El grupo Asia Justice and Rights ha realizado una serie de entrevistas a 26 mujeres que sobrevivieron a los asesinatos en masa y a otras formas de violencia en Indonesia durante la purga anticomunista llevada a cabo por los militares en 1965.
Han pasado cincuenta años desde que el ejército arrestara a cientos de miles de comunistas y a sus presuntos simpatizantes como parte de una campaña para salvar el país del azote del comunismo. Alrededor de medio millón de indonesios fueron asesinados durante la histeria anticomunista y aún más sufrieron “torturas, desapariciones y desplazamientos forzosos, violaciones, esclavitud sexual y otros crímenes de violencia sexual, esclavitud, arrestos y detenciones arbitrarias, y trabajo forzado” después de 1965. El ejército clamó que solo estaba tomando represalias, y acusó a los comunistas de haber atacado a las fuerzas del gobierno en primer lugar.
El general Suharto llegó al poder en este periodo y continuó como líder de Indonesia hasta 1998, cuando un levantamiento popular lo obligó a dimitir. Mientras estuvo en el poder, Suharto no permitió a los medios de comunicación, a los académicos o al público analizar o investigar lo que había pasado de verdad en 1965. Esto solo pudo hacerse tras su expulsión, cuando víctimas y testigos dieron un paso al frente para compartir sus historias.
En 2012, la Comisión Nacional de Derechos Humanos de Indonesia declaró que en 1965 el ejército cometió graves violaciones de los derechos humanos.
El pasado agosto, el presidente Jokowi propuso la creación de una comisión de reconciliación para encarar los asuntos irresolutos relacionados con la masacre de 1965. La perdurable importancia del legado de Suharto fue evidente, sin embargo, cuando los principales partidos políticos indonesios y sus fuerzas armadas rechazaron la propuesta de Jokowi.
En este mes de octubre, un festival literario en el que se pretendía compartir historias de lo que aconteció en 1965 fue cancelado debido a la presión del gobierno.
Pero, aunque el gobierno se muestre renuente a echar la vista atrás y reflexionar sobre las lecciones de la masacre de 1965, muchas personas y grupos de Indonesia ya están preparados para cavar hasta lo más hondo del pasado y buscar justicia en nombre de las víctimas de violencia y otros crímenes contra la humanidad.
Un Tribunal Popular Internacional va a organizarse en La Haya en el mes de noviembre para probar la responsabilidad del gobierno indonesio en la violencia de 1965.
Mientras tanto, la investigación dirigida por Asia Justice and Rights es una forma inquietantemente conmovedora de saber más sobre la gente común que superó décadas de violencia y discriminación durante el régimen de Suharto. Muchas de las mujeres supervivientes son esposas o hijas de presos políticos y presuntos simpatizantes del comunismo. Sus historias nos recuerdan que la búsqueda de la verdad y la justicia todavía sigue siendo una demanda esencial insatisfecha en Indonesia.