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Irán se ha apartado de los castigos coránicos antes, a pesar de lo que dicen los radicales

Categorías: Medio Oriente y Norte de África, Irán, Derecho, Derechos humanos, Medios ciudadanos
A mural of the founder of the Islamic Republic, Ayatollah Ruhollah Khomeini outside of the former U.S. Embassy in Tehran. Image by Kamyar Adl (CC BY 2.0).

Un mural del fundador de la República Islámica, Ayatollah Ruhollah Khomeini, fuera de la ex embajada de Estados Unidos en Teherán. Al final, Khomeini aceptó que podría haber divergencia de la estricta ley Sharia que ordena castigos que las Naciones Unidas consideran como tortura. Imagen de Kamyar Adl (CC BY 2.0).

Una versión de esta publicación apareció inicialmente en iranhumanrights.org [1] y se publica acá en colaboración con la Campaña Internacional por Derechos Humanos en Irán.

La lucha sobre la necesidad de adherencia estricta a la ley islámica, incluyendo castigos coránicos designados por la Naciones Unidas como equivalentes a tortura, ha estado en marcha en Irán desde la creación de la República Islámica en 1979. El acalorado debate prosigue hasta la actualidad. Sin embargo, los puntos de vista de los líderes clericales sobre la necesidad de permitir que la flexibilidad satisfaga estándares modernos, sorprendería a algunos radicales que abogan por la adherencia estricta.

En realidad, el rechazo a cualquier desviación de la ley Islámica estricta, por parte del Presidente del Tribunal Supremo iraní, Ayatollah Sadegh Larijani, contradice las opiniones y prácticas del creador de la República Islámica de Irán, Ayatollah Ruhollah Khomeini, quien permitió expresamente flexibilidad en la adherencia a la ley Islámica, de acuerdo a las circunstancias actuales.

En particular, Larijani ha rechazado cualquier crítica a, o alejamiento de, qisas, o castigos retributivos, que permiten a la familia de las víctimas pedir castigos para el perpetrador equivalentes al crimen, incluyendo la muerte en casos de asesinato. Esto es comúnmente conocido como el principio “ojo por ojo”.

Larijani fue citado diciendo en la página web oficial [2] del Poder Judicial:

Human rights pressures have again started against the Islamic Republic of Iran and they are bringing up the issue of qisas. But we have reminded them many times that it is not the West’s business to comment on how Islamic countries run their affairs [according to] Islamic laws. Qisas is a Quranic right and the Islamic Republic of Iran will never retreat from its divine values.

Las presiones de derechos humanos contra la República Islámica de Irán han empezado nuevamente y están abordando el tema de las qisas. Sin embargo, les hemos recordado muchas veces que no es asunto de Occidente, comentar sobre cómo los países islámicos gestionan sus asuntos  [de acuerdo a] Ieyes islámicas. Las qisas constituyen un derecho coránico y la República Islámica de Irán nunca renunciará a sus valores divinos.

El alto número de ejecuciones de Irán

El rechazo de Larijani a renunciar a castigos criminales retributivos, que han contribuido al número record de ejecuciones [3] en Irán, ha sido un tema común en años recientes. En febrero del 2014, dijo [4], “Las controversias de derechos humanos respecto a temas como las qisas, se originan en ciertas filosofías políticas de Occidente dirigidas a imponernos valores seculares”.

Ese mismo año, Larijani lanzó un ataque contra los intelectuales religiosos que habían sostenido que algunas leyes religiosas podían quedar en suspenso. “Cuando les recordamos los principios islámicos a estos seudo-intelectuales, dicen que el Islam tiene muchas interpretaciones. Sin embargo, en realidad el Islam no es otra cosa que lo que el  Imam [Khomeini] describió como ‘Islam puro de Mohammedan’,” dijo el Presidente del Tribunal Supremo.

Un intelectual religioso prominente, quien ha sido un duro crítico de Larijani, es Mohammad Mojtahed Shabestari. En su comentario [5] de diciembre del 2013, dirigido a Sadegh Larijani, escribió:

They argue that today’s Muslims are obliged to carry out punishments by execution because qisas exists as part of the Quran. This argument is false because the existence of a law in the Quran does not require Muslims to act upon it forever. That is where basic differences begin between new religious thinkers and the likes of Mr. Chief Justice.

Ellos sostienen que los musulmanes de hoy en día están obligados a llevar a cabo castigos por ejecución porque las qisas existen como parte del Corán. Este argumento es falso porque la existencia de una ley en el Corán no requiere que los musulmanes la lleven a cabo siempre. Ahí es donde las diferencias básicas empiezan entre nuevos pensadores religiosos y aquellos como el Presidente del Tribunal Supremo.

“Si el Sr. Larijani hubiera dicho que no permitiría que nuevas interpretaciones del Islam cobren forma, hubiera sido completamente entendible. ¡Pero él se desvía del tema y dice que no hay variaciones al interpretar el Islam!” añadió Shabestari.

Luego del lanzamiento [6] en agosto del 2014, del informe del Secretario General de las Naciones Unidas, bastante crítico sobre el estado de los derechos humanos en Irán, y, en especial, de la ola de ejecuciones, Larijani arremetió contra la comunidad internacional.

“Nadie tiene el derecho de decirnos que dejemos de creer en la única Verdad en el mundo entero [Islam].¿Quién cree el Secretario General de las Naciones Unidas que es para decirnos que debemos detener las ejecuciones?” Larijani preguntó [7] con cólera.

‘No hay espacio para misericordia al implementar las leyes divinas’

El Presidente del Tribunal Supremo representa una facción de la élite gobernante que cree que las leyes religiosas deben ser llevadas a la práctica sin ninguna modificación. Entre aquellos que se ven a sí mismos como la última palabra en la ley islámica, Ayatollah Mesbah Yazdi en Qom es considerado como el más extremo. “No hay espacio para la misericordia al implementar las leyes divinas. No se puede ir ni más lejos de las leyes islámicas ni quedarse corto en su ejecución”, dijo [8] en noviembre del 2009.

En un discurso [9] posterior, Yazdi reiteró, “Existen aquellos en nuestra sociedad islámica que no esperábamos que fueran a hablar en contra de las leyes divinas. Sin embargo, aún cuando el trabajo de Dios está basado en amor y misericordia, debemos darnos cuenta que Dios no es misericordioso. El también se venga”.

El líder supremo de Irán, Ayatollah Khamenei ha expresado [10] opiniones similares en oposición a lo que es conocido como “Islam Misericordioso”.

The Supreme Leader Ayatallah Khamenei sits in discussion with other prominent clerical figures, including Sadegh Larijani, the head of the Judiciary. Image from ICHRI.

El Líder Supremo, Ayatallah Khamenei se sienta a discutir con otras figuras clericales prominentes, incluyendo a Sadegh Larijani, la cabeza del Poder Judicial. Ambos hombres no creen en el «Islam misericordioso» y no desean cambiar los castigos islámicos del país. Imagen de ICHRI.

Uno de los mayores enfrentamientos en este debate, se dio lugar en la primavera de 1981, cuando grupos políticos que se oponían a la soberanía religiosa, criticaron el Proyecto de Ley de Qisas (o ley de retribución), que había sido introducida en el Parlamento iraní. Esta ley básicamente codificaba la doctrina del castigo de «ojo por ojo» en el proceso judicial, reemplazando las Leyes Publicas de Castigo, que fueron usadas desde 1924. Ellos dijeron que iba en contra de principios humanitarios. El partido político Frente Nacional, que dirigió la oposición contra el proyecto de ley, incluso trató de organizar un mitin de protesta en Teherán.

En una respuesta airada, Ayatollah Khomeini rechazó [11] cualquier crítica a la implementación de las leyes islámicas y dijo: “El Proyecto de Ley de Qisas es el mismo que está en el Corán. ¡Aquellos que están convocando a protestas, en realidad están invitando a las personas a rebelarse contra el Corán y leyes islámicas obligatorias!” Fijando un nuevo precedente, Khomeini declaró que el Frente Nacional era culpable de “herejía,” y las qisas se convirtieron en uno de los pilares ideológicos de la República Islámica.

Sin embargo, con el tiempo, finalmente, los problemas en la implementación de algunas leyes islámicas llevaron a Khomeini a cambiar de parecer y declarar que el estado tenía la autoridad para detener la implementación de una ley islámica en caso necesario. En una carta al entonces Presidente Ali Khamenei [12], Khomeini escribió: “Declaro que el Estado es una extensión del gobierno absoluto del Profeta de Dios, que la paz esté con él. Ésta está entre una de las primeras ordenanzas del Islam, y tiene prioridad sobre todas las ordenanzas secundarias, incluso oraciones, ayuno y peregrinación”.

Luego Khomeini ordenó la creación del Concejo de Discernimiento para zanjar las disputas entre el Parlamento y el Concejo de Guardianes, los dos cuerpos legislativos que estaban trabados en una disputa sin fin sobre la adherencia a las leyes islámicas. Al resolver estas disputas, el nuevo concejo recibió autoridad para tomar decisiones contrarias a la Sharia tradicional, o a la ley islámica. Esencialmente, la solución de Khomeini fue la admisión que la Sharia podía ser modificada frente las realidades y necesidades modernas.

La disposición de Irán a apartarse de la ley coránica

El ex funcionario judicial Hossein Mousavi Tabrizi recordó en un artículo del periódico Khordad, del 22 de febrero de 1998, una reunión que sostuvo con Khomeini en la cual el creador de la República Islámica expresó su oposición a la lapidación. “En una de mis reuniones con Imam Khomeini sobre castigar a los adúlteros con la lapidación, [Khomeini] dijo que la lapidación es contraria a sus intereses en estos momentos porque tenemos muchos enemigos que están promoviendo propaganda contra nosotros y no deberíamos ayudarlos con nuestras propias acciones”.

En otro ejemplo de la disposición de la República Islámica de alejarse de la ley coránica en interés del estado, el ex presidente del Tribunal Supremo, Ayatollah Hashemi Shahroudi, emitió una directiva [13] el 30 de enero del 2007, para poner fin a las ejecuciones públicas. Shahroudi también ordenó poner fin a las lapidaciones [14].

La historia de las luchas ideológicas respecto a la adherencia a la ley coránica en la República Islámica no apoya la posición del Presidente del Tribunal Supremo, de que todas las leyes islámicas deben ser seguidas en su totalidad. Aún así, el Poder Judicial y otras instituciones de línea dura continúan usando leyes represivas y una adherencia inflexible a los principios coránicos como una herramienta política contra las facciones reformistas y otros enemigos ideológicos, incluyendo personas religiosas.

Cuando la adherencia estricta a leyes islámicas contradice el cumplimiento de Irán de convenios sobre derechos internacionales a los cuales se ha adherido libremente, o viola directamente estándares internacionales de derechos humanos básicos, la comunidad internacional debe elevar su voz contra dichas prácticas y apoyar las voces de aquellos dentro de Irán que buscan persuadir a las autoridades de encontrar alternativas a las leyes islámicas que estén en línea con principios humanitarios básicos.