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Una historia de dos presidentes, un atrevido intento de secuestro y misoginia en el fútbol turco

Categorías: Medio Oriente y Norte de África, Turquía, Deportes, Medios ciudadanos, Mujer y género, Política
Trabzonspor's trophy room. Creative commons.

Sala de trofeos del Trabzonspor. Creative commons.

Horas después de que un partido sumamente reñido entre los clubes de fútbol Trabzonspor y Gaziantep acabase en un 2-2, el presidente del Trabzonspor Ibrahim Hacıosmanoğlu se encontró defendiendo su controvertida decisión de secuestrar a los árbitros del partido, un paso tan extremo que precipitó una intervención personal del jefe de Estado turco.

Después de haber evitado la crisis, el mismo presidente se ganó enemigos con los feministas de todo el país afirmando que «nadie tiene el poder de hacernos vivir como una mujer».

El secuestro y el mediador

Después del partido, en el que se le negó la victoria al Trabzonspor debido a un discutible penal, los árbitros fueron a cambiarse y a escribir el informe del partido. Cuando intentaron irse, la dirección del Trabzonspor les informó que las puertas del estadio estaban cerradas y que tendrían que quedarse allí hasta que el presidente Hacıosmanoğlu llegase por la manaña.

«Les dije a mis directores técnicos: «Muéstrenles la hospitalidad del Trabzonspor, pídanles su té y café y comida, hasta la mañana, hasta que yo llegue ese árbitro no se irá del estadio», dijo Hacıosmanoğlu sobre el secuestro.

Mientras que la situación se estaba desarrollando, personalidades del gobierno intentaron contactar con Hacıosmanoğlu pero no les respondió las llamadas.

Cerca de las 3:00 a. m., el presidente turco Recep Tayyip Erdoğan le llamó personalmente para resolver la situación, y los árbitros fueron liberados sobre las 3:27 a. m.

La policía les escoltó a un lugar seguro, mientras alrededor de 500 fans del Trabzonspor les gritaban insultos.

Hacıosmanoğlu explicó por qué obedeció la petición de Erdoğan:

After that valuable person to whom I also have respect, with whom I have a heart-connection called me, after his words — «Let’s not have a big disgrace, both in Turkey and in the world…the mistakes by referees will be questioned too….» — I called my friends. We allowed the people who murdered us to leave the city without any physical intervention, as any Trabzonspor supporter would do.

Después de que me llamase esta preciada persona a la cual también le tengo respeto, con la que tengo una conexión de corazón, después de sus palabras — «no tengamos una gran desgracia, tanto en Turquía como en el mundo… los errores de los árbitros también serán cuestionados…» — llamé a mis amigos. Permitimos que las personas que nos asesinaron se fuesen de la ciudad sin ningún tipo de intervención física, como cualquier seguidor del Trabzonspor haría.

¡'Hacıosmanoğlu causa revuelo!’

Pero una relación aparentemente firme con Erdoğan no fue suficiente para salvar al Trabzonspor del castigo por el incidente. 

El Trabzonspor será remitido al Comité Disciplinario del Fútbol Profesional por los eventos sucedidos en el partido contra el Gaziantepspor.

Algunos hombres son de Marte

Después del incidente, Hacıosmanoğlu procedió a dar unas declaraciones inconexas en las que expresó su apoyo al presidente Erdoğan:

I do not have to pronounce his name; everybody would understand whom I am referring to. Turkey has a leader who serves this nation, a leader who will leave a strong country to my children in the future, that the world conjuncture plays games to make him leave the post. I am ready to die for him.

No tengo que pronunciar su nombre; todo el mundo entenderá a quién me refiero. Turquía tiene un líder que sirve a esta nación, un líder que dejará un país fuerte a mis hijos en el futuro, que la coyuntura mundial hace artimañas para que deje su puesto. Estoy dispuesto a morir por él.

Las declaraciones [8] de Hacıosmanoğlu también insinuaron que el equipo de árbitros formaba parte de una conspiración más grande para dañar al club de fútbol Trabzonspor.

Continuó:

The Turkish Republic will see what’s going to happen from now on. If we will die, we will die like a man, we will not live like a woman. Nobody has the power to make us live like a woman.

La República turca verá lo que va a pasar a partir de ahora. Si morimos, moriremos como hombres, no moriremos como mujeres. Nadie tiene el poder de hacernos vivir como una mujer.

Sus palabras incitaron una enojada respuesta de feministas turcos y mujeres del parlamento.

Presidente Hacıosmanoğlu, si quiere morir, no seremos un obstáculo. Manténgase alejado de las mujeres.

Primero empiece por ser un SER HUMANO… Presidente Trabzonspor – «moriremos como hombres si morimos, no viviremos como mujeres».

La miembro del parlamento del partido de la oposición Kemalist CHP Aylin Nazlıaka dijo [12]:

I guess what he understands about manhood is only threats and contempt. He doesn’t have either the honour or virtue to live like a woman. He could not even be the nail of a woman.

Supongo que lo que él entiende por hombría son solo amenazas y desprecios. No tiene ni el honor ni la virtud de vivir como una mujer. No podría ser ni la uña de una mujer.

No es la primera vez que el fútbol turco ha sido criticado por hacer misoginia pública. Seguidores del Fenerbahçe la semana pasada quemaron una muñeca hinchable vestida como una integrante del Galatasaray después de realizar una fiesta de compromiso de burla para la muñeca.

Realizar estas fiestas de compromiso de burla se ha convertido en una tradición [13] para los seguidores del Fenerbahçe, cuya rivalidad, que cruza el Bósforo en Estambul, está entre las más violentas en el fútbol mundial.

Sibel Yukler, escribiendo para la agencia de noticias Jinha, comentó [14]: 

Female students and academics who talked to Jinha said the incident reflects on one side the pornographic face of the violence; on the other side the hegemonic male mindset which puts women and the enemy on an identical level.

Las estudiantes y académicas que hablaron con Jinha dijeron que el incidente refleja por un lado la cara pornográfica de la violencia; por el otro lado la mentalidad masculina hegemónica que coloca a las mujeres y al enemigo en un nivel idéntico.