Oposición de Bahréin, del diálogo a las celdas de prisión

Bilad Al Qadeem, Bahrain. 30th December 2014 -- Marchers in Bilad Al Qadeem demanded the release of Sheikh Ali Salman, the Secretary-General of the Al-Wefaq political society in Bahrain, and main opposition to the current government. Photograph by bahrain14feb bilad. Copyright: Demotix

Bilad Al Qadeem, Bahréin. 30 de diciembre de 2014 — Manifestantes en Bilad Al Qadeem exigieron la liberación del jeque Ali Salman, Secretario General de la sociedad política Al-Wefaq en Bahréin, y principal oposición al actual gobierno. Fotografía de bahrain14feb bilad. Derechos reservados Demotix.

El gobierno bahreiní está asfixiando a la sociedad islámica Al Wefaq Islamic Society, el mayor grupo político del país, cuyos miembros claves están ahora en prisión. El último en ser arrestado fue Shaikh Hasan Isa, que fue capturado en el aeropuerto internacional de Bahréin, cuando regresaba de una visita a Irán el 18 de agosto y a quien se acusa de financiar el «terrorismo».

Le tomó cinco días al Ministerio del Interior de Bahréin declarar finalmente su arresto. No se hizo pública ninguna información, a pesar del clamor del público, y protestas diarias que piden por su liberación. Al sexto día, el Ministerio del Interior anunció que Isa, exparlamentario, fue detenido por «financiar el terrorismo» — duras acusaciones que podrían tener encerrada a esta figura de la oposición durante años.

Arresto del exparlamentario y miembro de Al Wefaq por financiar el terrorismo.

Un comunicado emitido por el Ministerio del Interior decía:

He was arrested on the charge of financing terrorism by funding fugitive terrorists and others linked to terrorist acts.

[..]

The Director-General said the suspect received donations from various sources, including funds from the participants in rallies, and distributed the same among wanted fugitives. He also gave funds to a terrorist group and one of its members even though he was aware of their terrorist activities and helped cover up their crimes. He also provided shelter to members of the group despite knowing about its terrorist goals.

Fue arrestado con acusaciones de financiar el terrorismo financiando a terroristas fugitivos y otros vinculados a actos terroristas.

[..]

El Director General dijo que el sospechoso recibió donaciones de varias fuentes, incluidos fondos de participantes en manifestaciones, y las distribuyó entre los fugitivos buscados. También entregó fondos a un grupo terrorista y a uno de sus miembros, aunque sabía de sus actividades terroristas y ayudó a encubrir sus crímenes. También ofreció refugio a miembros del grupo, a pesar de conocer sobre sus objetivos terroristas.

Luego del anuncio, muchos protestaron por las acusaciones presentadas contra el exlegislador que ganó las elecciones de 2010 con un 92 por ciento del total de votos en su distrito en Sitra. Su partido, Al Wefaq, publicó fotos de las protestas nocturnas en su ciudad natal.

En Bahréin, marcha en las calles de Sitra en protesta por el arresto del jeque Hasan Isa que los representó en el Parlamento en 2010.

Una bahreiní anónima con el seudónimo de Siddiqa destacó la cacería del gobierno contra los disidentes activos que exigen un gobierno democrático en este reino del golfo:

Siempre estuvo en la primera línea entre los que exigen derechos, así que el gobierno lo acusó de terrorismo.

En una pronta respuesta, docenas de personas enfrentaron al Ministerio del Interior con fotografías de figuras afines al gobierno que abiertamente recaudaron fondos y fueron a luchar con grupos militantes en Siria.

El activista bahreiní Hassan Al Sharqi publicó la imagen y dijo:

Recaudan fondos y armas y las exportan a (grupos) «abiertamente» terroristas ¡y al jeque Hasan Isa lo arrestan y acusan de financiar el terrorismo! Díganme, ¿de qué clase son los chiitas?.

Alsharqi se refiere a la afirmación del ministro del Interior de que los chiitas de Bahréin no son ciudadanos de segunda clase, que dijo en una conferencia de prensa en respuesta a amplias críticas de la discriminación del estado contra los chiitas, que conforman la mayoría de ciudadanos en Bahréin.

Algunas personas en la fotografía de la izquierda integraban el parlamento bahreiní cuando se fueron a luchar en Siria. Ya están de vuelta en Bahréin, y el gobierno no ha tomado medidas contra ellos porque como ahora ocupan puestos oficiales gozan de inmunidad. Esto sucede pese a que el gobierno es parte de la coalición estadounidense contra el ISIS.

Detener al injustamente acusado jeque Hasan Isa no les traerá estabilidad ni beneficio. Y dejar libres a esos cuyos (crímenes) fueron probados con evidencias definitivas, llevará el terrorismo el pueblo.

Para cualquier observador común y corriente de la situación bahreiní, no sería difícil vincular esta intensificación contra el partido opositor Wefaq con los intentos anteriores del régimen bahreiní de suspender a la asociación y penalizar a sus líderes.

En junio pasado, una corte bahreiní sentenció al Secretario General de Al Wefaq, el jeque Ali Salman, a cuatro años en prisión. La sentencia debe ser revisada por la Corte de Apelaciones el 15 de septiembre. A Salman se le acusó de incitar públicamente al odio, perturbar la tranquilidad pública, incitar la desobediencia civil de la ley, insultar a las instituciones públicas y promover un cambio en el régimen a través de la fuerza militar, además de otras acusaciones. La corte lo sentenció por la primera de las tres acusaciones y lo encontró inocente de la última, que conlleva el mayor tiempo de prisión. La resolución recibió amplias críticas internacionales. Al asistente político de Salman, Khalil Almarzooq, lo encerraron durante más de un mes a fines de 2013 hasta que la corte finalmente respondió a la presión internacional y desestimó las acusaciones. A Almarzooq también se le acusó de incitar la violencia y el terrorismo. Pero el juicio para suspender a Al Wefaq sigue su curso.

Con dos de sus principales figuras, el jeque Hasan Isa y Majeed Milad, ambos exrepresentantes, tras las rejas, junto con su Secretario General, Global Voices Online le preguntó a Khalil Almarzooq acerca de lo que estos juicios podrían conllevar para Bahréin.

“Distorsionar la imagen de Al Wefaq podría aislarlo interna e internacionalmente, esto pondría al gobierno en una posición más fuerte para huir de una verdadera reforma», dijo. Aun así, pareció confiado que eso no ocurriría.

“Las autoridades bahreiníes se están equivocando al acusar a los líderes de Al Wefaq con acusaciones maliciosas que nadie puede creer”, agregó.

«Eso es porque hay confianza en que Al Wefaq ha adoptado una metodología nacional, no violenta y planteado intenciones de reforma desde su formación. Esto a pesar de las exigentes circunstancias de los últimos cuatro años”.

Muchos creen que el gobierno quieren dejar fuera a Al Wefaq de cualquier acuerdo político en el futuro, con la finalidad de hacer menos concesiones.

¿Por qué perseguir a los líderes de Al Wefaq ahora que la región avanza para arreglar los problemas que necesita a través del diálogo?

A otros legisladores del bloque de Wefaq los despojaron de su nacionalidad y los han arrestado o torturado, o ambos, desde 2011. Todo empezó cuando el bloque se retiró del Parlamento en protesta por la dura represión en las amplias manifestaciones por derechos políticos y económicos, en el inicio de las protestas contra el gobierno en Bahréin, al comienzo de lo que se conoce como la Primavera Árabe.

Y no solamente Al Wefaq está en la tabla de picar, pues el gobierno continúa con su represión a todas las formas de discrepancia. Destacados miembros de otros grupos de oposición también siguen detenidos mientras se les procesa con acusaciones similares. Ibrahim Sharif, otra figura de la oposición, enfrenta acusaciones de intentar derrocar al gobierno, promover cambio político a través de la fuerza y de incitar al odio en un discurso que dio en julio pasado donde se rendía tributo a un muchacho de 16 años que murió por tiros de la policía. La lista se extiende e incluye a defensores de los derechos humanos, periodistas, fotógrafos, médicos, figuras deportivas que están en prisión y otros miles de ciudadanos comunes y corrientes encerrados en celdas de prisiones sobrepobladas.

El régimen bahreiní tiene un oscuro récord de «criminalizar el disenso«.

¿Es sorprendente que una importante figura de Al Wefaq sea destrozada con acusaciones vinculadas con el terror a su regreso de Irán? Como Arabia Saudita, Iraq y Siria, Irán alberga santuarios islámicos sagrados visitados por decenas de miles de chiitas bahreiníes todos los años. Es también la sede de famosas universidades islámicas. Sin embargo, en lugar de aflojar la presión contra las libertades, el gobierno bahreiní anunció recientemente que planea «regular» el viaje a zonas de conflicto, en particular con mayores regulaciones de viaje para personas menores de 18 años.

Bahréin regulará el viaje de sus ciudadanos a zonas conflicto y a los menores de 18 años. Ministerio del Interior.

Esto podría significar mayor restricción a la libertad religiosa y a la libertad de viaje, y también se podría ver como una intención de aislar a los chiitas bahreiníes de sus contrapartes ideológicos en la región y penalizar todo intento que se haga para romper esta nueva barrera.

Los defensores de los derechos humanos están culpando a Estados Unidos de estar muy tranquilo con su largo tiempo «aliado estratégico», Bahréin, que es la sede de la quinta flota estadounidense. En junio, Estados Unidos levantó la prohibición de ayuda militar a Bahréin citando «reformas significativas» aun cuando el punto muerto político se ahonda. Con los líderes de la oposición «tolerada», que alguna vez participaron en mesas de diálogo, ahora empujados a la cárcel uno tras otro, no parece que haya un destello de acuerdo político en el horizonte.

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