Molenbeek, la compleja realidad de un barrio vilipendiado por los medios

«Molenbeek da luz»

Cartel repartido en la manifestación «Molenbeek da luz», homenaje a las víctimas de los atentados de París celebrado el pasado 18 de noviembre en la Plaza Comunal de Molenbeek. Foto de la autora.

Alors face à toutes les extrême droites, contre toutes les divisions et contre toutes les guerres, pour toutes les victimes de toutes les bombes partout dans le monde, de Paris à Alep en passant par Beyrouth et Ankara, nous, habitant.e.s de molenbeek et de toutes les communes de Bruxelles, nous lançons un appel à refuser la peur et la division, à célébrer l'unité et la solidarité pour un monde de justice et d'égalité.

Frente a todas las derechas extremas, contra todas las divisiones y contra todas las guerras, por todas las víctimas de todas las bombas de cualquier parte del mundo, de París a Alepo, pasando por Beirut y Ankara, los habitantes de Molenbeek y de todas las comunas de Bruselas lanzamos una llamada a rechazar el miedo y la división, a celebrar la unidad y la solidaridad por un mundo de justicia e igualdad.

Este es el mensaje con el que se convoca una «Concentración por todas las víctimas, contra todas las guerras, por la solidaridad y contra todas las divisiones» el 25 de noviembre en Molenbeek, una barriada belga que desde los atentados del pasado 13 de noviembre en París aparece insistentemente en los medios de comunicación de todo el mundo, un nombre que aflora una y otra vez vinculado a sospechosos de atentados perpetrados por militantes yihadistas en cualquier punto de Europa.

Los medios han ofrecido una imagen alarmante del barrio que los residentes rechazan. El pasado 18 de noviembre, unas 2000 personas se concentraron en la plaza comunal de Molenbeek para homenajear a las víctimas de los ataques de París y para mostrar una cara del barrio distinta de la que cuenta la prensa.

Pero la realidad de Molenbeek es extremadamente compleja y no responde a descripciones ni etiquetas simplistas.

Molenbeek-Saint-Jean es una de las 19 comunas que componen la aglomeración urbana de Bruselas, capital de Bélgica y sede de la Comisión Europea, el Consejo de la Unión Europea, el Parlamento Europeo y la OTAN. Bruselas se encuentra a menos de dos horas de París por tren Thalys de alta velocidad y a otro tanto de Londres con el Eurostar que atraviesa el túnel de la Mancha.

Situada al oeste de Bruselas, Molenbeek es una de las zonas más deprimidas de Bélgica. Cuenta con unos 95 000 habitantes, pero su densidad de población duplica a la media de la capital. También es muy alta su tasa de desempleo: un 31%, que supera el 40% entre los jóvenes. La proporción de extranjeros en la comuna ronda el 25% –con más de 100 nacionalidades diferentes– y el de musulmanes es el segundo mayor de Bruselas, casi el 40% (datos de 2013). Una veintena de mezquitas acogen a esta comunidad religiosa, en comparación con las cinco iglesias que atienden a la mayoría cristiana.

Entre esa población de futuro incierto, algunos ponen sus esperanzas en las corrientes más extremas del islam wahabí. Países supuestamente amigos favorecen su expansión financiando mezquitas y enviando clérigos que predican la sharía más rigurosa. En los últimos años, por la comuna han pasado militantes yihadistas que han intervenido, entre otros, en los atentados de 2004 en Madrid, el asalto al Museo Judío de Bruselas, el atentado contra la revista Charlie Hebdo en París, el intento de atentado del tren Thalys en agosto de 2015 y el ataque de noviembre de 2015 a la capital francesa. Se calcula que más de 400 belgas se han unido a Daesh.

El periodista Mario Moratalla, en VozPópuli, habla del «caldo de cultivo del odio étnico y cultural disfrazado de lucha de clases [que] ya hace tiempo que se apoderó (…) de Molenbeek-Saint-Jean». Françoise Schepmans, alcaldesa de Molenbeek, explica así el problema de la radicalización en la comuna:

On a assisté au cours de ces dernières décennies à un repli identitaire, un repli religieux. Puis, avec les évènements internationaux, à un fondamentalisme qui s'est parfois transformé en radicalisme violent
Je pense que les autorités n'ont pas suffisamment pris la mesure de ce phénomène. Et le politique n'a pas assuré l'intégration et l'accueil des personnes d'origines étrangères. Certains sont restés en marge de la société

En los últimos decenios, asistimos a un retroceso de identidad, de religión. Después, con los sucesos internacionales, a un fundamentalismo que a veces se ha transformado en radicalismo violento.
Creo que las autoridades no han calculado bien la medida de este fenómeno. Y los políticos no han asegurado la integración de personas de origen extranjero. Algunas han quedado al margen de la sociedad.

Molenbeek, Bruselas. Asistentes a la Fiesta de la música en junio de 2008. Foto de Lieven Soete en Flickr, con licencia CC BY-NC-SA 2.0

Molenbeek, Bruselas. Asistentes a la Fiesta de la música en junio de 2008. Foto de Lieven Soete en Flickr, con licencia CC BY-NC-SA 2.0

Johan Leman es sacerdote dominico, doctor en antropología cultural y profesor emérito de la universidad de Lovaina. Profundo conocedor de la realidad de Molenbeek, preside la organización Foyer, que intenta integrar a las minorías del barrio. En un artículo publicado en The Guardian, Leman afirma tajantemente que a pesar de las apariencias, el barrio no es en absoluto un núcleo de simpatizantes de Daesh.

For the authorities there is a double lesson: invest in the future of the children (improving schooling), so that young adults see a future for their children (if not for themselves). Secondly: show respect for the inhabitants. Avoid facile slogans like “we will clean up”. Stop treating people as potential murderers, because they are not. You need them as a social cushion against jihadi-recruiters, drug dealers and hate preachers.

Para las autoridades hay una doble lección: inviertan en el futuro de los niños (mejorando la escolarización), con el fin de que los jóvenes adultos vean un futuro para sus hijos (si no para ellos mismos). Segundo: muestren respeto a los habitantes. Eviten frases fáciles como «vamos a limpiar». Dejen de tratar a la gente como asesinos potenciales porque no lo son. Los necesitan como colchón social contra los reclutadores de yihadistas, traficantes de drogas y predicadores del odio.

Leman se refiere a las declaraciones de Jean Jambon, ministro belga de Interior, que pocas horas después de los ataques de París expresó su determinación de «limpiar Molenbeek». Jambon también ha admitido el fracaso de las medidas que se introdujeron para luchar contra el radicalismo tras el desmantelamiento de una célula yihadista en enero. Estas medidas incluían grupos locales de trabajo para detectar radicales que pudieran convertirse en terroristas o viajar a Siria.

Molenbeek. Foto de Antonio Ponte en Flickr, con licencia CC BY-NC-SA 2.0

Molenbeek. Foto de Antonio Ponte en Flickr, con licencia CC BY-NC-SA 2.0

Sin embargo, son pocos los medios que, como la BBC, han puesto el foco sobre un problema que afecta a Bélgica: la complejidad de su estructura política resta efectividad a sus cuerpos de seguridad:

Una de las dificultades que enfrenta el gobierno en controlar el radicalismo yace en la limitada efectividad de sus servicios de seguridad y de policía.
Bélgica está compuesta de dos principales nacionalidades rivales: la valona, de habla francesa, y la flamenca, de habla holandesa.
Para aliviar la tensión entre las dos, se le ha dado más independencia a los gobiernos locales, lo que ha creado varios niveles de burocracia.
Es una estructura muy densa para que fluya eficientemente la información de las agencias de inteligencia y que puedan operar y obtener resultados positivos.

A esto hay que añadir la ausencia de fronteras en la Europa continental, sin que como contrapartida existan organismos que controlen de forma efectiva la delincuencia en el ámbito internacional. En opinión de Jean-Charles Brisard, presidente del Centro Francés de Análisis del Terrorismo,

(…) on est dans un phénomène qui concerne plusieurs pays européens et pas seulement les pays individuellement.
(…) y a des choses que la France et d’autres pays européens ont demandé à l’Union européenne de mettre en place depuis de nombreuses années pour accroître et systématiser un centre d’information, à travers Europol notamment, s’agissant des jihadistes.
L’Europe, malheureusement, dans le domaine de l’antiterrorisme, est une énorme force d’inertie jusqu’à ce jour.

Estamos ante un fenómeno que afecta a varios países europeos, y no solo de forma individual.
Desde hace años, Francia y otros países europeos piden a la Unión Europea que ponga en marcha ciertas medidas para mejorar y sistematizar un centro de información a través de Europol, ya que se trata de yihadistas.
Por desgracia, en materia de antiterrorismo, Europa ha sido hasta hoy una enorme fuerza inerte.

Inicia la conversación

Autores, por favor Conectarse »

Guías

  • Por favor, trata a los demás con respeto. No se aprobarán los comentarios que contengan ofensas, groserías y ataque personales.