Este post fue publicado originalmente en iranhumanrights.org y es republicado en Global Voices en colaboración con la ONG International Campaign for Human Rights in Iran.
Las agencias de información estatales de Irán intentaron desacreditar al doctor Ahmed Shaheed, enviado especial de la ONU para los derechos humanos en Irán, mediante acusaciones basadas en un supuesto documento de WikiLeaks.
La autenticidad de este documento ha sido cuestionada abiertamente por el mismo WikiLeaks, sitio web conocido por sus publicaciones de información clasificada cedida por fuentes anónimas. En este tuit, WikiLeaks rebatía: “Por favor, expliquen cómo se relacionan sus afirmaciones con nuestro artículo. Son incapaces de justificar en qué información concreta se han basado para hacerlas».
Según los medios iraníes, dicho documento prueba que el enviado especial recibió un millón de dólares de Arabia Saudita a cambio de endurecer sus críticas acerca del gobierno iraní en su informe anual acerca del estado de los derechos humanos en Irán.
A través de su cuenta de Twitter, Ahmed Shaheed, cuya escrupulosa dedicación a la defensa de los derechos humanos ha sido reconocida a nivel internacional, agradeció a WikiLeaks su intervención para subrayar que no había pruebas de que los informes en los que se basaban fueran auténticos. No es la primera vez que el doctor Shaheed es el objetivo de acusaciones discutibles.
Nuevas acusaciones
Las últimas afirmaciones se han producido poco después de que el enviado especial llamara la atención al presidente iraní Hassan Rouhani acerca de la necesidad de una mayor atención en materia de derechos humanos ahora que la República Islámica y las potencias globales han alcanzado un acuerdo sobre su programa nuclear.
«Es mi más sincero deseo que, una vez concluidas con éxito las negociaciones que posibilitarán el levantamiento de las sanciones económicas, el presidente Hassan Rouhani se pueda centrar en otras promesas electorales, en concreto en aquellas que promueven el disfrute de derechos humanos para el pueblo iraní», afirmó el doctor Shaheed en una declaración publicada el 15 de julio de 2015.
Así pues, estas acusaciones parecen ser un intento de engaño de la línea dura del gobierno para alejarse de posibles presiones, tanto internas como externas, que reclamen poner solución al atroz historial en derechos humanos del país.
En una entrevista con International Campaign for Human Rights in Iran, ONG dedicada a la defensa de los derechos humanos en ese país, Shaheed desechaba estas afirmaciones como «ridículas», a lo que añadía que «tan solo sirven para distraer de la labor que tienen por delante para poner solución a los serios problemas que sufre el país en materia de derechos».
«Ninguna acusación que busque desacreditarme cambia el historial (de la República Islámica de Irán), documentado por la Secretaría General de la ONU y fuente de preocupación para los organismos para los derechos humanos de la ONU durante la última década. El número de ejecuciones resulta alarmante. El compromiso con los derechos de las mujeres sigue presentando un reto significativo. Cientos de personas están detenidas por cosas que dijeron, escribieron o publicaron en Internet. Y los líderes de Baha'i permanecen en prisión debido a sus creencias religiosas.
Mi trabajo, como el trabajo de mis predecesores, está basado en la investigación. Incluye leyes, declaraciones del gobierno, así como reportajes e información extraída de sitios web del gobierno. Mi trabajo incluye entrevistas con cientos de individuos de dentro y fuera de Irán que afirmaban que sus derechos estaban siendo violados, así como también investigaciones llevadas a cabo por decenas de organizaciones defensoras de derechos humanos reconocidas internacionalmente», explicó el doctor Shaheed durante la entrevista.
Mientras el gobierno iraní no ceja en su empeño de desacreditar a Shaheed y cualquier otro defensor de los derechos humanos que le culpe por las violaciones de derechos, la comunidad internacional ha desplegado un fuerte apoyo a Shaheed, de quien destacan su meticuloso trabajo e inconmensurable contribución a la visibilización de la violación de derechos humanos en Irán. Precisamente por ello, se le ha renovado el mandato año tras año.
En respuesta a una pregunta acerca de estas acusaciones por parte un reportero de la ISNA (la Agencia de Información de Estudiantes Iraníes) el pasado 29 de julio, Mohammad Javad Larijani, director de Consejo Judicial Iraní para los Derechos Huamanos, se reafirmaba en la infundada acusación de que Shaheed había recibido sobornos. No obstante, en cuestión de horas desde la publicación de estas observaciones en los sitios webs de la ISNA y Fars News Agency, el enlace a la entrevista fue retirado. Se puede leer dicha entrevista en una captura de pantalla aquí.
Frecuentes intentos de desacreditar a Shaheed
Desde que fue nombrado relator especial de derechos humanos en Irán en 2011, a Shaheed se le ha negado la entrada a Irán y sus informes anuales, en los que detallaba una consistente violación de los derechos humanos, han sido descritos por Sadegh Amoli Larijani, director de la Judicatura iraní, como «mentiras» y por el portavoz del Ministerio de Exteriores Marzieh Afkham como “faltos de legitimidad”.
En 2014, Javad Larijani, hermano de Sadegh Amoli Larijani, tildó a Ahmed Shaheed de «infame idiota» y afirmó que «defensor de los derechos humanos» es sinónimo de terrorista.
«Hoy en día esos mismos a los que la gente se refiere como defensores de los derechos humanos están vinculados con actos terroristas y se llaman a sí mismos defensores de los derechos humanos…en cuanto oyes ese nombre ya sabes que van a cometer actos terroristas», defendió.
Javad Larijani también afirmó en 2012 que «grupos terroristas» estaban suministrando a Shaheed información falsa, así como Estados Unidos e Israel, apoyando así «a aquellos que han creado organizaciones terroristas disfrazadas de defensores de los derechos humanos».
En 2013, en el curso de una sesión del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, Javad Larijani acusó al enviado especial de «basarse en fuentes parciales» y de trabajar con «un importante grupo terrorista» en la elaboración de sus informes. La virulencia de Larijani fue tal que el presidente de la sesión tuvo que llamarle la atención y pedirle que no atacara a Shaheed en sus intervenciones.
Las supuestas acusaciones de soborno tampoco son nuevas. En marzo de 2013, Javad Larijani acusó al enviado especial de aceptar sobornos del Ministerio de Asuntos Exteriores de Estado Unidos, afirmación que más tarde se probó que era completamente infundada.
Los problemas de Irán con los defensores de los derechos humanos
El director de Derechos Humanos de Irán no solo ha atacado a Shaheed; ha equiparado a los defensores de los derechos humanos con terroristas y ha incidido especialmente en el caso del Abdolfattah Soltani, abogado especializado en derechos humanos respetado a nivel internacional, que permanece preso en Irán desde 2011 por defender la libre expresión y el derecho al disenso pacífico.
Los dirigentes iraníes han ido más allá en su intento por destruir los mecanismos de protección de derechos humanos de ONU, no solo difamaron a Shaheed sino también atacaron al propio Ban Ki-moon, Secretario General de las Naciones Unidas.
En noviembre de 2011, Javad Larijami afirmó que los informes (de derechos humanos) de la oficina de Ban Ki-moon eran una reiteración del punto de vista de «grupos terroristas y organizaciones que se oponen a la República Islámica”, y que Irán se encontraba “extremadamente preocupado” acerca de las deficiencias de la ONU bajo el liderazgo de Ban Ki-moon.
Este patrón de intentos de difamación y descrédito no es exclusivo de los hermanos Larijani; durante una reunión en 2014 en la ciudad de Mashhad, el Ministro de Justicia Mostafa Pourmohammadi también afirmó que el enviado especial era «corrupto».
Los medios de comunicación del estado iraní han participado en estas acusaciones sin corroborar contra Shaheed incluyen la agencia de información Mehr, filial de la Organización para la promoción islámica, organización de propiedad estatal y el periódico Hemayat, dirigido y controlado por la oficina de comunicación de la Judicatura.