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Funerales de delincuentes en Venezuela reflejan complejas subculturas de violencia

Categorías: Latinoamérica, Venezuela, Guerra y conflicto, Juventud, Medios ciudadanos
Cementerio del sur

Vista del Cementerio General del Sur en Caracas, Venezuela. Imagen tomada de la cuenta de Facebook » Comunidad de usuarios y amigos del Cementerio General del sur»

En las barriadas de Venezuela los delincuentes, llamados popularmente malandros [1], son sinónimo de triunfo para algunos y de corrupción para otros. De la misma manera en que viven al margen de los valores de la sociedad y manejan una jerga que les identifica, también sus funerales parecen ser un rito de pasaje con códigos compartidos.

En ellos el muerto es homenajeado por sus pares al ritmo de una música bien ritmada, llanto, licor y tiros al aire. Algunos de estos funerales son compartidos en las redes sociales y suelen mostrar la salida del cortejo fúnebre desde el barrio y, algunas veces, su camino hasta el cementerio.

¿Cómo puede la violencia urbana penetrar los rituales de pasaje? En el caso de Venezuela, los modos han sido varios y en este post veremos cómo estos toman también imágenes y prácticas propias de subculturas que no pueden separarse de los números de asesinados por semana del país.

La expansión de la violencia urbana puede entenderse también desde las cifras del Observatorio Venezolano de la Violencia, cuyo informe reveló resultados alarmantes [2] en el aumento de homicidios en el país. Este aumento de muertes violentas forma parte de la historia reciente del país [3], que desde la década de los 80 ha visto las cifras de muertes violentas crecer sin control. Un porcentaje importante de estos incidentes tiene lugar en las barriadas más desaventajadas del país, zonas en las que estos rituales suelen tener su punto de partida.

Para especialistas en el tema de la violencia urbana, el malandro venezolano se ha transformado en las últimas décadas. Estos «nuevos delincuentes [4]» tienen características que los diferencian de sus predecesores. Por ejemplo, empiezan a delinquir antes de haber llegado a la adolescencia y son vistos como «máquinas» que suman prestigio con cada muestra de crueldad.

Los malandros se balancean entre los arquetipos del héroe y del villano  [5]y pueden llegar a convertirse, gracias al poder que le dan las armas y la violencia, en las figuras más respetadas de su comunidad.

Ritos que reflejan realidades

En este video compartido en la cuenta de Youtube Voces de la muerte [6] se puede ver la reunion de despedida que suele repetirse en cada funeral. El difunto es acompañado por numerosos motorizados en un ambiente que mezcla el dolor de los allegados con descargas de balas. Algunos de los presentes exhiben sus armas y realizan, en medio de la muchedumbre, una especie de rutina en la cual uno por uno dispara repetidas veces.

[Atención: los videos contienen imágenes fuertes]

En el camino al cementerio los numerosos motorizados que componen el cortejo fúnebre suelen trancar las avenidas mientras éstos hacen peligrosas piruetas e incluso, frecuentemente, roban a los pasantes. En otro video compartido en youtube en la cuenta de Samuel Jackson [7] es posible ver que el dolor producido por la pérdida se combina con un ambiente de fiesta. Los presentes beben y también rocían de licor al muerto en su urna. La música se escucha a alto volumen y algunos improvisan bailes. Esta reunión se hace generalmente en el barrio del difunto. Desde allí la urna es transportada al cementerio no sin antes ser cargada en los hombros por amigos o familiares del finado.

¿Una nueva tradición?

Esta manera de despedir a los malandros en las barriadas de Venezuela no es nueva ni se circunscribe exclusivamente a este país. Sin embargo, la propagación de estos videos en las redes sociales ha podido testimoniar la cantidad de armas que se encuentran en la calle sin ningún control. En la cuenta de youtube de Nelson R Izarza [8] es posible ver el funeral de un supuesto pran [1], (palabra con la que se conoce en Venezuela al cabecilla de una banda de criminales).

En el video se repite el mismo ritual; hay motorizados, licor y música. Sin embargo, aquí la descarga de balas es protagónica:

No todos los funerales ni todos los muertos son anónimos. Algunos videos se titulan con el nombre o el apodo del difunto, haciendo de esta manera una especie de homenaje que tiene significado para muchos. Algunos, incluso, bastante conocidos en otras esferas. Este el caso del funeral del ex recluso Luidig Ochoa, creador de las populares series web basadas en las vivencias de la cárceles [9] en Venezuela y la vida de los reclusos después de salir del penal [10].

En distintas cuentas de Youtube se compartieron momentos de su funeral [11] e incluso sus fans realizaron homenajes [12] con secuencia de fotos de su vida. Igualmente en Twitter y en Instagram se enviaron mensajes de dolor por su pérdida y de solidaridad para su compañera una también conocida actriz de la televisión:

Rosita

Captura de pantalla tomada de Instagram bajo el tema #Luidigochoa, que reunió fotografías y homenajes.

Visiones desde el exterior

Para una gran parte los habitantes de la capital estos funerales son inconcebibles e, incluso, temidos. El uso descontrolado de armas genera, además de rechazo, un gran nerviosismo entre los ciudadanos. En Twitter se suele avisar cuando el funeral de un delincuente está impidiendo la circulaciôn en alguna autopista para evitarle a los pasantes el peligro de quedarse bloqueados con el paso del cortejo.

Pendiente funeral de malandro altura el #Boulevard [13] Cafetal estan trancando todo peligro #cafetal [14] #vecino [15]

— PABLO LABRADOR (@PGLR76) April 8, 2015 [16]

Según el fuerte tiroteo desde la madrugada en el centro de CARACAS es por el funeral de un MALANDRO #25E [17]

— Ana Mercedes Pèrez (@anitam2483) January 25, 2015 [18]

La solidaridad y el tributo que muestran estos videos parecieran señalar no sólo el grave problema de las bandas armadas sino tambián las redes de afecto y admiración que se tejen en torno a los delincuentes. Una parte de la población venezolana, marginada y excluída durante décadas, ha encontrado en la violencia el único camino para el logro social y la sensación de protección que solamente las comunidades son capaces de brindar. Sin embargo, para muchos es de temer que estos personajes encarnen a los héroes de la comunidad o que sean los hombres que se ven como ideales, incluso desde el punto de vista romántico.

Las preguntas que se abren con estos fenómenos se vinculan con el modelaje social y con los personajes que dominan el imaginario colectivo. ¿Cuáles son entonces los ideales de los jóvenes que ven en las armas y en la violencia una salida? Y al mismo tiempo ¿cómo se conjugan estos ideales con el resto de lo que espera la sociedad venezolana?