Decir que la tecnología y las comunicaciones han estado experimentado un progreso sostenido hasta hace unos pocos años es quedarse corto hasta cierto punto. El mundo pasó de convertirse lentamente en una sola aldea, gracias a la World Wide Web, a convertirse en un sólo hogar, gracias a los medios sociales. Nuestra época probablemente pasará a la historia con un sólo titular —“Medios Sociales”—porque han sido un elemento que cambió las reglas de juego. En el pasado, nuestro objetivo era alcanzar la perfección en el trabajo o el amor o en otro ámbito, pero recientemente nuestra meta principal en la vida se ha convertido en volverse viral y ser un éxito.
Hoy en día, la gente está usando los medios sociales para todo. Algunos lo están utilizando de maneras inteligentes, mientras que otros simplemente están levantando ruido para sus metidas de pata. Para muchos negocios y empresas nuevas, los medios sociales constituyen su única herramienta de marketing.
Sin embargo, quizás se puede decir que, el rol más importante que los medios sociales han jugado en tiempos recientes es el de “periodismo ciudadano”.
Allá en el 2007, empecé lentamente a extender mi presencia a través de los medios sociales, con la esperanza de unirme a la moda, y para evitar que mis amigos continuaran molestándome al respecto. Fue diversión y juegos hasta el primer ataque israelí a Gaza en diciembre del 2008. En ese momento, pasé de usar Facebook para jugar Farmville (no me juzguen, era un veinteañero en ese entonces) a crear un foco de noticias de último minuto que empezó a atraer interés internacional. Previamente, en el mismo año, había lanzado el primer blog en inglés de Gaza, y eso también ayudó a que mi voz llegara a horizontes más lejanos. No obstante, yo aún era un niño pequeño dando sus primeros pasos, en lo que respecta a medios sociales.
Luego ocurrió el incidente Mavi Marmara, cuando Israel atacó un barco mientras estaba camino a Gaza para intentar detener el asedio israelí. Muchos activistas fueron asesinados y heridos. Como periodista, estaba recibiendo las actualizaciones de información con anticipación para usarlas en mis reportajes. Ergo, decidí dar a mi cuenta de Twitter—la cual rara vez usaba en ese entonces—buen uso. Empecé a publicar toda la información exclusiva que recibía en la ciberesfera, en tiempo real. En otras palabras, estaba “tuiteando en vivo”, pero el término aún no existía en ese entonces. La gente empezó a notar lo que estaba haciendo. Y mi grupo de seguidores empezó a crecer.
Luego, en el 2011, el mundo árabe fue golpeado con una serie de “revoluciones” sin precedente. Empezó en Túnez y lentamente se deslizó dentro de Egipto, Libia, Siria y así sucesivamente. Como palestino que vive bajo la ocupación y sitio, anhelando la libertad, tuve que ser parte de las conversaciones regionales. Entonces, me volví un usuario ávido de los medios sociales. Estaba en todas las plataformas, todo el tiempo, a pesar de los cortes de energía eléctrica que han plagado a Gaza por años. Tenía que encontrar maneras de mantenerme actualizado y alerta, por ello empecé a buscar formas de permanecer conectado durante los apagones, lo cual me ayudó en gran medida durante el resto de los ataques israelíes en Gaza y en Palestina, en general.
En el 2012, las Naciones Unidas me seleccionaron para participar en su formación anual de Periodistas Palestinos. Fue el primer año que dejaron de enfocarse en la TV y la radio y empezaron a centrarse más en los medios sociales y digitales. Mi trabajo me llevó hasta Nueva York, lo cual fue un sueño hecho realidad. Dada mi experiencia como periodista en Gaza y el hecho de ser una “estrella” de los medios sociales en mi país, fue sólo natural que escogiera el tema de “Medios Sociales y Seguridad Para Periodistas” para mi proyecto de formación. Me otorgaron acceso a las sedes de luminarias en el mundo de noticias y medios sociales como Twitter, Google, BBC, Reuters y otros. Fue como cerrar el círculo, una experiencia única en la vida que me dejó con afirmación y conocimiento. Los medios sociales rindieron frutos.
Cuando el segundo ataque israelí ocurrió en Gaza, en el 2012, yo estaba todavía en Estados Unidos, llevando a cabo mi formación. Gaza estaba siendo bombardeada fuertemente y mi familia estaba en peligro. Sin embargo, tuve la oportunidad de visitar lugares como el Congreso de Estados Unidos, el Departamento de Estado, BBC, AL Jazeera en inglés, y a todo sitio que fui, llevé la voz de Gaza, incluyendo a una entrevista en vivo con el Huffington Post. Muchas personas ya sabían quien era y me habían estado siguiendo en medios sociales, por ello fui bien recibido, y me aseguré que Gaza también lo fuese.
Los medios sociales también me ayudaron a mantener contacto con mi familia en Gaza, y me permitieron mantenerme al día sobre todo lo que estaba pasando allá y ampliar las noticias en Twitter.
En el 2014, Israel emprendió su ataque más feroz hasta ahora, contra Gaza. Me aseguré de poder estar conectado y continuar reportando gracias a contar con un generador, una batería para el router, baterías adicionales para mi celular, acceso a conexiones de WiFi cercanas y suficiente crédito en el celular para tuitear por mensaje de texto. Tuiteé a través de los bombardeos, miedo, desesperación y peligro. Fue bastante crudo y sin censura, y fue reconfortante ver que un gran porcentaje de la juventud de Gaza fue inspirada a hacer lo mismo. Aparecimos en radio, canales noticiosos de TV, páginas web de noticias y fuimos contactados por periodistas independientes. Las grandes agencias de noticias nos estaban mencionando como la fuente de noticias de último minuto y celebridades nos nombraron y se contactaron para enviar su apoyo a Palestina. Nuestras voces fueron escuchadas en todas partes, unidas bajo la asociación de periodismo ciudadano.
La evolución natural después de esto fue ser amenazados, atacados en el mundo cibernético y presionados a ser silenciados. Mi cuenta de correo fue hackeada, mi cuenta de Twitter fue suspendida luego de que hackers trataron de acceder a ella, y mi cuenta de Facebook se llenó de publicaciones que destilaban odio y mensajes privados de personas que me amenazaban con matarme a mi y a mi familia si no “cerraba la boca”. No obstante, no me detuve, porque, como aprendí de mi formación en la ONU, algunas veces un tuit puede cambiar el mundo.
Hoy en día, mientras que Palestina sufre lo que algunos están llamando la Tercera Intifada, el periodismo ciudadano está nuevamente a la vanguardia como fuente principal de noticias para el público y las agencias de medios. La verdad es el único destructor de propagandas.
Los medios sociales son una espada de doble filo. Pueden ser el vehículo para acosar y que lleva a algunos a suicidarse; también puede salvar la vida de alguien al alertar a otros sobre su apuro. ¿Qué filo preferiría usar? Los medios sociales pueden hundirle o hacerle más fuerte. Le exhorto a escoger sabiamente.
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