Narcodata, un proyecto de periodismo de datos que contextualiza la guerra contra las drogas en México

Narcodata

Pantallazo del video introductorio de Narcodata.

México, un país donde los carteles de drogas y las organizaciones han permeado la vida diaria del país, es difícil seguir quién es quién entre los delincuentes y saber qué tan fuerte es su influencia. Un profundo proyecto de periodismo de datos llevado a cabo por el sitio independiente de noticias Animal Político y la plataforma colaborativa de periodismo de datos Poderopedia simplifica los complejos datos detrás de la fallida guerra contra las drogas que ha librado el país en las últimas cuatro décadas.

Usando visualizaciones interactivas fáciles de comprender, Narcodata cuenta la historia de cómo nacieron los carteles, quiénes son sus líderes, los conflictos entre ellos, su expansión geográfica y sus crímenes conocidos.

La idea de este sitio surgió hace un año, cuando Animal Político obtuvo el 21 de octubre de 2014, gracias la ley de transparencia, un documento de la Procuraduría General de la República que muestra todas las células delictivas que operan en México y el cártel al que obedecen. Ese documento, además, tumba varios “mitos” creados por funcionarios públicos, como que el Distrito Federal está libre de crimen organizado o que todas los grupos delictivos pierden poder con el actual gobierno federal […]

La experiencia de Poderopedia nos permitió mirar a los cárteles, hasta cierto punto, como poderosas organizaciones comerciales con influencia en los asuntos públicos del país.

Narcodata también explica el contexto alrededor de la situación para entender la oscura historia del crímen organizado en México y los actores que han participado de su progreso.

En su primer artículo, «Siete presidentes, pocos resultados: 40 años de expansión del crimen organizado» destacan el rol que Estados Unidos ha jugado en reforzar a los carteles en México:

Las estrategias fallidas explican, en parte, la supervivencia y fortalecimiento del crimen organizado, pero su avance tampoco podría entenderse sin considerar la vecindad con Estados Unidos, el mercado de consumidores de sustancias ilícitas más grande del mundo y el proveedor más importante de armas para cualquier grupo delincuencial. […]

Pero no sólo es una cuestión de consumidores. Las organizaciones criminales mexicanas también han ganado fuerza gracias al fácil acceso a armas de fuego. Hace una década, el presidente George W. Bush derogó la disposición que prohíbe la venta de armas automáticas y de asalto en Estados Unidos. Para 2014, el 71.9% de las armas incautadas en México vinieron de Estados Unidos, según la propia Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos de Estados Unidos (ATF, por sus siglas en inglés).

La crónica incluye una entrevista con Guillermo Valdés, ex-director de la agencia de inteligencia mexicana CISEN (Centro de Investigación y Seguridad Nacional). Él explica que por mucho tiempo la estrategia de seguridad del estado se enfocó en la confiscación de drogas y armamento, y el arresto de capos de drogas, cuando debieron haber trabajado en fortalecer las instituciones locales como la policía y las cortes de justicia para prevenir la corrupción y asegurar que se pueda hacer justicia.

Sumándose a la reflexión de cómo el gobierno ha fracasado en resolver el problema, Alejandro Hope, editor de seguridad en el sitio de noticias El Daily Post, mencionó para una entrevista en el artículo de Narcodata titulado «Con Peña Nieto, ‘El Chapo’ y Jalisco Nueva Generación dominan el negocio de la droga«:

Las fuerzas armadas pueden ser muy útiles para cazar a los grandes capos pero no lo son para prevenir la extorsión a taxistas y comerciantes que estén en manos de los grupos que quedaron de esas grandes organizaciones. Se necesitan policías locales fuertes, procuradurías estatales con mayor capacidad de armar casos en contra de esas mafias locales, un sistema penitenciario menos vulnerable y es ahí en dónde estamos atorados y en dónde no hay muestra de avance en este gobierno.

En cuanto a la violencia extendida que aqueja al país, Narcodata describe como los grupos armados que apoyan a los carteles de drogas se volvieron poderosos cuando sus «negocios alternativos» de secuestro, extorsión, tráfico de personas, y asaltos a civiles prosperaron:

Los ataques contra la población se hicieron más comunes desde que, a finales de la década de 1990, las organizaciones criminales decidieron fortalecerse con el reclutamiento de brazos armados o células delictivas dedicadas a matar y utilizadas para atacar a grupos rivales y a cualquier ciudadano. […]

La expansión de los brazos armados también implicó un aumento en el saqueo a la sociedad civil, que se convirtió en una actividad cotidiana de esas células delictivas para autofinanciarse. […]

Se calcula que el mercado de drogas que tiene una ganancia anual entre $18 mil millones y 39 mil millones de dólares ha sido violentamente disputado entre organizaciones criminales en una sangrienta guerra que ha resultado en decenas de miles de muertos, desaparecidos y desplazados en México.

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