Dos hombres de Tomsk han sido condenados por difundir en internet material ilegal extremista, subir algunas canciones de un grupo supremacista blanco así como unos dibujos animados antifascistas de Walt Disney de 1942, Der Fuehrer's Face, protagonizados por el Pato Donald y que ganaron el Oscar al mejor cortometraje animado ese mismo año.
Ambos confesaron el delito y expresaron remordimientos alegando que compartieron esos materiales como parte de una broma durante el verano de 2013. El juez les impuso una multa a cada uno de 3.000 rublos (unos 40 dólares) y declinó condenarlos a 15 días en prisión, la pena máxima por la producción y difusión de material extremista bajo el Código Civil Ruso 20.29.
Estos dibujos animados del Pato Donald están prohibidos en Rusia desde diciembre de 2010, cuando un tribunal de Kamchatka los añadió a la lista nacional de materiales extremistas ilegales junto con una docena de otros vídeos racistas que se descubrió habían sido compartidos por un hombre llamado Sergey Semenov. (Los fiscales de Tomsk transliteraron accidentalmente el nombre del Pato Donald de manera diferente a como se encuentra escrito en la lista federal de materiales extremistas, lo que parece técnicamente como si los dos dibujos animados fueran en realidad, películas diferentes).
Según Sova, una organización de vigilancia de los crímenes de odio con sede en Moscú, el que los dibujos de Disney fueran prohibidos junto con otros materiales de Semenov, es la prueba de que las autoridades realmente no vieron cada vídeo de la colección de Semenov antes de prohibirlos. «Este incidente», dice un comunicado publicado en el sitio web de Sova», demuestra una vez más la incompetencia e incluso el peligro de la lista federal como instrumento, y nos recuerda que la mejor solución sería deshacerse de esto completamente».
Der Fuehrer's Face muestra al Pato Donald viviendo en un dictadura fascista en la que se le da órdenes a punta de pistola y se pone a trabajar ensamblando bombas en una fábrica. Bajo amenaza de ejecución, se ve forzado a saludar cada retrato de Adolf Hitler que ve. La animación también muestra una representación despectiva de los japoneses, en consonancia con los esfuerzos propagandísticos de los EE. UU. en los dos frentes en tiempos de guerra. Al final de la película, el Pato Donald despierta para darse cuenta de que todo fue un sueño y que realmente está viviendo en los Estados Unidos. Abrazando una miniatura de la Estatua de la Libertad, Donald dice sus últimas palabras: ¡Estoy contento de ser ciudadano de los Estados Unidos de América!».