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Cruzó nueve países huyendo de la guerra, y solo tenía doce años

Categorías: Asia Central y Cáucaso, Asia del Sur, Europa Occidental, Medio Oriente y Norte de África, Afganistán, Grecia, Irán, Pakistán, Reino Unido, Turquía, Literatura, Medios ciudadanos, Refugiados
Gulwari Passarlay in London. Credit: Leo Hornak. Used with PRI's permission

Gulwari Passarlay en Londres. Crédito: Leo Hornak. Usado con el permiso de PRI.

Este artículo y reportaje de radio realizado por Shirin Jaafari [1] para The World [2] apareció originalmente en PRI.org [3] el 14 de octubre de 2015, y se republica aquí como parte de un acuerdo para compartir contenidos.

Antes de la invasión estadounidense de su país, Gulwari Passarlay era pastor, y había pasado la mayor parte de su infancia con sus abuelos en las montañas de Afganistán.

Pero todo cambió con la invasión estadounidense.

«Todo lo que oía por las noches era el sonido de las pistolas, de los cohetes, de los aviones», recuerda Gulwari.

Fue en un conflicto con las tropas de Estados Unidos y el ejército afgano respaldado por la OTAN cuando el padre de Gulwari y otros cinco miembros de su familia fueron asesinados. Después de eso, los Talibanes fueron en busca de Gulwari y su hermano. Querían reclutarlo para que así pudiera vengarse.

«Nos buscaban insistentemente para unirnos a ellos y nos amenazaban», dice.

La madre de Gulwari temía por sus hijos. Los quería fuera de Afganistán inmediatamente. El plan consistía en hacerlos llegar a Europa.

Así que los hermanos abandonaron Afganistán y llegaron a Pakistán. Pero una vez allí, los dos se separaron. Gulwari, con 12 años por entonces, continuó su viaje a solas. Su caminata lo llevó hasta nueve países diferentes, incluyendo Irán, Turquía, Grecia y Bulgaria.

«Usé todo tipo de transportes… A pie, en avión, en coche, cualquier cosa», cuenta. «Atravesé el infierno. Vi la muerte con mis propios ojos», dice.

Gulwari pasó tiempo en una cárcel de Turquía. Fue devuelto a Irán, desde donde había hecho el viaje a Turquía. Pasó hambre y caminó durante días sin parar. Hizo autoestop siguiendo su camino a través de fronteras y finalmente consiguió llegar al Reino Unido — su décimo país — escondido en un camión que llevaba plátanos.

Cuando por fin pisó el Reino Unido, el sufrimiento de Gulwari no había acabado. «El viaje en sí fue realmente duro pero estar en Inglaterra fue tan duro como el propio viaje», relata.

Esto es porque tenía que probar la edad que tenía, su nacionalidad y que era un refugiado.

«Me llevó cinco años demostrar que era un refugiado auténtico y que necesitaba protección», explica.

Pero Gulwari no era de los que se rendían. Arropado por una familia de acogida, consiguió ir a la escuela y aprender inglés todo lo rápido que pudo. Ahora que tiene 21 años, pronto comenzará sus estudios en política y filosofía en la Universidad de Manchester. Espera algún día ser capaz de volver a Afganistán y ayudar a aquellos que lo necesitan.

«Mi deseo es asegurarme de que la gente como yo no tenga que abandonar Afganistán y que las madres no tengan que enviar fuera a sus hijos», dice.

Gulwari Passarlay ha escrito un libro [4] sobre su viaje llamado «The Lightless Sky: An Afghan Refugee Boy’s Journey of Escape to a New Life in Britain» («El cielo sin luz: el viaje de huida de un chico afgano refugiado hacia una nueva vida en Gran Bretaña»).