Este es un post asociado escrito por Jack Hennessy y publicado originalmente por Global Student Square. Republicado con permiso.
Dos hombres presuntamente armados fueron capturados después de la explosión y tiroteo que se desató el 19 de agosto en el Palacio Dolmabahçe en Estambul, una popular atracción turística y sede del Primer Ministro turco Ahmet Davutoglu.
Multitudes en pánico salieron a la calle luego de que dos agresores lanzaron una granada de mano y dispararon con armas automáticas al puesto de control de seguridad de la entrada del Palacio de la era otomana. La policía inmediatamente bloqueó la escena.
Associated Press reportó que un policía sufrió heridas leves.
Aunque ningún grupo ha reivindicado el ataque, según Associated Press la agencia de noticias estatal Anadolu informó que los atacantes pertenecen al Partido Revolucionario de Liberación del pueblo (DHKP-C). The Guardian también informó que las agencias de noticias turcas citaban fuentes policiales que sostenían que DHKP-C estaba detrás del ataque.
El Palacio Dolmabahçe es uno de los principales legados del Imperio otomano en Estambul. El fundador de la Turquía moderna, Mustafa Kemal Atatürk, murió allí en 1938. El palacio ofrece exposiciones para turistas, aunque algunos sectores albergan agencias gubernamentales, incluso las oficinas del primer ministro.
El incidente ha sucedido en momentos de gran tensión para Turquía, ya que el actual presidente Reccip Tayyip Erdogan y el partido de la Justicia y Desarrollo (AKP) han lanzado una nueva ofensiva contra los militantes kurdos en el norte de Iraq y ISIS en Siria.
También el miércoles 19 de agosto, ocho soldados murieron por la explosión de una bomba en una ruta en Siirt, en la región sudeste en la frontera con Siria e Iraq. Según la BBC, ese atentado fue atribuido a militantes del partido de los trabajadores del Kurdistán (PKK).
“Turquía está en alerta máxima,” declaró Eyup Kabogan, 27, bartender en el Hotel Pierre Loti en Sultanahmet, en el centro de Estambul aproximadamente cinco km al sur del palacio. “Incluso yo debo mirar adónde voy cuando camino por la calle ahora.”
“Soy kurdo, por cierto,” dijo Kabogan, y agregó, “pero sé que existen otras maneras de cambiar las cosas (políticamente).”
Los turistas deben permanecer alejados de las áreas con gran afluencia de gente y de las estaciones de policía, advirtió Kabogan, aunque señaló que los grupos terroristas “no toman como blanco a los turistas, sino a oficiales de seguridad.”
El paisaje político turco está en estado de cambio luego de que fracasaron los esfuerzos de Davutoglu para constituir una coalición dispuesta a compartir el poder. El martes, él le dio a Erdogan la misión de formar un nuevo gobierno antes de las elecciones previstas para noviembre.
“Realmente no sé qué decir (acerca del atentado),” dijo Berk Çoker, 21, turco y estudiante avanzado de segundo año en Stanford University.
Coker, que cursa una especialidad en informática, tenía planeado regresar a su país cuando finalice una pasantía en ingeniería de software en la zona de San Francisco Bay este verano.
“Como demostraron los atentados y el fracaso de la coalición, el clima político es bastante tenso, lo que convierte a Turquía en un destino de viaje inseguro,” dijo Coker.
En respuesta a la creciente violencia, según The Telegraph, el gobierno de Erdogan ha detenido a más de 2,500 personas sospechadas de pertenecer a ISIS, PKK y DHKP-C.