¿Por tierra o por mar? Refugiados que tratan de salir de Turquía enfrentan duras decisiones

This is the view from Amer's tent. He is camping outside Istanbul's main bus station with other refugees. They are asking for a safe route to travel to Europe. Credit: Amer Mohammad. Used with PRI's permission

Esto es lo que se ve desde la carpa de Amer. Está acampando afuera de la estación principal de buses de Estambul con otros refugiados. Piden una ruta segura para viajar a Europa. Crédito: Amer Mohammad, usada con autorización de PRI.

Este artículo e informe de radio de Angilee Shah para The World apareció originalmente en PRI.org el 18 de septiembre de 2015, y se reproduce como parte de un acuerdo para compartir contenido.

Amer Mohammad tiene que tomar una decisión.

Mientras los refugiados acampan afuera, protestando y exigiendo un pase seguro de Turquía a Europa, Amer debe decidir si va a esperar o cuánto tiempo va a esperar una respuesta sobre su futuro. Dice que Naciones Unidas y la embajada alemana han dicho que podría tomarle años obtener la documentación para trasladarse, y que no hay garantía de que se le permitirá ir a algún sitio — menos aún a donde él quiere. Mientras tanto, no está autorizado para trabajar legalmente en Turquía.

Así que se unió a un campo de refugiados frente a la principal estación de buses de Estambul. Llevan cuatro días de acampe en las pequeñas áreas verdes que rodean la estación. Amer calcula que había unas 1,000 personas en el campo el primer día; informes de algunos medios turcos dicen que ahora hay hasta 3,000 personas. Los refugiados, en su mayoría de Siria pero también de Iraq, Pakistán y Afganistán, buscan una ruta por tierra a Europa.

Muchos han estado viajando en bus a Edirne, en la frontera griega. Pero buses y taxis se niegan a llevar a nadie a la frontera, y los refugiados están atrapados efectivamente. La única otra salida es por mar, en bote desde İzmir.

Amer sabe que 22 personas se ahogaron en el mar Egeo el martes 22 de septiembre. Él también podría tomar la ruta marítima a Europa. Se siente desesperado. Como otros refugiados, no puede trabajar legalmente en Turquía. Su novia vive en Alemania, dice, y él quiere reunirse con ella. El campo, según dice, está controlado por personal de seguridad y puertas. Al que sale no se le permite regresar.

«Le dije a mi hermano, si no nos dejan salir, nos iremos por mar», dice Amer. Su hermano, que también está cerca de la estación de buses, dice que no vale la pena el riesgo. «Le dije que lo haría por mi novia. Si quiere quedarse, se puede quedar».

‘No sé qué hacer’

Amer huyó de Iraq en julio de 2014, no mucho después de que ISIS tomó el control de la ciudad de Ramadi. Estaba tomando té en el jardín con su familia cuando los bombardeos empezaron, y destruyeron el edificio de departamentos que estaba frente a su casa. «Tengo un trozo de la bomba en la pierna», dice.

Como muchos de los refugiados en Turquía, Amer recibe mucha de su información en su smartphone, desde artículos de noticias y grupos de discusión, donde también publica lo que ve. Lo conectamos por teléfono, Facebook y la aplicación de chat de internet, Viber. Nos pidió que no usáramos su apellido para mantener segura a su familia en Iraq y para estar seguro de que no arriesga su oportunidad de obtener una visa.

Amer connected with us using his smartphone, but he spends many hours keeping it charged. There is just one charging station for the people who are camping outside Istanbul's main bus station, and Amer says it takes an hour to charge his phone halfway. Credit: Amer Mohammad. Used with PRI's permission

Amer se conectó con nosotros usando su smartphone, pero le lleva muchas horas mantenerlo cargado. Solamente hay un lugar de carga para las personas que acampan fuera de la principal estación de buses de Estambul, y Amer dice que le toma una hora cargar su teléfono a la mitad. Crédito: Amer Mohammad. Usada con autorización de PRI.

Luego de llegar a Ankara, Amer se registró con Naciones Unidas como refugiado. Dice que le dijeron que tomaría hasta 2020 para que su familia obtuviera una cita para ser siquiera considerados aptos para salir de Turquía. Primero viajó con sus padres y dos de sus hermanos. Dos de sus hermanas y sus familias se unieron después. Los ubicaron en Samsun, a más de 600 kilómetros de Estambul en la costa norte. Pero Amer quería ir a Alemania, así que con su hermano apuntaron a Europa.

Otra hermana se quedó en Iraq con parientes ancianos en Haditha, que ha sido campo de batalla de ISIS desde julio.

La Agencia de Refugiados de Naciones Unidas dice que hay cerca de dos millones de refugiados de Siria en Turquía, casi la mitad del número total de refugiados que tienen registrados en la región. Decenas de miles más, como Amer, son de otros países como Iraq, Irán o Pakistán.

Otro opción para Amer es esperar a su cita para abril para solicitar un visa alemana. Necesitará una mayor documentación para demostrar su relación con su novia y sus antecedentes personales, pero conseguir los documentos correctos es muy difícil cuando las oficinas de la ciudad donde vivía en Iraq ya no funcionan. No cree que pueda esperar un resultado incierto. Tiene 25 años y quiere vivir. En Iraq, antes de que ISIS tomara control del oeste, tenía un título universitario en química y él y su familia tenían buenos trabajos.

«Por esta guerra, no tenemos trabajo. No tenemos recursos», dice. En Turquía trató de tomar extenuantes trabajos de construcción para ganar dinero no declarado, pero las condiciones eran malas y, sin permiso para trabajar, los refugiados a menudo son engañados por los empleadores. Duda de hablar sobre su futuro.

«En realidad, no sé qué hacer. Me gustan mucho las computadoras, me gusta la química y la medicina», dice Amer.

‘Sé que es peligroso’

Pero para empezar, solamente quiere estar con su novia. Se conocieron cuando estaban en el colegio en Iraq en 2010, luego ella se fue a Alemania a estudiar. Todavía le falta un año de estudios. Ella y Amer hace tiempo que intentan estar juntos, dice.

Han hablado de ir a otro lugar, pero Amer dice que cuando ve los comentarios de las noticias en línea, cree que lo árabes no son bienvenidos en muchos países. «El 90% de los comentarios — nos odian. Creen que somos terroristas. O que les vamos a robar los trabajos», dice.

Cerca de la estación de buses, los refugiados dependen de una mezquita para recargar sus celulares y comen cuando pueden. Pero no hay suficiente comida ni agua para todos, dice Amer. Dice que las autoridades no permiten entregas en el campo, pero muchos refugiados no quieren dispersarse hasta que tengan una manera de entrar a Grecia. La Media Luna Roja Griega dijo por correo electrónico que ha distribuido 3,000 unidades de agua, 700 frazadas y comida en el campo que ha surgido en Edirne.

El gobernador de la provincia de Edirne dijo el jueves 24 que si los refugiados no se dispersan en el plazo de tres días, les gustaría enviarlos de vuelta a sus países de origen o a campos de refugiados en Turquía. Para Amer esa no es una opción. Dice que los campos de refugiados son lugares terribles, sobre todo para las familias.

«No estaremos en un campo. No podemos estar en un campo. No lo permitiremos», dice. Amer cuenta que alguien se le acercó para proponerle nadar a una isla griega; lo pensó e investigó, pero decidió que era muy arriesgado. Pero todavía piensa que puede abordar un bote y dejar a su familia en Turquía. Si pudiera encontrar a alguien de confianza que pueda ayudarlo.

«Sé que es peligroso. No tengo mucho que perder. Tal vez mi familia me pierda. Sé que tal vez no llegue, que quizás no lo lograré».

Amer guarda una memoria USB en el bolsillo. Le gustan las computadoras y el diseño gráfico. Pero este hardware en particular  tiene un fin macabro: tiene toda la información que lo identifica y cartas a su familia y amigos en el caso que muera en la travesía.

«Es un mensaje a la persona que encuentre mi cadáver. No sé, estoy loco».

Se acerca el invierno, lo que hará que los viajes por mar pronto sean imposibles. Para el futuro cercano, dice que se quedará con los demás refugiados en Estambul, «ya sea con buen o mal final».

«No sé qué hacer. En verdad. Ni a un enemigo le desearía estar en mi posición».

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