser un parque de diversiones para oligarcas con señales de advertencia que digan, “Debe ser rico para ingresar”.

Sebastián Vargas [10] subtituló en castellano el video incluido en este artículo.