Mujeres supervivientes hablan sobre los asesinatos en masa de 1965 en Indonesia

Vena Taka. Her brother and father were arrested in 1966. "I didn’t know that my dad and younger brother had been detained, where they had been killed. Even where they had been buried, I didn’t know." Photo from Asia Justice and Rights

Vena Taka. Su hermano y su padre fueron arrestados en 1966. «No supe que mi padre y mi hermano pequeño estuvieron detenidos, ni dónde los mataron. Tampoco sé dónde los enterraron». Fotografía de Asia Justice and Rights.

El grupo Asia Justice and Rights ha realizado una serie de entrevistas a 26 mujeres que sobrevivieron a los asesinatos en masa y a otras formas de violencia en Indonesia durante la purga anticomunista llevada a cabo por los militares en 1965.

Han pasado cincuenta años desde que el ejército arrestara a cientos de miles de comunistas y a sus presuntos simpatizantes como parte de una campaña para salvar el país del azote del comunismo. Alrededor de medio millón de indonesios fueron asesinados durante la histeria anticomunista y aún más sufrieron “torturas, desapariciones y desplazamientos forzosos, violaciones, esclavitud sexual y otros crímenes de violencia sexual, esclavitud, arrestos y detenciones arbitrarias, y trabajo forzado” después de 1965. El ejército clamó que solo estaba tomando represalias, y acusó a los comunistas de haber atacado a las fuerzas del gobierno en primer lugar.

El general Suharto llegó al poder en este periodo y continuó como líder de Indonesia hasta 1998, cuando un levantamiento popular lo obligó a dimitir. Mientras estuvo en el poder, Suharto no permitió a los medios de comunicación, a los académicos o al público analizar o investigar lo que había pasado de verdad en 1965. Esto solo pudo hacerse tras su expulsión, cuando víctimas y testigos dieron un paso al frente para compartir sus historias.

En 2012, la Comisión Nacional de Derechos Humanos de Indonesia declaró que en 1965 el ejército cometió graves violaciones de los derechos humanos.

El pasado agosto, el presidente Jokowi propuso la creación de una comisión de reconciliación para encarar los asuntos irresolutos relacionados con la masacre de 1965. La perdurable importancia del legado de Suharto fue evidente, sin embargo, cuando los principales partidos políticos indonesios y sus fuerzas armadas rechazaron la propuesta de Jokowi.

En este mes de octubre, un festival literario en el que se pretendía compartir historias de lo que aconteció en 1965 fue cancelado debido a la presión del gobierno.

Pero, aunque el gobierno se muestre renuente a echar la vista atrás y reflexionar sobre las lecciones de la masacre de 1965, muchas personas y grupos de Indonesia ya están preparados para cavar hasta lo más hondo del pasado y buscar justicia en nombre de las víctimas de violencia y otros crímenes contra la humanidad.

Un Tribunal Popular Internacional va a organizarse en La Haya en el mes de noviembre para probar la responsabilidad del gobierno indonesio en la violencia de 1965.

Mientras tanto, la investigación dirigida por Asia Justice and Rights es una forma inquietantemente conmovedora de saber más sobre la gente común que superó décadas de violencia y discriminación durante el régimen de Suharto. Muchas de las mujeres supervivientes son esposas o hijas de presos políticos y presuntos simpatizantes del comunismo. Sus historias nos recuerdan que la búsqueda de la verdad y la justicia todavía sigue siendo una demanda esencial insatisfecha en Indonesia.

Frangkina Boboy. Her father was suspected of being involved with the Communist Party, and was arrested and detained in 1965. "My father had land in Lasiana—a house and rice fields—but because he was accused of being a communist, his family took it. We had nothing, and had to squat on land that was actually owned by my parents." Photo from Asia Justice and Rights

Frangkina Boboy. Su padre era sospechoso de estar relacionado con el Partido Comunista y fue arrestado y encarcelado en 1965. «Mi padre tenía tierras en Lasiana, una casa y campos de arroz, pero, dado que lo acusaron de comunista, su familia tuvo que resignarse. Nos quedamos sin nada, y tuvimos que sentarnos en cuclillas en la tierra que en verdad había sido propiedad de mis padres». Fotografía de Asia Justice and Rights.

Migelina A. Markus, detained in 1965 along with both of her parents and her siblings. "The ‘65 tragedy made us lose our parents, my older brother, and there were a lot of disappearances without any trial or evidence [showing] they had betrayed the state or nation. I want to testify so that people know the truth about the events we experienced." Photo from Asia Justice and Rights

Migelina A. Markus, detenida en 1965 junto con sus padres y hermanos. «La tragedia del 65 nos hizo perder a nuestros padres y a mi hermano mayor, y hubo muchas desapariciones sin pruebas o juicios [que demostraran] que habían traicionado al estado o a la nación. Quiero declarar para que la gente sepa la verdad sobre los acontecimientos que vivimos». Fotografía de Asia Justice and Rights.

Lasinem's husband was arrested and tortured in 1969, and eventually sent to Buru Island. "[My husband] was picked up by soldiers, his own friends, and taken to the village office (Kelurahan). He was beaten, sat upright in a chair and beaten. His back was trampled on until he was wounded all over. At first I was confused and scared, terrified, and I realized I had lost my protector, and my source of financial support. What about my young children? They need to eat!…I’m still wounded because I remember things that happened in the past… There is still a wound in my heart." Photo from Asia Justice and Rights

El marido de Lasinem fue arrestado y torturado en 1969, y al final fue enviado a la isla Buru. «[Mi marido] fue capturado por soldados, sus propios amigos, y llevado a la oficina municipal (Kelurahan). Fue golpeado, lo sentaron en posición vertical en una silla y lo golpearon. Le pisotearon la espalda hasta que se la llenaron de heridas por todas partes. Al principio yo estaba confusa y asustada, aterrorizada, y me di cuenta de que había perdido a mi protector, y a mi soporte económico. ¿Qué iba a ser de mis hijos pequeños? ¡Necesitaban comer!… Todavía me duele porque recuerdo las cosas que pasaron entonces… Todavía tengo una herida en el corazón». Fotografía de Asia Justice and Rights.

Kadmiyati was studying at a teacher’s college in Yogyakarta in 1965 when she was arrested. "When will there be justice? Who is sadistic and cruel? The communists? Or the perpetrators of the killings? Find out the truth." Photo from Asia Justice and Rights

Kadmiyati estaba estudiando en una facultad de magisterio en Yogyakarta en 1965 cuando la arrestaron. «¿Cuándo habrá justicia? ¿Quién es sádico y cruel? ¿Los comunistas? ¿O los autores de los asesinatos? [Debemos] descubrir la verdad». Fotografía de Asia Justice and Rights.

Hartiti. Arrested in 1966, one of her children passed away from an illness while she was detained. "My first child was old enough to understand her mother’s suffering. She thought about it until she died. She also often heard news about me. She died because she heard people saying things  that hurt her." Photo from Asia Justice and Rights

Hartiti. Arrestada en 1966, una de sus hijas murió por una enfermedad mientras ella estaba detenida. «Mi primera hija era lo bastante mayor para entender que su madre estaba sufriendo, y eso estuvo creyendo hasta que murió. También oyó noticias sobre mí, y murió porque oyó a la gente decir cosas que le hicieron daño». Fotografía de Asia Justice and Rights.

Oni Ponirah. She was 17 when she was arrested in 1965. "I was told I was only being taken in for questioning. It turns out I was held for 14 years. From 1965 until end of December 1979… We never got justice. I hope the government will apologize to the victims." Photo from Asia Justice and Rights.

Oni Ponirah. Tenía 17 años cuando la arrestaron en 1965. «Me dijeron que solo me llevaban para un interrogatorio, pero este se convirtió en un encierro que duró 14 años, desde 1965 hasta finales de diciembre de 1979… Nunca tuvimos justicia. Espero que el gobierno se disculpe con las víctimas». Fotografía de Asia Justice and Rights.

Fotografías cortesía de la ONG Asia Justice and Rights, publicadas con su permiso.

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